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El pasado lunes, entidades meteorológicas identificaron la presencia de una enorme nube de polvo del desierto de Sahara cubriendo gran parte del Caribe. Según portales informativos, la nube se extendió al menos 3.200 kilómetros desde Jamaica hasta Barbados, y unos 1.200 kilómetros desde las Islas Turcas y Caicos hasta Trinidad y Tobago.

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Sin embargo, el pasado 4 de junio el Sistema de Alertas Tempranas de Corpoguajira aseguró que este fenómeno ha hecho presencia en La Guajira. Ante esto, EL HERALDO consultó al metrólogo Max Henríquez, quien indicó que el polvo podría llegar al Atlántico, pero sin afectar la temperatura.

“Ese polvo se mueve con el viento. Los vientos están soplando del noreste, o sea que pueden pasar por ahí. Pero a lo mejor la gente ni cuenta se da de que está el polvo del Sáhara ahí. Cuando es muy densa, el cielo se ve amarillo”, aseguró Henríquez.

Y manifestó que no intervendrá en las temperaturas.

“Las temperaturas que ha habido en estos días han sido de 32 grados, con una sensación térmica de 36 o 37 grados. Entonces, eso es normal en esta época. Esta es la época de las temperaturas altas en la costa. Todos los años se presentan”, señaló.

Un fenómeno natural y necesario

Henríquez relató que este polvo se levanta del desierto por los vientos y son arrastrados por los mismo hasta todo el Caribe. Incluso, estos residuos del desierto africano se encargan de fertilizar la selva Amazonas.

“Es un fertilizante natural de la selva cuando se deposita en el suelo por la lluvia o por el viento, de manera mecánica. Entonces ese polvo queda ahí y trae una serie de minerales que ayudan a que los cultivos mejoren”, expuso el meteorólogo.

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Asimismo, esta “bruma” sahariana también ayuda a formar los huracanes, porque son partículas suspendidas en el aire que contribuyen a la formación de nubes. Lo que eventualmente facilita su formación y la aparición de lluvias.

“Pero eso es muy pasajero, porque el polvo se dispersa con el viento. Se aleja y ya, no pasa más nada”, aclaró.