Visitar un taller de artesanías, un plan alternativo en Carnavales

En estos cuatro días, Barranquilla vive la fiesta más alegre del país. Disfraces, carrozas, comparsas, danzas, grupos de millo, cumbiambas y más, engalanan la ciudad. Además, turistas y locales pueden disfrutar de eventos donde la música, el folclor y la algarabía serán protagonistas. Planes para gozar es lo qué hay.

Sin embargo, muchos de los carnavaleros también desean realizar planes diferentes, eso sí, sin perder la esencia de la tradición. Por ello, optan por visitar los municipios del Atlántico, que también están llenos de cultura carnavalera. Uno de ellos es Galapa, conocido como ‘Cuna de artesanos’.

Esta población del Atlántico es una parada obligatoria para quien desee conocer lo que hay detrás de cada máscara del torito, de tigre o del congo, representativas del Carnaval de Barranquilla. Decenas de artesanos viven de esta tradición, uno de ellos es Luis Pertuz Mendoza.

'En el transcurso de ir al colegio siempre veía al maestro artesano como tallaba la pieza en un pedazo de tronco y eso me interesó bastante, me llamó la atención. Únicamente lo veía como hacía el paso a paso, de ahí surgieron esas ganas de tallar. En la finca de mi papá le dañé bastantes árboles y ramas. Sufrí mucho, me corté bastante porque no tenía como un guiador que me dijera cómo trazar la pieza, pero eran tantas las ganas de aprender que no me importaba', explicó Pertuz, quien junto a su familia trabaja por visibilizar su amor por las artesanías, que comenzó desde muy pequeño, a nivela nacional e internacional.

Por ello, crearon ‘‘Artesanos por un día ', una actividad con la que buscan resaltar la elaboración de cada una de las máscaras y también aumentar sus ingresos.

'La máscara es nuestro signo y nuestra identidad', asegura Luisa Pertuz, desde el taller de su padre llamado ‘Fundación Congo Real’, donde busca mantener el legado en las siguientes generaciones.

En el taller fundación Congo Real, el señor Luis es el encargado de describir el paso a paso del producto final, que consta de cinco procesos: el corte, el tallado, el lijado, la pintura y el empaque de la madera. Primero, se corta la madera; segundo, se talla, es decir, moldean la pieza; luego se lija, se pinta y por último se empaca. Todo se hace de manera manual y muchos aprenden a hacer estas obras de arte de forma empírica.

Las máscaras, además de destacarse por sus colores vivos, resalta por el brillo que poseen y el resultado de esto es la mezcla entre el thiner y la pintura esmaltada. 'El brillo es tan natural que te puede durar hasta 30 o 40 años y no tienes que retocarla, son máscaras con una larga vida por tener', explica Luisa.