Con el fin de resaltar los bailes cantados en la edición número 18 de La Noche del Río se realizó el conversatorio ‘Voces del pajarito, territorio y referentes’ que dio algunas generalidades del Pajarito.
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Allí estuvieron presentes Rodrigo Rosellón, director y cantador de la agrupación Pajarito de Robles, del Guamo, Bolívar y Maximio Charris, director y cantador de la agrupación Los Alegres de Tapegua de Tenerife, Magdalena, moderados por Rafael Ramos, fundador y gerente misional de la Corporación Cultural Cabildo y del Mercado Cultural del Caribe.
En la conversación, Rafael Ramos explicó que 'el pajarito hace parte de los bailes cantados, es una de las manifestaciones que menos ha tenido divulgación' por lo que es necesario que se sigan generando estos espacios para conocer más al respeto.
Siguiendo esa misma línea se conoció que Maximio Charris apenas logró grabar su primer disco que prontamente estará en plataformas digitales.
'Grabé 16 temas en Minca, primera vez que un artista en menos de tres días graba 16 temas. Por eso quiero que que no se perdiera, que llegara al mundo el Pajarito', comentó Charris.
De igual manera Ricardo Rosellón destacó que solamente ha podido grabar una sola vez y 'fue hace unos 6-7 años, pude grabar 5 canciones entre ellas Morenita de mi vida, Me voy sin verte, Anceres'.
Este baile cantado se caracteriza por su instrumentalización, aunque dependiendo del lugar en el que se esté va cambiando. De acuerdo con Maximio Charris en Tenerife se utiliza Tambor alegre, voz mayor, guacharaca de lata y se acompaña con las manos.
En cambio, en Robles, Bolivar, se usa el llamador, tambor alegre, tambora, maracas y se acompaña con las manos.
'Mi papá Rafael era cantador de pajarito, aprendí de él a la edad de 12 años. Me explicaba ‘el canto del pajarito viene de la vaquería’ y aprendí de él. En Tenerife lo usan mucho los muchachos para los cumpleaños. Se hacía el 11 de noviembre hasta el 5 de enero y el 24 de diciembre salíamos y a las 12 llegábamos a la iglesia', comentó Maximio.
Por su parte, Ricardo Rosellón destacó: 'Yo comencé a escuchar el pajarito a la edad de 20 años. Lo conocí por el señor Argelio y yo le hacía coros. Un día me puso a cantar aunque yo no quería, pero ahí empecé'.
Que el legado no muera
Este baile cantado tiene la particularidad y es que al ser menos divulgado, su supervivencia depende que los maestros cantadores puedan pasar ese legado a las próximas generaciones, algo que los invitados han hecho en sus poblaciones.
'Yo me encargo de incrustar esa idea en los pelaos y están motivados. Él es testigo de cómo me buscan por eso creo que esa difícil se pierde, pero no veo quien pueda cantar, porque cuando yo no esté se acabará la tradición en el pueblo', resaltó Rosellón.
Entretanto, Maximio comentó que 'el que muere es uno, la música no muere. Les digo a mis sobrinos que quiero que el pajarito vuele, lejos'.
De igual forma, Charris explicó que en su pueblo hay dos aires de pajarito, el que lleva ese mismo nombre y el zambapalo.
En cambio, en Robles, precisó Rosellón, además de los mencionados existe el aire de bullerengue.
