Fue una noche electrizante. Cuatro rolos influenciados por una ciudad tan diversa como Bogotá, se encargaron de atrapar a los barranquilleros durante dos horas bajo sus cuerdas de guitarra eléctrica, el desenfrenado beat de la batería, la nostalgia de la armónica, y un ímpetu con el que recordará por siempre la velada: Morat estuvo nuevamente en Barranquilla el pasado sábado y sacudió los miles de corazones plagados de “asuntos pendientes”.
Leer más: Mercado Sazón Atlántico estaría listo en el mes de octubre; obras superan el 85 % de ejecución
Visitantes y locales bailaron, transpiraron y encarnaron las más de veinte canciones que, a su vez, los llevó por una marea intensa de emociones en la que se sumergieron en los géneros del rock, folk, pop y reggaetón. En esta apertura de su gira “Asuntos pendientes” en Colombia, miles de barranquilleros se dieron la tarea de verlos, cuando en el 2017, que vinieron por primera vez, el público no llegó a más de doscientas personas.
Con esta diferencia abismal, las voces de miles retumbaron en los rincones del Romelio Martínez y sus alrededores desde las 9:00 de la noche. Replicaron, musicalmente, la dicha de estar enamorados, así como también el sabor amargo del despecho, y la efusividad de unos ritmos que no dejaron de inyectar felicidad en ningún momento.
Los responsables de ello fueron Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villamil (ambos encargados de la guitarra), Simón Vargas con el bajo eléctrico, y Martín Vargas con la batería. Cuatro amigos de siempre que los ensambló la misma complicidad musical. Una sinergia que se palpó durante el concierto, pues fue tenazmente explícito que les gusta hacer música entre ellos.

Son diferentes entre sí: desde su quietud, Villamil interpreta con intensidad la emoción que suscita las canciones; Simón Vargas, por el contrario, se expresa por medio de bailes sueltos y libres; a Isaza lo caracterizan los chistes y, de alguna forma, lleva la batuta en las presentaciones, y Martín, desde atrás, se desboca en la batería para cohesionar el espectáculo.
Lo cierto es que se complementan y con un mismo latir sostienen su banda. Y por esa misma sinfonía le regalaron a los barranquilleros una noche para no olvidar.
Montaña de emociones
Isaza, Villamil y Simón comparten algo en particular: antes de terminar el último acorde de una canción, suspenden por todo lo alto sus guitarras, y luego, con mucha fuerza, las bajan para finalizar la nota. Esta práctica, que le agrega fuerza al espectáculo, la realizaron durante varias canciones, entre esas ‘A dónde vamos’, una pieza romántica que relata el encuentro de dos desconocidos que deciden lanzarse al amor. Y, embriagados de pasión, las parejas del lugar empezaron a identificarse con el tema.

Con esas mismas subidas y bajadas que le daban a sus instrumentos, así también controlaron los sentimientos del público con las composiciones ‘Faltas tú’, ’Cómo te atreves a volver, ‘506’, ‘Me toca a mí’, ‘Porfa no te vayas’, ‘Segundos platos’ y ‘Cuando nadie ve’, los cuales son algunos de sus éxitos principales y melodías de su quinto y más reciente álbum “Ya es mañana”.
Ver también: Esta pregunta lo salvó de estafa que le intentaban hacer por un supuesto error en una transferencia de dinero
Por otro lado, en medio de una puesta en escena que combinó luces vibrantes, pantallas gigantes y fuegos pirotécnicos, los integrantes recrearon momentos de cercanía con el público.
“La última vez que estuvimos en Barranquilla tocamos frente a muchísima menos gente que la que está hoy aquí. Así que, de verdad, les agradecemos un montón este recibimiento. No podemos creer que cuatro bogotanos hayan logrado llenar semejante lugar en Barranquilla. Es una locura. Esta noche pinta que no se nos va a olvidar nunca”, expresó a la fanaticada Juan Pablo Isaza durante el concierto.
“Mil tormentas” marcó un hito importante durante la presentación: dio paso a una introspección musical en la que, de a poco, se iba instaurando el protagonismo de instrumentos como la guitarra acústica y la armónica.
Sin embargo, desde antes ya habían advertido las lágrimas cuando Villamil introdujo “Debí suponerlo”: “Todos tenemos esa cosa que debíamos haber dicho y no dijimos. Así es la vida. Pero lo bonito de la música, es que nos da la revancha. Así que, por favor, tomen esta canción, porque es suya: por lo que no pasó, por lo que nunca fue y por lo que hubiera sido”.
Y así, las voces de los cuatro se fundieron con las de miles de seguidores que, entre un mar de flashes y ojos brillantes, corearon con fuerza las letras que cuentan historias que todos han vivido alguna vez.
El mejor día de una fanática
La banda se conectó estrechamente con el público por medio de dinámicas. En la primera, transformaron la vida de una fanática: como se ha vuelto costumbre en sus más recientes presentaciones, abrieron un espacio en el escenario para la llegada de una seguidora.
Esta vez fue Juliana, una joven barranquillera que fue la escogida por su llamativo cartel “Morat, sus canciones no solo se cantan, sus canciones se viven”, lo que cautivó a Isaza, quien pidió que subiera.
El público la recibió entre aplausos y gritos de celebración, mientras presenciaban la escena como si estuvieran bajo la piel de Juliana. Con la voz temblorosa y risa nerviosa, la joven eligió ‘Mi vida entera’ como la canción que se incorporaría al listado de temas que se escucharían esa noche.

