La Corporación Autónoma Regional del Atlántico (C.R.A.) viene adelantando salidas de campo con el fin de evaluar la calidad agua marina y costera en el departamento, actividad que hace parte de la operación del nodo Redcam (Red de Vigilancia para la Conservación y Protección de las Aguas Marinas y Costeras de Colombia), en el marco del convenio 011 de 2025 suscrito con el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras José Benito Vives de Andréis (Invermar).
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Durante una salida de campo técnica que incluyó cuatro jornadas consecutivas, del 1 al 4 de septiembre, se recorrieron 20 estaciones de monitoreo a lo largo de la zona costera del Atlántico, incluyendo dos nuevas ubicaciones en Playa Puerto Mocho.
Los muestreos se realizaron tanto por vía terrestre como fluvial, en sectores como Caño Dulce, Santa Verónica, Punta Astillero, Puerto Colombia, Ciénaga de Mallorquín, Arroyo León, Salgar, Punta Roca y el río Magdalena.
Ayari Rojano, Bióloga y subdirectora de Gestión del Riesgo y Cambio Climático de la C.R.A., explicó que en cada estación se efectuaron “mediciones in situ de parámetros físico-químicos (temperatura, salinidad, pH, oxígeno disuelto, transparencia y profundidad) y se recolectaron muestras de agua para el análisis de nutrientes, contaminantes orgánicos e inorgánicos, hidrocarburos, metales pesados y bacterias indicadoras de contaminación fecal”.
De igual manera, se tomaron muestras de sedimentos en zonas con presencia de pastos marinos, para el estudio de granulometría, carbono orgánico total (COT), metales, hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y plaguicidas.
La jornada incluyó además la recolección de basura marina y arena en seis estaciones, con el fin de analizar microplásticos, granulometría y COT; la evaluación microbiológica en playas como Puerto Velero, Pradomar y Muelle de Puerto Colombia; y la medición de variables del sistema de carbonatos en Puerto Velero, insumo fundamental para calcular indicadores de acidificación oceánica como omega aragonita y omega calcita.
“El estudio de la calidad de agua marina y costera es fundamental para la biodiversidad, pues muchas especies dependen de ella para sobrevivir; para la salud pública, ya que las aguas contaminadas pueden afectar a bañistas y consumidores de productos del mar; y para la economía local, porque actividades como la pesca, el turismo y la navegación requieren ecosistemas saludables para su sostenibilidad. Además, generan insumos técnicos para la adaptación al cambio climático y la planificación territorial”, indicó Rojano.
Los resultados de laboratorio correspondientes a la evaluación realizada este año se encuentran en etapa de análisis. Mientras tanto, el informe técnico del 2024, también desarrollado en el marco del convenio institucional, ofrece una referencia valiosa para el seguimiento ambiental de la zona costera, aunque este año se cuenta con una caracterización más robusta gracias al incremento de estaciones, la inclusión de nuevas áreas y la ampliación de variables analizadas.
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La incorporación del componente de microplásticos y las mediciones del sistema de carbonatos permitirán disponer de información clave sobre problemáticas emergentes, como la contaminación por plásticos y la acidificación oceánica, fenómenos que afectan directamente la biodiversidad y las comunidades costeras.