El Heraldo
Sociedad

Valorar la vida, el obsequio ideal para esta Navidad

Desde sus diferentes disciplinas, personalidades del Caribe expresaron sus deseos navideños para este 2020.

Los personajes costeños tienen claro que este 2020 fue un año difícil, pero a la vez un año de aprendizajes, de reencontrarse consigo mismo y de fortalecer las habilidades adquiridas para sacarle el cuerpo a las dificultades.

Desde la música, la cultura, la medicina y el activismo medioambiental los deseos se resumen en desarrollar la capacidad de ponerse en el lugar del otro, trabajar unidos por una mejor sociedad, vencer la corrupción y leer más, bajo el entendido del poder que tienen los libros para transmitir conocimientos.

EL HERALDO conversó con diferentes personalidades referentes en múltiples campos sobre ese “regalo prometido” para esta Navidad 2020.

Silvestre Dangond, cantautor guajiro, dice que se adaptó a la situación actual: grabó un video con su celular y ha organizado conciertos virtuales que han tenido resultados exitosos; para él es un momento de lamentarse menos y creer más.

Yo regalaría un consejo: lamentar menos y crear más, porque quedó demostrado en esta pandemia que lo imposible está en la mente. Por poner un ejemplo, antes de la pandemia en la casa todo se tenía en manos de terceros, hoy, padres, hijos, hermanos y algún miembro de la familia hace los oficios sin renegar. Entonces, yo invito a producir más cosas positivas y menos lamentos. No es tan difícil, solo hagan el intento con pensar diferente a tu pasado, cambia unos días y transforma el silencio en sueños, porque a veces tu vida te habla y ni lo notas”.

Jorge Celedón se aferra a la fe y cree que el mejor regalo que se puede ofrecer en esta Navidad es el amor.

“Yo regalaría amor, porque Dios es amor y de su mano disfrutaremos más del camino y como digo en mi canción ‘que bonita es esta vida, aunque a veces duela tanto y a pesar de los pesares siempre hay alguien que nos quiere, siempre hay alguien que nos cuida’”.

Iván Villazón también reflexiona sobre esta celebración navideña “atípica” en la que, a diferencia de otros años, el deseo de mucha salud es imperativo.

“Lo que yo daría de regalo en esta Navidad a todos es salud, que tengamos vida, damos por descontada la vida, no la tenemos en cuenta como un bien preciado. Solamente nos damos cuenta de lo valiosa que es cuando sentimos de cerca que está en riesgo, porque como siempre está ahí, nadie le da el valor. Así que regalaría salud al mundo entero y le pediría a Dios que nos dé el triunfo ante el Covid-19 para que salgamos de la pandemia lo más pronto posible. Hay que darle gracias a Dios todas las mañanas porque abrimos los ojos; pudo no haber sido así”.

Los actores costeños también reflexionan sobre el mejor aguinaldo para esta Navidad 2020 y sus deseos para el año nuevo. Fernando ‘El Flaco’ Solorzano y Víctor Hugo Trespalacios coinciden en que es necesario despertar la conciencia ambiental.

Trespalacios, por ejemplo, dice que el mejor regalo que él le puede ofrecer a los colombianos es que su trabajo vaya encaminado a despertar en los demás “conciencia sobre lo que nos rodea y sobre el otro. Que tenga ese sentido para construir una mejor sociedad, eso es lo que yo ofrecería y de hecho lo vengo haciendo desde siempre”.

“Mi mensaje también es que entendamos que la pandemia nos está invitando a una transformación de nuestra conducta para que retomemos el camino que nos lleve a entender lo maravilloso que somos y la riqueza real que tenemos. Que retomemos el camino hacia la armonía, lo bonito y el amor mismo. La pandemia nos está diciendo que la vida no es simple y llanamente placer. La vida es un gozo, pero desde la construcción de lo bonito, no de lo que destruye”, afirma el actor.