Para su sorpresa y la emoción desbordada del público, que no desaprovechó la oportunidad para tratar de incidir en la decisión de Juliana, Morat decidió que no sería una, sino dos las canciones que cantarían a su lado. De esa forma, la triste melodía de ‘Enamórate de alguien más’ resonó en el recinto, y, mientras tanto, la barranquillera sostenía fervientemente su cartelera blanca que funcionó como su micrófono.
Le sugerimos: Cortes de energía este domingo por obras de mantenimiento en la subestación El Río
En definitiva, el concierto fue para muchos la oportunidad de vivir en vivo canciones que se han convertido en parte de su vida.
Ariannie Donado llegó hasta el Romelio para sacarlo todo. Y lo hizo. La barranquillera estuvo haciendo la fila desde las 8 de la mañana. Motivada por los cinco años de fanatismo, soportó el sol y el calor del día para obtener el primer puesto en su localidad.
“Escuchar a Morat era como ese aliento que me decía “Hey, vas a tener tu amor como quieres, vas a salir adelante”. Es emocionante saber que los veré, que podré sentir todo, sacarlo todo. Yo creo que Morat es terapia”, manifestó.
Y a pocos metros se encontraba Annis Gómez, quien aguardó más de diez horas a las afueras del estadio para conocer a su banda favorita. Estar allí, para Gómez, significó el esfuerzo de varias semanas vendiendo rifas, ya que para ella “Morat lo vale todo”. No tiene una canción favorita, todas le generan sentimientos diferentes; lo único claro para la seguridora es que Isaza y Villamil son sus integrantes favoritos.
Y así, tras casi tres horas de coros incansables y emociones desbordadas, la noche se despidió entre luces, aplausos, y un eco de voces que parecía no querer apagarse. Barranquilla vibró con cada acordé y se entregó por completo a la banda que, con su música, selló un reencuentro esperado. Morat dejó saldada, al menos por ahora, la deuda con una ciudad que les abrió el alma en cada canción.
Elsa y Elmar
La voz dulce y nostálgica de Elsa Carvajal, cuyo nombre artístico es Elsa y Elmar, fue la encargada de darle el primer color a la noche. Con una propuesta cargada de pop alternativo, matices electrónicos y letras que hablan de amores que duelen, la cantante bumanguesa logró captar la atención del público que poco a poco llenaba el estadio.
En definitiva, traer desde México a Elsa fue la ficha clave para inyectar previamente la carga emotiva. Durante su performance, esta bumanguesa de 32 años reconoció que existe un estereotipo con respecto a las mujeres de su tierra: que son de carácter fuerte. Pero ella demostró, muy por el contrario, vulnerabilidad en su repertorio. Ante esto, relató que considera que aceptar y vivir las emociones también es de fuertes.
Fueron las canciones “Cómo acaba”, “Amantes y amigos”, “Drogada de emociones”, “Atravesao” y “Ojos noche” las que dieron el primer bocado a lo que fue una noche que miles de barranquilleros y visitantes disfrutaron.
