Compartir:

Haciendo uso de su creatividad para convertir sus recuerdos en una anécdota novelada, el barranquillero Stefano Llinás Lamboglia presenta su libro Quiero que me consuma la estética, un relato íntimo en el que la necesidad de escapar de la crudeza de la realidad se convierte en protagonista.

{"titulo":" Empiezan a sonar nombres de las aspirantes a reina del Carnaval 2024","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/empiezan-sonar-nombres-de-las-aspirantes-reina-del-carnaval-2024-1023423"}

A través de sus páginas el escritor exhibe varios conflictos personales que pertenecen a su pasado, pero que sin duda muchos de los mismos también han permeado a más de uno de los lectores que descubren el título.

La narrativa principal se desarrolla a través de la aceptación de su orientación sexual en medio de una familia extremadamente conservadora y en el comienzo del boom de la era digital, dos factores que añaden suerte de particularidad al asunto.

Descubriendo al personaje

El recorrido por los capítulos es ligero e incluye escenarios propios de Barranquilla y Florida (EE. UU.), donde pasaba sus vacaciones escolares, sin embargo, en voz del autor mencionó la importancia de estos espacios.

'La novela es sin duda un reflejo de mi vida, y estos dos lugares en especifico son cruciales. En Barranquilla me desarrollo como ser humano, pero en Florida me enfrento a la religiosidad de mi familia y es cuando mi madre me descubre viendo pornografia gay siendo adolescente. Un choque fuertísimo para ella que no podría protestar por tener que mostrarse perfecta'.

Una de las anécdotas más curiosos que saltan en el libro es la de su visita obligada a un prostíbulo, en el cual su padre consideraba que era el lugar para hacerlo ‘hombre’. Sin mucho más la situación se resuelve en una sola escena, él y la trabajadora sexual sentados en la cama tomando cerveza y echando chisme hasta cumplir la hora.

'Como esta hay muchas anécdotas más que conforman la narrativa de la historia, sobre todo guiadas a las aceptación, pero también a conocer las maneras en las que se ve la homosexualidad desde las familias tradicionales', detalló.

En la continuidad de referencias presentes en el libro están los detalles de los personajes, cada uno de estos con singularidades específicas que desbordaba en aptitudes propias para crear una novela.

Uno de los más relevantes es su madre a quien describe como una mujer de matices, con un temperamento formidable, pero también con una apariencia que sostener, lo cuál la hacía controversial en algunos aspectos.

Pero también está la presencia de la tía, quien es extremadamente religiosa y empieza a ganar protagonismo dentro de la historia con su paradigma prohibicionista.

{"titulo":"Barranquilla latirá al ritmo del Festival Bum Bum","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/barranquilla-latira-al-ritmo-del-festival-bum-bum-1023393"}

Un nuevo concepto

Dentro de la avidez de su narrativa no solo se destaca el uso de las figuras literarias, sino también la aparición de un término que Llinás dice haber creado: la fantología.

'Dentro de todo el texto hay un concepto que se hace fundamental que es la fantología, este lo defino como aquella oportunidad que todos buscamos para escapar de la realidad, que en cada uno es distinto y se ajusta a los gustos', comentó el filológo.

Sobre esto, Stefano añade que para él su válvula de escape fueron los videojuegos, esto le permite crear un universo diferente en el cual no se preocupaba por el peso de la realidad.

'Al final el libro más allá de mi experiencia lo que intenta contar es la necesidad de encontrar oasis en medio de tanta hostilidad. Las posibilidades para crear un universo fantológico son infinitas, el tema está en identificar lo que nos gusta'.

Si es bueno o malo el autor señala que no es ninguna de las dos, sino que de hecho es un práctica mucho más antigua, solo que carecía de nombre.

'Encontrarse con esos momentos de escape apoyan un montón a crear nuevas oportunidades y espacios, a poder ponerle alto al estrés y la ansiedad de la vida, aunque el receso es medido', concluyó Llinás Lamboglia.