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“Desde pequeñas las nietas veíamos a mi abuela vestir a las reinas de belleza y nos encantaba jugar con los vestidos que confeccionaba”, evoca con una mezcla entre nostalgia y alegría Mayra Avendaño Hazbún, una de las nietas de Amalín de Hazbún .

De repente, ‘La Aguja de Oro de Colombia’ soltó una carcajada al escuchar lo que su querida nieta decía, esa que sin pensarlo si quiera, un día haría parte del heritage de la moda en la familia; pues hace muchos años su hija Judy Hazbún, fue quién decidió seguir sus pasos, y sí que logró convertirse en una de las diseñadoras más importantes del país.

Todos pensaron que ese talento no trascendería, pero por fortuna en la familia Hazbún sigue habiendo madera para este mundo.

“La moda en la familia inició gracias a mi papá, que apoyó a mi mamá cuando ella decidió empezar en este mundo lleno de creatividad”, dijo Judy.

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Amalín continuó contando la historia, diciendo que su primer encuentro con la moda se dio a sus 19 años, cuando le hizo un vestido a una vecina y desde entonces no ha parado de diseñar y crear vestidos para lucir en los eventos sociales.

“Tuve un tiempo en el que hacía ropa para niños, pero era tan linda que sus padres luego me buscaban para hacer prendas para ellos. La primera vez que me le medí a hacer algo más allá del público infantil, fue cuando se casaba la hija de una vecina. Ella me llamó y me dijo que yo sería quien le haría el vestido de novia a la hija y yo le dije: ‘Pero Susana, yo no soy capaz’, por fortuna ella me miró con adoración y me dijo que yo sí podía hacerlo”.

El talento de Amalín empezó a hacerse popular con cada prenda que diseñaba en aquella época, su taller se llenaba de clientas judías, turcas y colombianas. Y aunque no fue formada por la academia, sus ganas de aprender y la experiencia que fue tomando con el tiempo, la llevaron a tener éxito como diseñadora.

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“Te amo”, dijo Judy al ver a su madre recordar cómo se convirtió en ‘La Aguja de Oro de Colombia’. En 1971, el comité de belleza del Atlántico, encabezado por la Sra. Ilva Carbonell de Pochet, llamó a Amalín para confeccionar el vestuario de la representante. Era la primera vez que iba al Reinado Nacional de la Belleza en Cartagena.

“La candidata María Luisa Lignarolo Martínez-Aparicio ‘Maku’, hija de italianos, fue coronada Señorita Colombia ese año. Todos quedaron fascinados con lo que hice, pues fue un vestido muy original e inusual para la época, bastante escotado, tenía una falda amplia con plumas, y la forma de pegar esas plumas fue distinta, pues le hice pequeños orificios a la tela para introducir plumita por plumita para que cuando ella caminara pareciera un vaivén de olas”, anotó.

Al día siguiente, uno de las casas editoriales más importantes de Colombia, destacó en sus páginas el impresionante vestido, diciendo: “Definitivamente esta mujer es ‘La Aguja de Oro de Colombia’, y desde ese año Amalín de Hazbún fue bautizada así.

Judy, la primera heredera

Para Judy la ropa es más que vestirse, es dignidad, es marca personal, es una necesidad del individuo, como comer o dormir. Es por ello que a los 22 años, creó una marca que se llamó Amalin Sport, con esta duró 15 años y trabajaba de la mano de un supermercado muy conocido en Colombia.

“En aquel entonces solo se vendía ropa de afuera, no había una marca colombiana, entonces ese era un reto para mí, porque mi mamá era de la línea de ropa de lujo, y yo hacía todo lo contrario, ropa deportiva. Entonces ella me dijo: ‘Sabes que hijita, colócate tu nombre y nos enredamos menos’. Ahí fue donde me cambie el nombre a Judy Hazbún”.

La primera heredera de las Hazbún se hizo conocida por su enfoque holístico de la moda, que integra mente, cuerpo y alma.

Con su trabajo construyó un estilo propio que combina sensibilidad, sostenibilidad y empatía. Su propuesta busca siempre conectar el mundo exterior con el interior de cada persona, inspirando a la autenticidad.

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Además de su trabajo como diseñadora, ha participado en iniciativas como talleres para niños sobre moda sostenible y ha lanzado colecciones con enfoque social y ambiental.

“Yo no hago ropa para ser desechada, sino para ser heredada. Y bueno mi primera colección fue presentada en un trunk show, porque quise hacer parte de Colombiamoda y se me hizo complicado, porque era costoso y porque pedía muchos requisitos, entonces tuve que recurrir a esto del evento exclusivo, y me fue excelente, a partir de ahí, comencé a estar en pasarelas importantes”, dijo Judy a EL HERALDO.

Viene una nueva generación

Mayra Avendaño Hazbún es abogada, es excelente en el mundo del litigio, pero siempre supo que tenía que cumplir un sueño, el de la moda. “Tengo hasta tres maestrías y fui profesora en la Universidad del Norte, donde ayudé a montar el programa de Ciencia Política y Gobierno”, comentó con orgullo.

Luego de un tiempo tomó la decisión de radicarse en París para perfeccionar sus habilidades en Alta Costura. “Allí pude conseguir unas pasantías con un diseñador nuevo, Christian Kota (ya la marca cerró). Terminé haciendo ventas y de todo un poco. Ayudaba con los bordados, en el tema operacional, con la paleta de colores, pues éramos un equipo tan pequeño y aprendí mucho”, anotó.

Mayra considera que el trabajo manual es lo que hace de las Hazbún algo distinto a los demás. Por eso, llegó nuevamente a Barranquilla, y aquí se quedó a confeccionar hermosas propuestas como el vestido de novia de la Reina del Carnaval de Barranquilla 2018, Valeria Abuchaibe, y recientemente, también realizó el de Vanessa Abuchaibe.

Por otro lado, Valerie Hazbún, se enfocó en las artesanías y a ser emprendedora. “Como decía Mayra, todos los nietos crecimos viendo a mi abuela en su taller, entonces creo que era inevitable que algunos nos interesáramos en la moda y todo este mundo creativo”, contó Valerie.

Ella considera que su enfoque va más hacia las empresas, pero que de alguna manera tiene ese toque creativo. “Yo trabajo con muchas artesanas y siempre aprendo de ellas, las veo y ya tengo como que ese filtro para detectar si las mochilas están iguales o no, porque nosotros manejamos unos diámetros. Entonces me ha tocado aprender y aquí seguimos con el heritage Hazbún, junto con mis hijas Sofía León Hazbún y Rafaela León Hazbún, que también diseñan mochilas”.

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La pequeña Sofía modela para diferentes marcas, y por supuesto, para su familia, a la cual le confecciona prendas y realiza mochilas. “A mi gusta es modelar mucho y diseñar mochilas”, expresó con ternura.

Su hermana Rafaela, comentó que “una de las mochilas que diseñó para el lanzamiento de ‘Heritage Hazbún’, es la más vendida de toda la colección, y fue creada por mí”.

Juntas buscan transmitir el mensaje del conocimiento, ya que los saberes en las familias deben enseñarse a las nuevas generaciones.

Aunque no se apeguen al molde creado por la cabeza visible de esta familia, la gran Amalín de Hazbún, esperan continuar trabajando unidas por dejar una huella en la moda colombiana y a través de talleres compartir conocimientos para que su legado se extienda.