El arte fue su refugio y su salvación. Maribel Abello Banfi, reconocida por su talento en la pantalla nacional, decidió que a través de las letras iba a dar a conocer al mundo su trastorno bipolar, ese que ha visto cara a cara desde el año 2007.
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Es en el libro La belleza de la locura, escrito a cuatro manos junto a la periodista Catalina Gallo –quien también padece esta enfermedad mental-, ambas cuentan a través de cartas sus experiencias con el trastorno bipolar y cómo le hicieron frente.
Y es que a través del arte es que la barranquillera pudo sobre llevar este trastorno que lo costó aceptar y reconocer. “El arte fue mi manera de encausar mi bipolaridad”, dice e inmediatamente explica que “mientras actuaba ‘le mamaba gallo’ al trastorno”.
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Por ello, guiada por su experiencia y luego de leer un libro escrito por Catalina Gallo llamado Mi bipolaridad y sus maremotos, Abello Banfi decidió que podía brindar una voz de esperanza a aquellas personas que pudieran estar pasando por una situación similar.
“El objetivo principal de este libro es demostrar que las personas pueden tener problemas con la salud mental, pero es como cualquier otra enfermedad que si bien no es curable del todo, por lo menos es manejable. Y es también dar una voz de esperanza a esas personas que en algún momento pueden estar teniendo esa misma experiencia, o incluso las familias, porque los cuidadores también necesitan una voz de aliento”, sostiene.
Viviendo en secreto
Mientras Colombia la veía deslumbrar en La costeña y el cachaco, Oye bonita, Tierra de cantores o El ángel del acordeón, por dentro Maribel libraba una batalla que solo ella sabía y nadie podía imaginarse, pues en la pantalla todo era color de rosa, pero cuando el director decía ‘corte’, el trastorno bipolar se apoderaba de ella.
“Lo viví en secreto, y a veces eso también duele mucho, porque la enfermedad es parte de la vida de uno, y es también, así como trae desaveniencias, también se puede manejar”.
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Una de las razones que la llevó a no decir nada, a callar fue su hijo, pues no quería correr el riesgo que al confesar que tenía un trastorno bipolar le pudieran quitar su tutoría. Eso le martirizaba aún más. Pensar que no tendría más a la luz de sus ojos.
Sin embargo, cuando su hijo ya cumplió la mayoría de edad no hubo vuelta atrás. “Lo empecé a escribir por mi hijo, que, de alguna manera, me vio sufrir muchas veces, y él me decía ‘mamá, tienes que admitir que tienes un diagnóstico’. Entonces, yo me aseguré que cuando ya cumplió una mayoría de edad, yo que tenía el derecho a compartir esto con otras personas, especialmente porque lo que quería demostrar es que es desafortunada, hay momentos muy difíciles, pero también uno puede ser una persona que puede vivir en sociedad, que puede funcionar como cualquier otra, pero además de eso, ser un creativo”.
El arte como refugio
“Me pregunto si todavía nos acordaríamos de Van Gogh como gran pintor de paisajes si no se hubiera cortado una oreja en un arranque de locura”, reflexiona Maribel en su libro y añade que “en estos tiempos del siglo XXI, se habría tomado una pastilla de Xeroquel para dormir y seguramente habría muerto completito, con ambas orejas, pero tú qué sabes... sin esa pasión que lo llevó a la fama eterna”.
Y es que así como Vang Gogh usó el arte, Abello hizo lo propio, a su forma y a su estilo. Y es precisamente encontrando la belleza en la “locura” el origen del nombre de este libro porque es a través de eso a lo que uno le pone el corazón lo que ayuda a sobrellevar todo.
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“Afortunadamente ahora con la escritura he vuelto, pues, en la escritura y con el teatro, la obra que hice de Meira Delmar, me ha vuelto a alimentar mi espíritu”.
Y es que tras haber tenido un paso por cinco hospitalizaciones debido a este trastorno de bipolaridad, la actriz empezó a usar pastillas para mantener la enfermedad mental a raya.
Presente en ferias
Este libro de Maribel Abello y Catalina Gallo ha estado presente en los mejores circuitos libreros del país, poniendo el acento en la salud mental. Ya tuvo una primera aparición en la Feria del Libro de Bogotá y ahora este fin de semana hizo lo propio en Valledupar.
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En el Callejón de las Estrellas del Patio de Gases del Caribe, la barranquillera tuvo una conversación en la noche del sábado llamada ‘Hay que estar cuerdos para hablar de locura’, en la que se ahondó en la salud mental.
