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El padre Johan Acendra lidera la parroquia Nuestra Señora del Rosario. Archivo
Sociedad

Los sacerdotes ‘youtubers’ que evangelizan desde la virtualidad

Johan Acendra y Julio Balza son curas barranquilleros que generan contenido en redes sociales e interactúan con sus feligreses desde la virtualidad.

La pandemia por la covid-19 forzó a que las instituciones replantearan las formas de desarrollo de sus labores. Entre esas, la Iglesia Católica, que pese a tener los templos cerrados por un tiempo, y en esta Semana Santa permanecen con aforo limitado, siguen llevando su mensaje evangelizador a través de la virtualidad.

Johan Acendra y Julio Balza son dos de los sacerdotes de la Arquidiócesis de Barranquilla que se adelantaron a esta época. Ambos hicieron uso de sus redes sociales para comunicar la palabra de Dios y acercarse más a los fieles de sus parroquias.

En pandemia, la tecnología siguió siendo su mejor aliada y aprendieron nuevas formas de comunicación asertiva para interactuar virtualmente.

Su vocación por el servicio a la comunidad e ir a la par de las nuevas tecnologías son factores que Acendra y Balza tienen en común. Coinciden, además, en que ninguno de los dos pensó en que serían sacerdotes.

El llamado de Cristo “llegó sin pensarlo”, pero decidieron seguir el sendero de la obediencia religiosa.

El sacerdote Julio Balza se encuentra a cargo de la iglesia Los Doce Apóstoles en el barrio La Unión.

Contestaron al llamado

“Antes de entrar al seminario estudiaba en el Sena para ser electricista. En mi niñez quise ser policía o soldado para acabar con la gente mala, pero eso nunca se dio, y bueno… cuando inicié en la iglesia supe que ese sería el instrumento que Dios utilizó para librarme de la realidad por la que estaba rodeado”, dijo el padre Johan a EL HERALDO.

Cuenta que creció en el barrio Los Olivos y se formó para trabajar con los jóvenes. Tiene gran empatía con entornos complejos llenos de problemáticas sociales como la drogadicción y delincuencia, porque creció rodeado de estos males. Fue esa su motivación para acercarse a la religión.

“Lastimosamente esa fue mi motivación para acercarme a Él, ver a muchos de mis amigos perdidos en el camino de la droga, violencia, robos y muerte. Yo tuve problemas de baja autoestima en mi adolescencia y hasta creo que eso me ayudó un poco porque yo decía que era negro, pobre y maluco, y tenía un amigo que era el pinta del combo, y cuando cayó en la droga parecía un muerto viviente. Entonces pensé que si eso le pasó a él que era pinta, ahora que se dejaba para mí”, recordó.

Por su parte, el padre Julio aún no sabe cómo llegó a ser sacerdote y se lo atribuye a un propósito que ya Dios le tenía dispuesto.

Su sueño fue ser un futbolista reconocido internacionalmente. La pasión por la esférica sigue siendo su pasatiempo preferido. “Todavía es la hora y sueño estar con el Real Madrid (risas). Eso no se dio por una lesión en la rodilla, nunca me operé y me alejó de las canchas. Yo entrenaba con Pachequito, Valenciano, pero me faltó la ‘palanca’”, puntualizó.

Aunque no tuvo la oportunidad de ejercer la carrera futbolística, soñaba con ser un campeón mundial que levantara la copa, pero afirma que ahora tiene la gracia de levantar todos los días otra copa, la del cáliz.

Poder en las redes

WhatsApp era y sigue siendo una de sus redes predilectas para enviar el mensaje de la palabra a sus contactos. Fue abriendo caminos a través de Instagram e inició con su canal de YouTube a raíz de la pandemia.

El párroco de Nuestra Señora del Rosario, Johan Acendra, argumenta que “cerraron en un tiempo los templos, pero la iglesia jamás”, y aunque fue una época limitante siguió evangelizando desde el mundo tecnológico.

“A través de la virtualidad hemos seguido celebrando las eucaristías, direcciones espirituales para atender a las personas, acompañamientos y ha sido una experiencia bien bonita en la que nos hicimos cercanos a la gente. Seguí haciendo charlas en vivo, interactuando con los feligreses, recibiendo intenciones y en realidad nunca he parado porque hasta en el confinamiento seguí activo”, indicó.

Hasta la entrevista realizada por EL HERALDO se hizo de forma virtual, debido a que el padre está saliendo de la covid-19, motivo que lo ha tenido por fuera de su parroquia durante la Semana Mayor. Sin embargo, con su programa Bitácora Joven, hizo varias entrevistas virtuales con personajes como Sebastián Viera y Stephanie Carrillo.

Por otro lado, el líder de la parroquia Los Doce Apóstoles en el barrio La Unión, Julio Balza, cuenta con 24.700 suscriptores en su canal de YouTube. El religioso inicia sus videos con el saludo de buenos días.

“En una eucaristía hay destellos de lo que se hace en el canal, y como no deja uno de ser costeño le mete uno la risa en las prédicas y así. En YouTube, más que todo, son los programas de la mañana, les pongo mucha energía porque sé que muchos amanecen con preocupaciones y trato de demorarme tres minutos”.

El canal, según afirma Balza, fue de gran ayuda en la pandemia por ser una plataforma monetizada y “es una entrada más que llega al bolsillo”.

“Con la situación que vivimos a raíz de la pandemia logré recibir un dinero por los videos y en la actualidad recibo mensualmente de acuerdo con las visualizaciones. Llegan de 300 a 600 mil pesos. En pandemia no teníamos para pagar los servicios y llegó un dinero de YouTube con el que pagamos todas las deudas. Ahí vi, una vez más, la providencia de Dios”, expresó.

Ambos sacerdotes piensan que al atravesar una época tan compleja como esta, seguir conectados es una gran opción para vivir la fe, guardar la esperanza y esperar en Dios de la mano con la tecnología.

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