Joaquín Botero es un apasionado artista que hace parecer con sus lápices y trazos que la melena de un hermoso animal se está moviendo, que las venas laten y que los músculos se mueven al respirar.
Esta vez, el maestro abre las puertas de un universo donde el arte y la sabiduría equina se encuentran en un mismo talento. ‘Equus’, la exposición que mostrará este 6 de diciembre en la Estación Ferrocarril de Bolívar, que celebrará sus 102 años, habla del caballo, un animal que para él representa libertad, fuerza, poder, pasión y la conexión entre el mundo físico y el espiritual.
Este simboliza la motivación para alcanzar metas y el triunfo, así como la armonía entre el instinto y la razón. También se asocia con la nobleza, la gracia y la independencia, y puede simbolizar el control, ya sea sobre uno mismo o como un poder divino, para Botero simplemente es un ser vivo sabio.
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El artista antioqueño rendirá un homenaje con su primera muestra individual en Barranquilla, donde por muchos años ha hecho su residencia y escenario creativo. Con ‘Equus’ reunió diez obras de gran formato elaboradas exclusivamente con lápices sobre lienzo, lo que es un dato curioso porque para quienes conocen su trabajo desde hace algunos años, saben que Joaquín solo dibujaba en papel. La idea de utilizar este otro material provino de Carla Celia, su esposa y también artista.
“Son animales especiales”
Para Botero, el caballo es más que un motivo visual, es una presencia vital. “El caballo es algo que está en mi ADN, más que pintarlo, lo amo. Desde niño lo he montado, lo he observado, lo he aprendido. Mi sueño fue criarlos, pero la vida me condujo por otro camino, entonces como no los pude criar, los creo”, contó.
En ‘Equus’, el artista presenta criaturas que casi parecen vivas, caballos poderosos, vitales, pero sin perder igualmente esa mansedumbre que él reconoce como una de sus esencias. No busca rendirles un homenaje solemne, busca presentarlos tal y como los siente, desde un lenguaje propio que ha perfeccionado durante años.
Botero afirma que el dibujo es una disciplina en la que no se puede mentir, por lo que se siente orgulloso de su trabajo, ya que lleva años dedicado a esto y explica que las técnicas son importantes.
“Aunque muchas de estas piezas habían estado exhibidas en el restaurante Nona Rosa, nunca habían sido reunidas de forma integral. Varias pertenecen a coleccionistas que me las prestaron para la exposición. Cada vez que saco un caballo, alguien me lo compra, lo que dificulta hacer una serie completa. Es que los caballos son animales especiales”, afirmó.
Del papel al lienzo
El paso del papel al lienzo fue un desafío impulsado por una voz cercana, la de Carla Celia, su esposa, con quien siempre había realizado exposiciones conjuntas. Esta será la primera que el artista firma en absoluta soledad creativa.
“Aprendí a manejar el lápiz en el lienzo, y por eso muchos creen que es pintura. Pero no, cada brillo, cada pelaje, cada relieve está construido solo con grafito y oficio. No es que sea difícil, es que el arte es de técnicas y siempre tardo aproximadamente veinte días en realizar un cuadro porque manejo un formato bastante grande”.
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Botero insiste en algo más profundo, su arte no pretende enviar un mensaje explícito, pero sí despertar un sentimiento. “Amemos al caballo”, dijo. Lo considera el animal más sabio de todos, un ser que no se domesticó por completo, pero que acompañó al hombre en guerras, trabajos y conquistas. “Con el caballo hay una comunicación casi espiritual, un lenguaje desconocido”.
“Aunque la exposición estaba prevista con una cabalgata y un espectáculo, el brote de enfermedad equina en el Atlántico obligó a cancelar esas actividades. Sin embargo, se realizará un reconocimiento especial a criadores y amantes del caballo, y esperamos que asista el gobernador Eduardo Verano”, dijo a EL HERALDO con entusiasmo y firmeza.

