‘El Flaco’ Solorzano, siguiendo la línea ambientalista, afirma que si en sus manos estuviera le regalaría a los colombianos una caja llena de semillas para que “nos dediquemos a sembrar árboles y para que comprendamos lo importante que es para la humanidad cuidar la vida en estos momentos. Todos somos guardianes de vida”.

Respiro para la madre tierra

Rosamira Guillén y Cristal Ange coinciden en un deseo: dejarle a las generaciones venideras un planeta en el que se respeten los hábitats y sus especies.

Guillén, directora ejecutiva del proyecto Mono Tití en Atlántico y Bolívar, compartió su anhelo de un 2021 con más conciencia ambiental.

A vísperas de Navidad —resalta—quisiera obsequiarle a la Madre Tierra la “conservación de más áreas protegidas del bosque seco tropical del Caribe que está tan escaso, y que tanto se necesita para proteger la fauna, la flora e incluso a los humanos”.

La líder manifestó su preocupación, ya que más del 90% de los bosques en el Caribe colombiano ha desaparecido para dar paso a actividades de ganadería, agricultura, minería y expansión urbana. Como cabeza de un proyecto encaminado a la preservación de seres vivos, es consciente de que la amenaza contra la naturaleza cada día es más grande.

Añade que restaurar zonas naturales debería ser un propósito colectivo para el año próximo, procurando que haya un “balance entre las necesidades humanas y la naturaleza”. La siembra de árboles también contribuirá con la mejora de espacios que han sido explotados por el mismo hombre, sostuvo.

Dentro de muchos de los estragos que dejó la pandemia, también hubo puntos positivos que no pueden pasar desapercibidos. Mientras las personas se resguardaban en casa para prevenir el contagio del Covid-19, el planeta descansó de la rutina humana que deteriora el aire, el agua, templos naturales. “Los ambientalistas celebramos porque con las personas confinadas bajó la caza de animales y la tala de árboles”, indicó la experta.

Por su parte, Cristal Ange, directora general de Fundación Herencia Ambiental Caribe, anotó que el regalo de navidad “perfecto” sería una humanidad consciente y activa en su responsabilidad de proteger los bosques y la fauna silvestre.

“Espero ver una Sierra Nevada con picos capaces de mantener la nieve; un río Magdalena limpio que desborde con vida en la Ciénaga Grande y en los humedales del Atlántico y Bolívar, que son el centro de actividades de ecoturismo comunitario y favorece la economía local”, enfatizó la ambientalista.

“Quiero ver un mar limpio, con conchas y tortugas en vez de basuras, bosques frondosos que conecten a las áreas protegidas, permitiéndole al jaguar y a la marimonda desplazarse con tranquilidad por todo el Caribe”, agregó la líder.

La directora de la fundación considera que es posible promover el cuidado de los ríos  sembrando  y manteniendo los árboles de sus orillas, ahorrando el consumo de agua, protegiéndolos de las basuras y otros vertimientos contaminantes, vigilando y siendo ejemplo.

Destacó también que en la pandemia “el planeta se tomó un respiro sin la actividad humana atiborrando las ciudades”. “Pudimos tener una pequeña idea de la vida que nos rodea, sin embargo, ese respiro no fue suficiente para el aliento que le hace falta al planeta”.

Reiteró que al estar las autoridades también en cuarentena, la deforestación aumentó, y con los nuevos protocolos de bioseguridad llegaron también las basuras por el consumo desmedido de materiales desechables: platos, tapabocas, cubiertos, trajes quirúrgicos y otros insumos médicos. Su invitación es a transformar estas acciones sin descuidar las medidas de prevención contra el Covid-19.

Una ‘vacuna’ anticorrupción y libros.

El periodista Juan Gossaín y el director  de la Fundación Gabo, Jaime Abello Banfi, proponen regalar, por razones muy puntuales, una ‘vacuna’ y libros, respectivamente.

