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Desesperados se encuentra del sector de Villa Campestre, en el municipio de Puerto Colombia, por el retraso de las obras de la segunda fase de la Gran Vía, que se desarrollan en el Corredor Universitario.

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En diálogo con EL HERALDO, miembros de las Juntas de Acción Comunal (JAC) de este sector aseguraron que, aunque el plazo de la entrega está previsto para junio de 2026, no creen que ese plazo se cumpla, porque los avances reales hasta ahora son “mínimos”.

Cabe recordar que, a mediados de julio de este año, las autoridades departamentales habían anunciado que para finales de enero 2026 se estarían culminando las obras del deprimido; en ese momento, tenía un avance del 43 %.

Sin embargo, el ciudadano Camilo Manotas, quien es ingeniero civil de profesión, aseguró que aunque el plazo se extendió, existe duda que ese cronograma pueda cumplirse: “En una reunión que tuvimos en noviembre, el contratista afirmó que la obra iba en un 78 %. Pero la realidad que vemos en el terreno es otra, sobre todo si se observa el deprimido, que es la parte más atrasada del proyecto”.

Dijo que en este momento deberían existir avances en tres obras principales: el deprimido, el puente peatonal frente a la Universidad San Martín y la rotonda a la altura de la Universidad del Atlántico.

“Ninguna está cerca de finalizar, y algunas ni siquiera han comenzado”, indicó.

La mayor preocupación para este ciudadano es que la obra se extienda mucho más de lo previsto, que con la nueva fecha, afirmó, ya serían dos años de retraso.

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“Yo espero, como todos, que la obra no termine convertida en un caso extremo como otros que han tardado el doble o el triple del tiempo previsto. Pero así como van las cosas, es difícil ser optimista”, afirmó.

Afectación del comercio

Manotas coincide con otros residentes y líderes de la comunidad en que lo más preocupante es que estas demoras están llevando a muchos comerciantes de la zona a la quiebra. Señaló que, a lo largo de la 51B, hay negocios que están al límite.

“Es doloroso ver cómo una obra que debía mejorar la movilidad está terminando por afectar la economía de cientos de familias”, dijo.

En ese sentido, Alberto Cianci, presidente de la Junta de Acción Comunal de Villa Campestre, expresó que por el mal estado de la vía la gente no quiere ir a los centros comerciales y negocios del sector por temor a que se dañen sus vehículos.

Ante esta situación, muchos negocios se han visto obligados a cerrar sus puertas en los últimos meses debido a la baja afluencia de clientes. Pese a que invitan a la comunidad a que visiten los negocios y los apoyen, la gente evitar ir porque temen que se les daños sus vehículos.

Cianci agregó que meses atrás se observaron cuadrillas trabajando en distintos puntos de la obra, pero desde el mes de noviembre no se evidencian progresos: “Las zonas peatonales no han sido intervenidas y el cableado de servicios públicos continúa desordenado”.

Dijo que otro tema que preocupa a la comunidad es el manejo de las aguas lluvias, que ya ha provocado inundaciones en este sector. Y agregó que este asunto sigue “en estudio” y sin una solución definida, lo que agrava aún más la situación y aumenta la incertidumbre entre los residentes.

Ante el seguimiento que los entes de control están haciendo en esta obra, sostuvo que nuevamente la Contraloría les está pidiendo un reporte por escrito sobre el progreso de las obras.

“También tenemos pendiente una cita con la Personería y la Defensoría del Pueblo, pero no hemos podido asistir porque no se nos ha convocado formalmente”, mencionó.

Ante este escenario, Cianci les pidió a las autoridades que haya claridad “sobre qué ha pasado con los recursos de esta obra tan importante como lo es la Gran Vía”.