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Hacia 2012, la expectativa de vida de una mujer en Colombia era de 83 años –de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud–, pero el pasado 4 de agosto, Élida Calvo de Jiménez superó esta cifra por 28 años, al llegar a su cumpleaños número 111.

Esta mujer que ha vivido más de un siglo y una década nació en 1904, en un corregimiento del municipio de Candelaria, en el Atlántico. Es hija de Marco Calvo y su esposa Genoveva, quienes se dedicaban a la ganadería en este municipio. Además de Élida, la pareja tuvo otros cuatro hijos, todos hombres, de los cuales ella es la única que aún vive.

Este ama de casa llegó a Barranquilla en 1935, después de su matrimonio con Carlos Nelson Jiménez, quien fue profesor, alcalde de Candelaria y dentista. A la ciudad se mudaron juntos a la casa del barrio Chiquinquirá, en donde ella aún vive.

En la vivienda, que continúa siendo el centro de reunión familiar muchos años después de haber sido habitada por la pareja, la anciana pasa todos sus días. Se despierta a las 5 a.m., y dos horas después, Nayibe, la mujer que la cuida desde hace 12 años, la lleva a su mecedor después de un largo baño, una actividad que solía hacer la misma Élida hasta el pasado febrero, mes en que padeció una isquemia.

'Últimamente le cuesta más trabajo dormir. Hay noches en que llora llamando a su mamá y otras en que llama a sus hijos para que se acuesten a dormir. Antes de enfermarse leía el periódico y veía las noticias. Ya le es mucho más difícil', dice María Elena, una de los 21 nietos que tiene la matrona de la familia.

Ella y su hermana, que lleva el mismo nombre de su abuela, se encuentran en la residencia desde las primeras horas de la mañana, al frente de los preparativos de la celebración, en el día en que tiene lugar este cumpleaños.

Núcleo de una familia. María Elena y Élida son hijas de Jorge, el mayor de los siete hijos del matrimonio Jiménez Calvo. Confiesan que son de las pocas de la familia que aún viven en el país y que por este motivo mantienen un vínculo muy cercano con su abuela.

Sus otras dos hermanas son Zoraida y Teresa, quien falleció un día antes del cumpleaños número 100 de Élida, a causa de un cáncer que la aquejó durante varios años.'Teresa era muy cercana a la abuela. Su muerte de ella le dio muy duro', agrega.

Cuando iba a cumplir los 99 años, a la anciana le colocaron un marcapasos, motivo por el que Teresa organizó una fiesta grande para celebrarle el cumpleaños número 100 anticipadamente. Desafortunadamente, fue ella quien no pudo estar el día del centenario.

La estrecha relación que tienen estas mujeres con su abuela se evidencia en la manera en que se dirigen a ella; le hablan constantemente, le pasan las numerosas llamadas que recibe durante la mañana –con motivo de su cumpleaños– y en ocasiones le dicen con quién habla, a lo que ella responde con retazos de frases y palabras que dan a entender que recuerda detalles de las personas.

Élida tiene, además de sus 7 hijos y 21 nietos, 39 bisnietos y 25 tataranietos, de los cuales la gran mayoría vive en Estados Unidos, Chile, o en lugares tan lejanos como Arabia Saudita.

Su memoria, que ambas nietas describen como lúcida antes de su episodio de febrero, se ha deteriorado a causa de este. Sin embargo, aún recuerda que contrajo matrimonio cuando tenía 20 años y los nombres de algunas personas con las que habla.

Hacia el mediodía llega una persona que le hace terapias físicas todos los días de la semana. Con paciencia masajea sus cansadas piernas y pies y así finaliza su mañana. El apetito no la ha abandonado, y a la una en punto de la tarde Nayibe le sirve un plato de arroz con pollo, papas a la francesa y un vaso de gaseosa que Élida come con gusto, cucharada a cucharada.

'Hoy ha estado más calmada que de costumbre. La cuido desde hace varios años y en la noche viene otra persona que se queda en la casa'.

De fe. Luego del almuerzo, Élida duerme una siesta. Después de este descanso, el sacerdote Roberto Rodríguez llega a la residencia para oficiar una misa en su honor. Un grupo de mujeres de la iglesia Chiquinquirá lo acompañan y juntos oran por la cumplimentada, cantan y tocan las palmas. Ella se une a la alegría y aplaude también.

'Ella siempre fue muy apegada a Dios, a veces aún reza los rosarios. Además de esto le encantaba cocinar y bordar'. De eso quedan los recuerdos, y los bordados que cuelgan de las paredes de la casa.

En el Zoo, actividades para los ancianos

Desde 2010, el Zoológico de Barranquilla maneja una tarifa diferencial para las personas de la tercera edad. Como agosto es el mes de esta población, según fue declarado por el Ministerio de Salud, el Zoo propone, a lo largo de todo el mes, actividades lúdicas para los ancianos. Si hacen parte de una fundación o de un hogar geriátrico, pueden comunicarse para apartar cupos y gozar del acompañamiento de un guía que lidere juegos como sopas de letras y lotería.

Personas longevas

De acuerdo a la OMS, las personas que alcanzan una mayor edad en el mundo se encuentran en Japón, con un promedio de 87 años para las mujeres y 80 los hombres.

En Colombia, y según las cifras de 2012, los hombres vivían un estimado de 76 años, mientras que las mujeres alcanzaban a tener 83 años.

Según un artículo del ‘New York Post’, Susannah Mushatt Jones, residente de Brooklyn de 115 años, es la mujer más anciana del mundo.

Por otra parte, Ciriaca Zapata, de 116 años, recibió el título de la mujer más anciana de Colombia. A finales de diciembre de 2014 falleció.