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El 7 de diciembre de 2025 marca el Segundo Domingo de Adviento, una fecha clave dentro del camino espiritual que inició el 30 de noviembre, cuando comenzó oficialmente este tiempo litúrgico.

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Durante esta etapa la Iglesia invita a los creyentes a abrir el corazón a la esperanza, cultivar la serenidad interior y prepararse conscientemente para la llegada de Cristo.

Pixabay/CortesíaDurante esta etapa la Iglesia invita a los creyentes a abrir el corazón a la esperanza, cultivar la serenidad interior y prepararse conscientemente para la llegada de Cristo.

Uno de los momentos centrales del día es el encendido del segundo cirio de la corona de Adviento, una vela de color morado que representa la paz. Este gesto simbólico anima a profundizar en la oración, a mantener una actitud de paciencia y a reflexionar sobre el verdadero sentido de la Navidad, más allá de lo exterior y lo cotidiano.

El color morado, presente en esta celebración, recuerda la importancia del recogimiento, de la espera activa y de la fe como guía durante estas semanas previas al nacimiento de Jesús. Es un llamado a mirar hacia adentro, fortalecer la vida espiritual y vivir este tiempo como una preparación consciente, serena y llena de propósito.

Shutterstock/ShutterstockEl color morado, presente en esta celebración, recuerda la importancia del recogimiento, de la espera activa y de la fe como guía durante estas semanas previas al nacimiento de Jesús.

Oración del segundo domingo de Adviento

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Ahora encienda dos cirios de la Corona de Adviento, en nuestro camino hacia la Navidad. Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel.

Nosotros, como símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando, florece el desierto, la humanidad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne.

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Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

El propio celebrante, enciende el cirio de la Corona de Adviento. Se encienden los cirios correspondientes a la segunda semana del Adviento mientras se canta:

Ven, ven Señor, no tardes; ven, ven que te esperamos; ven, ven Señor, no tardes; ven pronto Señor. El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor. Envuelto en sombría noche, el mundo sin paz no ve, buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe. Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz, al mundo le falta cielo, al mundo le faltas Tú.

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Con las manos extendidas, se dice la oración colecta:

Dios omnipotente y misericordioso, te pedimos que, en nuestra marcha presurosa al encuentro de tu Hijo, no tropecemos con impedimentos terrenos, sino que Él nos haga partícipes de la ciencia de la sabiduría celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén.