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“García Márquez aprendió a ser recursivo en EL HERALDO”

En el libro ‘La verdad bien contada’ el periodista Darío Fernando Patiño dedica un capítulo al paso de Gabo por esta casa editorial. Lo presenta el 19 de abril en la Biblioteca Piloto del Caribe.

Sumergido en los textos del Nobel de Literatura magdalenense Gabriel García Márquez, el experimentado periodista Darío Fernando Patiño escribió el libro La verdad bien contada, ética y estética en el periodismo de García Márquez.

Más allá de entregar datos anecdóticos o bien calcados del paso del cataqueño por distintas redacciones, se enfocó en el tema periodístico, tomando sus distintas facetas por separado: la de columnista, reportero, retratista, empresario y maestro. 

Estos aspectos los considera los más relevantes en la carrera periodística del fallecido escritor insignia de Colombia. Incluso al desmenuzar su faceta como columnista, se detuvo en el análisis de La Jirafa, cuya primera publicación salió en esta casa editorial el 5 de enero de 1950, bajo el seudónimo Séptimus, tomado de Septimus Warren Smith, el personaje alucinado de Virginia Woolf en La señora Dalloway.

Esa sería la primera de las 394 entregas que hizo casi diariamente, en un primer tiempo en La Jirafa (hasta enero de 1951). “De su paso por EL HERALDO hay unos estudios muy exhaustivos, incluso en su libro Vivir para contarla, que hace parte de su autobiografía, relata su vida periodística en Barranquilla. Lo que hice en mi libro fue tomar buena parte de las columnas que García Márquez publicó en EL HERALDO, ver qué temas tenía, qué recursos usaba y encontrar qué diferencias o similitudes conservó o no en sus columnas de la madurez cuando volvió a hacerlo en 1980 en El Espectador”, explicó Patiño.

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Además destacó que García Márquez en Barranquilla conoció el periodismo del mundo, haciendo alusión a que lo hizo a través de varias personas que le aportaron mucho como: Álvaro Cepeda Samudio o Alfonso Fuenmayor. “Ellos le mostraron muchos autores que luego fueron referentes para él en literatura, pero también en periodismo como fue el caso de Ernest Hemingway”.

Un gran retratista

De todas las facetas periodísticas de Gabo, Darío Fernando resaltó la de retratista, al punto que le dedicó un capítulo aparte. “En Barranquilla comenzó a hacer retrato de personas bien conocidas o completamente desconocidas, personas a las que miraba por una ventana, que veía en un bus o se encontraba en un café, esa técnica del retrato la desarrolló mucho. Lo otro que para mí es la gran lección es la recursividad, García Márquez aprendió a ser recursivo en EL HERALDO para escribir sobre cualquier tema y tratar de hacerlo bien, y en muchos caso con maestría. Fueron muchas columnas publicadas en tan poco tiempo, por lo que tuvo que sacar temas de muchas cosas, incluso hay columnas célebres sobre la falta de tema, una columna sobre la letra X, o de lo que fuera necesario para poder cumplir su cuota diaria”. 

Patiño se deleita con los retratos, porque García Márquez lograba ponerle voz a las personas al describir sus gestos, ojos, vestimenta, todo para él significaba un buen dato. 

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En ese sentido destaca que hay un retrato muy conmovedor sobre la escultora colombiana Feliza Bursztyn, quien debió salir del país porque la acusaban de vínculos con la subversión y le habían encontrado elementos sospechosos en su casa, pero en realidad se trataba de metales que necesitaba fundir para sus obras. Ella se refugió en París y murió de nostalgia en suelo francés, su último suspiro lo dio al lado de Gabo. “El retrato que hizo de ese momento es escalofriante”, apunta el también presentador quindiano. 

En cuanto a gente del común se refiere, destaca retratos como ‘El hombre del paraguas’ o ‘El indio y la negra’, que creó mientras iba a bordo de un bus con estas personas a las que describe a la perfección.

Aprendiendo de Gabo

A diferencia de quienes pudieron compartir a diario con el ilustre escritor en los años 50 en la sala de redacción de EL HERALDO, Darío Fernando Patiño lo hizo, pero con menor intensidad en el Noticiero QAP, del cual García Márquez fue directivo.

Detalla que al llegar al noticiero le gustaba escuchar mucho y por lo general siempre tenía anécdota a la mano como ejemplo. 

También trabajó a su lado en la fundación Nuevo Periodismo Latinoamericano como tallerista y alumno. 

El libro La verdad bien contada, es interactivo, cuenta con 21 códigos QR que remiten a pequeñas crónicas y documentales en los que el autor consulta a  periodistas como Juan Gossaín que hizo aportes en la faceta del Gabo reportero, retratista y maestro; Alberto Salcedo que aportó mucho en el tema del retrato; Jaime Abello que habló de esa faceta de maestro y empresario. También de sus pupilos más recientes como Nelson Freddy Padilla o Ricardo Corredor.

Para conocer a fondo esta propuesta literaria, el próximo miércoles 19 de abril en la Biblioteca Piloto del Caribe desde las 4:00 p.m. se presentará el libro en medio de un diálogo entre el autor y la directora del periódico EL HERALDO, Erika Fontalvo

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