La abstinencia sexual ha sido un tema controversial en la sociedad.
Esta práctica fomentada desde el tema religioso, se ha utilizado como devoción, combatir embarazos adolescentes, y enfermedades de transmisión sexual.
Esta abstinencia sexual que puede ser temporal o de por vida, es un acto voluntario o la derivación de algún problema de salud.
El sitio web Therapy Side señala que la abstinencia sexual puede deberse a la inexperiencia, complejos físicos, apatía, duelo, embarazo, menopausia, experiencias negativas u otras causas.
También describe que aunque esto es un acto de libertad, se debe tener en cuenta que sí tiene consecuencias en el organismo.
Por eso, la Organización Mundial de la Salud se ha expresado respecto de la recomendación de abstinencia como medida de prevención.

“Los programas basados en la abstinencia, en los que se instruye a los jóvenes a no mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, son ineficaces para prevenir la actividad sexual temprana y comportamientos de riesgo, y pueden ser perjudiciales para la salud sexual y reproductiva de estos”, dice la organización.
Y es que la sexología, es una disciplina alejada de prejuicios éticos y religiosos, y la medicina en general recomiendan la práctica sexual con la frecuencia que el organismo y la relación de pareja lo permita y requiera.
Igualmente, el portal Men’s Health precisa que todas las personas pasan por períodos de “sequía” debido a la ansiedad o el estrés.
Pero el sexo, parte de la actividad orgánica normal y regular (como comer y dormir), es importante para mantener la salud física y mental.
Este portal describió las consecuencias que sufren las personas que por un tiempo prolongado no tienen relaciones íntimas.
Estrés
Si bien el estrés puede ser causa de la abstinencia, también es consecuencia. Durante el orgasmo se liberan endorfinas que mejoran el estado de ánimo, afirma la neuróloga Debra W. Soh.

Trastornos del sueño
La falta de orgasmos anula la liberación de las hormonas del bienestar (oxitocina, prolactina y dopamina), generando un círculo vicioso: el estrés impide un sueño de calidad y eso causa más estrés.

Aumento de la tensión arterial
Según un estudio publicado por la revista médica Biological Psicology, la relajación que produce la práctica sexual se relaciona con la distensión del aparato circulatorio y, por lo tanto, con la baja de tensión arterial.
Enfermedades cardíacas
Hay estudios que afirman que una regularidad sexual mínima de dos veces por semana reduce a la mitad la posibilidad de sufrir consecuencias cardiovasculares.
Trastornos cognitivos
El portal especializado en salud masculina cita un trabajo de la Universidad de Maryland que afirma que el orgasmo, al desactivar el estrés crónico, actúa sobre el hipocampo estimulando la función de la memoria.
Desmotivación
La falta de actividad sexual prolongada reduce el deseo, y con el tiempo puede alcanzar la disfunción eréctil o un cáncer de próstata. Por eso, a falta de pareja, es recomendable la masturbación con regularidad.
Bajan las defensas
El orgasmo fortalece el sistema inmunológico, según se descubrió a partir de un análisis de saliva. Quienes tienen relaciones sexuales frecuentes muestran mayor concentración de inmunoglobina, un anticuerpo para las enfermedades respiratorias.
Depresión
La falta de orgasmo puede bajar el rendimiento laboral y aumentar la insatisfacción. Según el médico Keith Leavitt, de la Universidad de Oregón, una vida sexual sana aumenta el estado de felicidad y ayuda a comprometerse más con los proyectos y el trabajo.





















