La 100, el estadero más antiguo de ‘Curramba’ lucha por revivir
El icónico lugar ubicado en el barrio Rebolo y por donde ingresó la salsa a Barranquilla está convertido en la actualidad en un taller de motos.
La salsa en Barranquilla entró por La 100, estadero fundado en 1959 que siempre ha estado ubicado en la calle 29 con carrera 24 (La Cruz con Providencia) en el barrio Rebolo.
La fama de este lugar ha sido tal que en otrora además de convertirse en una parada obligada para turistas los grandes exponentes de la música afroantillana también llegaban hasta el suroriente de Barranquilla para escuchar música y conocer a fondo la cultura local.
Figuras como Cheo Feliciano, Rubén Blades, Willie Colón, Celia Cruz, Albita Rodríguez y Óscar D’ León se observan aún en las paredes del sitio, en las que fueron plasmadas las fotografías que evidencian su goce en Rebolo.
Carlos Ramos Maldonado, docente investigador universitario y rebolero, explicó que Barranquilla comenzó en tres sectores: el Centro, que todavía sigue siendo un polo de desarrollo comercial; Barrio Abajo, donde había unos asentamientos indígenas, y el sector del Barrio Arriba, que hoy corresponde a los barrios Rebolo y San Roque, que se desarrolló por su cercanía al río Magdalena.
“Por estos dos barrios entró toda la cultura anfibia de la ciudad. El Carnaval entró por el cuerpo de agua y los marinos que transitaban en vapores empezaron a traer música de las Antillas que llevaban a La 100 y que luego se escuchaba en la radio”.
Ramos Maldonado explicó que La 100 era una tienda con un traganíquel en el que se escuchaba salsa. “Se llama así porque había un zapatero que se venía a tomar cervezas todos los días y en el traganíquel ponía la canción La número cien, de La Sonora Matancera, y la gente lo tomó como referente, cuando alguien quería venir a este sitio decía ‘vamos para La 100’”.
Su fama se extendió al punto de que el músico estadounidense de raíces boricuas José Mangual Jr., a 3.302 kilómetros de distancia, en pleno corazón de Nueva York, grabó el tema Barranquillero arrebata’o con el respaldo sonoro de Sarabanda, una orquesta desconocida en los círculos salseros de la capital atlanticense, y de la cual tampoco se volvió a saber tras la salida del tema.
Mangual en uno de los soneos hace referencia al estadero más antiguo de la ciudad.
“Allá en la guerra de picoteros, en La 100 y la 21 arrebata’o”, se le escucha cantar al también percusionista.
“Este es un referente para los turistas, quienes en su imaginario cuentan con la necesidad de venir aquí, recientemente hemos tenido a Leo González y a José Mangual Jr.”, destaca el académico que desde 2017 ha trabajado en un proyecto cultural que impulsa este lugar junto a Ricardo Pérez y Milton Figueroa, hijo del fundador de La 100, Rafael Figueroa ‘Ralphy 100’.
Por las baldosas amarillas en las que muchas parejas se deslizaron al compás de la música afroantillana y se enamoraron, hoy solo ruedan las llantas de las motocicletas que repara uno de los nietos de Ralphy 100. El estadero se convirtió en un taller de motos, básicamente por tres factores: la pandemia, temas de inseguridad y los arreglos a los que durante dos años fue sometida la calle 30, que inhabilitaron el sitio.
“El legado ha sido un poco maltratado actualmente por la pandemia y esperamos que esto resurja como el ave fénix, algún día tendremos que estar repartiendo otra vez salsa para Barranquilla. La realidad del estadero es la misma que la de la ciudad y el país, venimos golpeados por la pandemia, la inseguridad también es total y por eso hemos estado cerrados, casualmente hacemos fiestas con picós, la gente responde y nos apoya, pero la inseguridad nos afecta”, dijo Milton.
Comenta que su hijo culminó sus estudios como mecánico de motos y decidió habilitar el estadero como un taller.
“Aquí pinta y repara motos, tenemos un negocio familiar. La idea de mi padre fue hacer de La 100 una marca, incursionamos en el norte, en la calle 72 como discoteca, donde se movía todo con orquestas invitadas, todo iba bien, pero la pandemia nos frenó y nos tocó reinventarnos”, detalla.
Milton 100, como se le conoce al hijo del rey Momo del Carnaval 1996, recordó que en pleno furor del lugar realizaron una fiesta con la orquesta La Conspiración.
“Fueron dos días con un lleno total, seis mil personas congregadas aquí cuando no existían sitios en Barranquilla para el goce, esa es la importancia de este sitio emblema de la ciudad”.
Ricardo Pérez, quien es tímido para hablar en cámaras, comentó que en el intento por rescatar este lugar artistas plásticos como Gustavo Quintero y Néstor Loaiza intervinieron la fachada del lugar con pinturas dedicadas a la música, a figuras como Nelson Pinedo, que crecieron en este sector, y a la Casita de Paja, pero con el tiempo se han deteriorado.
“Ahora queremos convertir el estadero en un centro cultural, porque la salsa entró por aquí”.
Por último Freddy Cervantes, rey Momo del Carnaval 2019, rebolero y todo un gestor de la cultura, se sumó al llamado para que las autoridades respalden el rescate de este sitio.
“Hablar de La 100 es hablar de Barranquilla, de Rebolo y toda nuestra cultura popular, da tristeza ver este lugar sumido en el abandono, debe ser integrado a una ruta cultural que permita su activación, es el clamor de los habitantes del suroriente de la ciudad”.