No se trata, en el primer caso, de cualquier vacuna ni de enfrentar con ella un flagelo que nos haya afectado sólo el último año. “Cualquiera podría decir con sentido común, con sentido de la realidad, que el mejor regalo que se le puede dar a Colombia y al mundo entero en este momento es la vacuna que remedie el virus. Yo prefiero otro tipo de vacuna, que ojalá Colombia logre conseguir para regalársela, para que nosotros se la regalemos a Colombia, y es la vacuna contra el virus de la corrupción, que es el peor de todos”, dice Gossaín.

El periodista, del que este año se reeditó una edición conmemorativa de su novela La mala hierba, considera que “los colombianos estamos convencidos de que la peor de todas las enfermedades, el peor de todos los virus que nos ha caído encima es el covid, pero yo pienso que no: es la corrupción”.

Matiza diciendo que “el covid mata el cuerpo, claro, causa tragedia y dolor, pero peor es la corrupción que mata el cuerpo, mata el alma, mata las ilusiones, los sueños, el progreso; se roba los impuestos, destruye la moral y la ética. Es mucho más dañina la corrupción. Entonces mi regalo para Colombia sería que ojalá descubran pronto la vacuna contra la corrupción”.

Para ello, el periodista no ve otra salida que “el único remedio” que se puede fabricar, es decir, “una vacuna que se llame ‘Justicia’ y que castigue la corrupción como se lo merece”.

Por otra parte, para Jaime Abello Banfi siempre los libros han sido “el regalo ideal”, y esa consideración tiene la carga de que “no hay nada” que le gusta más que los libros. El director de la Fundación Gabo –que este año cumplió 25 de haber sido creada por el periodista, escritor y Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez– dice que “si hay algo que me gusta tener, coleccionar, acariciar, leer, mirar, son los libros. Creo que son uno de los grandes inventos humanos, porque tienen una capacidad increíble de transmitir conocimiento, compañía, ideas”.

Abello Banfi, en una especie de elogio del libro como objeto, dice que este “da para todo”. “Puede ser sugerente, concluyente, y no depende de la carga de energía de una batería. Está ahí y se toca, se manosea”.

Sin embargo, precisa que no pueden ser cualquiera los libros que se regalen, sino “libros bien escogidos”, pues “no hay nada mejor que eso”. También aclara que se refiere al libro impreso y encuadernado, que “es irremplazable comparado con los archivos digitales, que también son bienvenidos, pero jamás van a ser un regalo de Navidad. Un libro digital es un regalo de Navidad muy triste”, dice entre risas.

Abello Banfi concluye con una expresión en latín: “librorum semper (siempre libros), porque los libros contienen emociones, sugerencias, hallazgos”.

Ponerse en el lugar del otro

El epidemiólogo clínico, Andrés Felipe Estupiñán, desde la orilla de la ciencia dice que este año efectivamente dejó enseñanzas, pero estas no se pueden quedar en teorías y deben ponerse en práctica.

Frente a esta atípica Navidad, el galeno pide que la sociedad entienda la importancia de ponerse en el lugar del otro y ponga en práctica la “conciencia colectiva”.

“Si tuviera la oportunidad les ofrecería a todos un espejo para que aprendan a reconocerse y tengan la capacidad de verse en el otro. Despertar la capacidad de vernos reflejados en el que sufre y comprometer nuestras acciones en pro de una mejor sociedad”.

Para el especialista, es el momento de humanizar nuestra visión frente a la pandemia y dejar de ver a los infectados como simples números, teniendo en cuenta que cada uno de ellos tiene una historia que contar.

“Un paciente Covid-19 no es solo una cifra y que detrás de él hay una historia de vida, una familia. A veces vemos las cifras, vemos a 250 contagiados, pero ¿qué pasa cuando el 251 es nuestro familiar? O cuando escuchamos que la letalidad del virus es baja, pero es un ser querido quien entra dentro de esa cifra. En estos tiempos tan duros tenemos que rescatar nuestra humanidad, ser y hacer sentir al otro como un hermano… donar nuestra vida”.

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