Enmarcada en la espontaneidad de las pasiones que distinguen el buen gusto, la estética, la experiencia, pero sobre todo el talento, Elsa Gutiérrez de Piñeres ha consolidado una carrera ilustre en el arte a través de la fe, aquella que con reverencia y respeto siempre se ha arriesgado a creer en aquellos que lo merecen.
Desde muy niña su hogar estuvo inmerso en dinámicas un tanto diferentes a las del resto de las casas, y aunque su madre tocaba piano y creció con el sonido de la gala musical, entre ocho hermanos no fue tan sencillo dedicarse a ello.
Sin embargo, a esto le asume que la sensibilidad por lo sutil y armonioso permaneció, pues con el paso del tiempo las composiciones de la vida se alinearon para llevarla justamente al lugar en el que merecía estar.
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Completamente sensible
Pasada la adolescencia y la juventud, la facilidad de manejar el inglés como segunda lengua le permitió conseguir trabajo como auxiliar de docencia en un colegio bilingüe, trabajo que aunque la llenaba, sentía que tenía mucho más por dar.
'La experiencia de mi vida siempre ha sido muy variada, en ese momento todo andaba bien, me sentía cómoda con mis clases, pero de repente todo se haría diferente para mí'.
Para la época el arte llegaría a Elsa de manera muy especial, y es que por medio del amor de un acuarelista, Roberto Angulo, todo cambiaría para ella.
Desde ese momento, convivir con el arte de manera permanente en casa la cambió. La dinámica del hogar se transformó, tanto así que dejó de dar clases y comenzó con un negocio de marquetería.
En medio de conversaciones y visitas de personas que buscaban marcos para sus obras, de manera libre comenzó a intercambiar y vender algunas piezas propias y otras que llevaban conocidos.
Sin embargo, no fue hasta que se mudo para Alto Prado, y con la coincidencia de un concurso anual de vitrinas comerciales que se arriesgó a conformar un primer montaje de obras junto a su esposo con el cual ganó.
'Roberto siempre ha estado conmigo en todo este proceso, y creo que ese tema de las vitrinas que hacíamos a mano fue el inicio del concepto de la galería como un espacio para honrar el arte en la ciudad'.
Su propio arte
Luego de adecuar su espacio tomó las obras de estudiantes de Bellas Artes que estaban próximos a terminar, los exhibió y ahí formalmente arrancó la galería, la cual llevaría por nombre ‘Acuarela’ y luego su nombre ‘Elsa Piñeres’.
'El proceso con la galería ha sido muy especial, ya son más de 15 años en esto y cada día se aprenden cosas nuevas, una más sencillas que otras; sin embargo, todas igual de gratificantes porque en ellas se construye'.
En el tiempo uno de los diferenciales del trabajo de esta galerista barranquillera ha sido la integración de su familia en el proceso, pues todos han estado involucrados en promover el arte como manifestación cultural en Barranquilla.
'Yo siento que mi arte siempre ha sido creer en los nuevos talentos, y de hecho así es que nace uno de nuestros proyectos más queridos que es la ‘Feria Sie7e 5inco’, como una apuesta para dignificar el trabajo de los jóvenes artistas'.
Ya hacia el final de la entrevista las reflexiones sobre el camino que Elsa ha recorrido se hacen más profundas, y es enfática en distinguir que su mayor recompensa es ver cómo el arte prospera.
'En este camino siempre surgen muchas cosas y se aprende sobre la marcha, pero sin duda mi triunfo diario es ver cómo los jóvenes se superan'.
Construyendo una comunidad artística
Más allá de exhibir nuevos talentos en su espacio de galería, Elsa se ha destacado por tener lugar para pintores y escultores consagrados igualmente. Sin embargo, entre ambos sistemas de cosas su casa también se ha convertido en parte en la de todos.
De hecho, una de las confesiones que hizo para cerrar la entrevista estuvo relacionado con que su gran sueño es que ‘Elsa Píñeres Galería’ sea un espacio también de aprendizaje, en el que personas de todas la edades, porque considera que para el arte no deben existir los límites, puedan aprender de manera libre y según sus gustos particulares a construir universos por medio de la pintura, la escultura, los montajes o cualquier expresión cultural relacionada con el arte.
Además de ello, Gutiérrez de Piñeres asegura que trabaja de manera ardua por promover el quehacer de los galeristas como un oficio de promoción cultural abierto al público y que crea acceso a los diálogos sociales y a la critica.





















