El camino por alcanzar la igualdad aún es lejano. Algunos obstáculos siguen presentes en el trayecto para que esto ocurra en el menor tiempo posible. Así quedó demostrado en el reciente análisis anual sobre brecha de género del Foro Económico Mundial, que indica que alcanzar la paridad de género en el mundo laboral tomará, al ritmo actual, cinco generaciones más, es decir, unos 134 años.
Esta previsión expone la cruda realidad de un progreso exasperantemente lento y vulnerable a retrocesos como los vividos durante la pandemia de la covid-19.
El informe detalla cómo la crisis sanitaria global tuvo un impacto devastador en la paridad de género, reduciéndola a un 62,3 % en su punto más bajo.
Durante ese tiempo, muchas mujeres se vieron forzadas a abandonar sus empleos o reducir sus horas de trabajo para asumir responsabilidades de cuidado en sus hogares, una carga que, tradicionalmente, recae sobre sus hombros.
Barreras que frenan progreso
La igualdad de género es un objetivo que, aunque avanza, lo hace a un ritmo desesperadamente lento. Según la magíster en Género y Políticas Públicas Carmen Rosa Mendivil, varias barreras significativas impiden un progreso más rápido en esta área crucial.
“Tenemos que pensar que los cambios en términos de reglas sociales se van transformando de generación en generación. Por supuesto el avance en las legislaciones, pero también en el reconocimiento de los derechos y en todo el movimiento social que vaya precisamente poniendo a la vista esas inequidades”.
Uno de los factores clave que influyen en estos cambios es el avance en las legislaciones. Las leyes juegan un papel crucial en el reconocimiento de los derechos y en la corrección de las inequidades. Sin embargo, no son suficientes por sí solas. El movimiento social también es vital para visibilizar las desigualdades y presionar por reformas.
“Entonces, mientras no se perciban inequidades, mientras socialmente se siga considerando unas diferencias entre hombres y mujeres basados en lo biológico, no vamos a poder avanzar”.
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Esto enfatiza la necesidad de un cambio cultural profundo que desafíe las percepciones y roles tradicionales de género. No obstante, a pesar de la lentitud del progreso, Mendivil es optimista.
“Considero que el avance ha sido progresivo y que definitivamente sí necesitamos que se acelere, pero vamos avanzando. No es cierto que no se avanza, no es cierto que no se hayan logrado progresos en términos de reconocimiento de derechos, sí se hace, solo que es lento, porque el cambio cultural es lento”.
Impacto de políticas públicas
De acuerdo con Mía Perdomo, psicóloga con maestría en Derechos Humanos, CEO de Aequales, empresa de consultoría en equidad de género y diversidad, estas herramientas son fundamentales para definir y proteger los derechos de las mujeres y acelerar el progreso hacia una sociedad más equitativa.
“Son cruciales porque son el marco de referencia para avanzar. Colombia tiene una legislación supremamente avanzada en este tema, y eso ayuda a empujar la cultura, así no lo solucione, es la base de los derechos de las mujeres”.
Resalta que en países donde la legislación sobre igualdad de género no es avanzada, la defensa y promoción de los derechos de las mujeres se vuelve mucho más difícil.
“Es el marco de referencia de lo que tiene valor en la sociedad. Si no hay leyes de equidad de género en todos los ámbitos, entendemos que eso no tiene valor para la sociedad”.
Según la magíster en Género y Políticas Públicas Carmen Rosa Mendivil, para que estas políticas sean efectivas deben contar con acciones medibles y un presupuesto asignado que garantice su implementación y evaluación.
“Porque una política pública sin presupuesto y sin un plan de acción, pues es un gran saludo a la bandera”.
La implementación efectiva de las políticas públicas requiere un enfoque riguroso. No solo es necesario que las políticas existan, sino que también deben ser ejecutadas y evaluadas constantemente para asegurarse de que están abordando las necesidades específicas de la población a la que están dirigidas.
“Se necesita no solamente que existan las políticas públicas, también que estas políticas se implementen y que se evalúen para verificar que efectivamente están enfocadas frente a la necesidad puntual de esa población para la cual fueron implementadas y formuladas”.
¿Cómo formar a los jóvenes?
Antes de responsabilizar a las jóvenes generaciones en la lucha por la igualdad de género, es crucial considerar qué información están recibiendo sobre este tema. Según Mendivil, existe una preocupante desinformación y preconceptos que pueden distorsionar la percepción de los jóvenes y niños respecto a la equidad de género.
“Inicialmente hay demasiada desinformación, hay percepciones, hay preconceptos que pueden incluso alterar esa percepción que pueden tener jóvenes y, por qué no, niños y niñas frente a la equidad de género”.
Por su parte, Mía Perdomo añade que es importante que las jóvenes sepan que ninguno de sus derechos los pueden dar por garantizados. “Tenemos que estar firmes en la defensa de nuestros derechos”.





















