A una de sus estancias más amadas: la Biblioteca Pública Departamental, de la que nunca se ha ido porque esa institución lleva su nombre, Meira Delmar llega hoy dispuesta a compartir de manera más cercana su vida personal.
La poetisa, que dirigió durante 35 años ese castillo de libros, regresa con algunos enseres entrañables: con su tocador, con una de las salas de su casa donde atendía a sus amigos, llega con once vestidos de fiesta y su caja de pinceles de maquillaje. Ha regresado incluso con su bastón.
Cinco años atrás, en un día como hoy su gata consentida lloraba sobre su cama porque su dueña, como el título de su poema, era Húesped sin sombra. 'Nada deja mi paso por la tierra/ En el momento del callado viaje/ he de llevar lo que al nacer me traje: el rostro en paz y el corazón en guerra'.
Pero como no nos acostumbramos a ese callado viaje, y por ese rostro en paz y el corazón en guerra, y por todo lo que le aportó a la literatura nacional, la Secretaría de Cultura y Patrimonio del Atlántico, a través de la Biblioteca Departamental, con el apoyo de la familia Chams Salum, ha creado el Museo Centro de Documentación Meira Delmar. En el segundo piso de la Biblioteca, un pasillo enmarcado por sus poesías conduce a un salón de 119 metros cuadrados donde se condensa la esencia personal y poética de Meira.
El olor a Ylang Ylang impregna la estancia. Una tarima de madera con ondas como las olas y ‘verde mar’, como el nombre de uno de sus poemas, se concreta como hilo conductor de un pequeño pero acogedor recorrido por este Museo Centro de Documentación Meira Delmar, que funcionará desde hoy 18 de marzo de 2014.

Un rosado bien subido, intenso, como los de capullos de rosa y claveles, envuelve su ausencia a través de sus enseres de la casa donde tantos años vivió.
Cinco mesas de exhibición museística revelan su gusto por las cajas y cofres, los cuales contienen piedras de colores, botones de distintas texturas y formas.
Hay medallas, ediciones de sus libros, pergaminos de exaltación, están sus gafas de sol, imágenes de la Virgen y otras sobre la maternidad en distintos materiales, fotos de sus sobrinos, y claro sus poesías, a mano, impresas.
De la dedicación y paciencia de Meira hablan sus álbumes que ella misma hacía con recortes de periódicos que daban cuenta de su trayectoria.
La adecuación y la entrega de estas pertenencias ventilan también su gusto por las postales y fotografías con dedicatorias de artistas de época como Pedro Biava, el poeta Castañeda Aragón, el Cuarteto Bogotá y Carlos Julio Ramírez, entre muchas otras.
Esta exhibición abre la oportunidad para que el público se vincule y aporte a la investigación, dice Gustavo García, director de Ars Antiqua, quien tuvo a cargo la curaduría por encargo de la Secretaría de Cultura y Patrimonio del Atlántico, que dirige Deyana Acosta Madiedo.
En el Centro de Documentación, situado en la calle 38 No. 38B-21, al que se puede acceder gratuitamente, un funcionario apoyará a quienes vayan en pos de información detallada sobre Meira.
El inventario del Museo ha sido digitalizado, así como otros documentos que no están exhibidos dado el volumen, como diplomas, pergaminos y manuscritos.
La apertura de este nuevo espacio cultural no debe minar las ilusiones y gestiones de quienes consideran que la casa que ella habitó debe ser convertida en museo o centro sostenible para la divulgación de su obra literaria. Esto lo dice Beatriz Aguilar, directora de la Biblioteca. 'No debemos perder la esperanza de que la casa sea su museo'.
El convenio de comodato con la familia Chams Salum es por diez años 'pero si las circunstancias lo requieren estamos dispuestos a entregar las pertenencias y objetos antes de ese tiempo. Nosotros continuaríamos únicamente con el Centro de Documentación', aseveró la directora de la Biblioteca, institución que ha contemplado también la proyección de imágenes de Meira y el audio de su poesía para que los visitantes se llenen de su poética mientras observan las mecedoras venecianas en las que Meira se sentaba en la terraza de su casa a conversar con los amigos y donde en los últimos años Diego Marín, por encargo de Gabriel García Márquez, le leía en voz alta.
Ahora, el mundo de Meira está más vivo que nunca. Sigue siendo huésped eterna. Pero mejor que sea ella quien lo diga a través de su poema 'Nueva presencia': Venías de tan lejos como de algún recuerdo...