Carnaval de Barranquilla 2024: Detrás del maquillaje: la fuerza cultural de Las Pilanderas de Baranoa en el Carnaval

Una pollera de colores vibrantes, blusa con encajes, delantal, balay, peluca y maquillaje, son algunos de los elementos que Nicanor Charris desempolva de su clóset cuando escucha el retumbar de la tambora y la melodía de la flauta de millo, que indican que se acercan las fiestas de Carnaval en el Atlántico.

Cada año, como es tradición, Nicanor deja a un lado su papel de hombre acartonado y hasta un poco tímido, para sacar su mejor sonrisa, sorprender con sus pasos al ritmo de la puya y transformarse para desfilar, pero ahora vestido como mujer.

Y es que desde hace 6 años, Nicanor forma parte de la tradicional comparsa Las Pilanderas del municipio de Baranoa, la cual es representada por hombres que deciden dejar de lado el qué dirán y usar un faldón, aretes, rímel y labial para representar a las mujeres momposinas que realizaban el arduo trabajo de pilar el maíz en el campo.

Son aproximadamente 40 hombres, residentes en el municipio de Baranoa, ubicado a 22 kilómetros de Barranquilla, los que se han dejado contagiar por la magia de esta tierra cargada de música, folclor y arraigo cultura, y quienes se reúnen cada noche, previo a las carnestolendas, en el colegio Julio Pantoja, para ensayar los pasos con los que sorprenderán a los asistentes al desfile de la 44.

Esta comparsa de tradición, liderada por Alfredo Navarro, resurgió en 1997 gracias a Pedro José Niebles Molina, un hacedor de Carnaval, que para los años 50 hizo parte de esta danza que estaba siendo olvidada por la comunidad en el departamento, por lo cual decidió retomarla y conformar una agrupación.

Con el propósito de recuperar la tradición en su tierra, Navarro inició una ardua investigación sobre esta danza originaria de la depresión Momposina, para conocer su historia y original coreografía.

Navarro relata que estas mujeres que vestían trajes coloridos y turbantes, se caracterizaban por tener fisionomía robusta, al parecer, por el duro trabajo físico que realizaban al momento de pilar el maíz; y que, además, durante este proceso de producción entonaban cantos y letanías inspirados en el campo y el río.

Es de allí, que estos atrevidos hombres decidieron usar rellenos de almohadas y esponjas para darle contorno a sus cuerpos y aparentar un poco de volumen con el objetivo de parecerse a estas pujantes mujeres de la zona norte de Colombia.

'Nosotros hacemos toda la caracterización de la recolección de la cosecha, el proceso de pilada, amasado y la realización del producto final, que son las arepas, chichas, bollos. Todo eso lo incluimos en la coreografía llevando todos los accesorios del traje: pollera, blusa con encajes, relleno, delantal, balay, peluca y maquillaje', mencionó Nicanor.

Asimismo recuerda que en sus inicios en Las Pilanderas sentía 'pena' por tener que maquillarse y usar ropa de mujer; sin embargo, con el apoyo de su pareja, quien siempre lo maquilla, entra en personaje y por momentos se olvida de los prejuicios y se concentra en su público.

Alfredo y Nicanor son hacedores de la tradición que quieren asegurar que la danza de Las Pilanderas no muera; por ello, han incluido a sus hijos y demás familiares en este camino cultural con el que buscan afianzar y proyectar las raíces del folclor baranoero.

Actualmente, la comparsa cuenta con varios niños como integrantes, quienes con el apoyo de sus padres, dedican horas de su tiempo libre para ensayar. Uno de ellos es Ever Llanos, quien desde que tenía 6 años decidió hacer parte de Las Pilanderas. 'A mí me gusta bailar y todo el disfraz, no importa que me tenga que maquillar. (…) voy a bailar aquí siempre', afirmó el niño de 9 años.

Las legendarias Pilanderas de Baranoa se han convertido en la esencia cultural carnavalera del municipio, por lo cual ocupa un lugar importante en los desfiles realizados en todos los sectores del Atlántico. Desde el desfile de la Vía 40 y de la 44 en Barranquilla hasta el Desfile de las Piloneras en Valledupar, se puede ver a estos hombres, que en compañía de sus esposas e hijos, quieren proyectar la tradición.