Aproximadamente 4.000 perros beagles sufrían los horrores del maltrato animal en Estados Unidos, pues estaban siendo criados en un centro en Cumberland, Virginia, donde comerciaban con ellos para fines irregulares.
Las mascotas salían del recinto vendidas a compañías farmacéuticas para ser usadas en experimentos con medicamentos posteriormente.
Una vez las autoridades adelantaron las investigaciones pertinentes, el criadero fue cerrado por las violaciones de derechos de los animales, y organizaciones benéficas se sumaron a la titánica labor de reubicar a los perros.
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A su vez, la empresa detrás de las tareas ilegales de este centro era Envigo RMS, la cual fue demandada en mayo por el Departamento de Justicia de EE. UU., que alegó la comisión de múltiples actos por crueldad con animales encerrados.
Finalmente, inspectores descubrieron lo peor, pues algunos perros eran sacrificados en lugar, en vez de darles atención veterinaria por afecciones que podían tratarse fácilmente, todo con el fin de no gastar en ellos.
Actualmente, la cantidad mencionada inicialmente se encuentra a salvo buscando nuevos hogares. También estaban siendo alimentados con comida que contenía gusanos, moho y heces, mientras que a algunas madres lactantes se les negaba cualquier alimento. Además, 25 cachorros fallecieron a causa de la exposición al frío.
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