Un altar de la Virgen de Guadalupe y el Cristo crucificado acompañaron el ataúd del cantante mexicano Vicente Fernández dentro de la Arena VFG, en Guadalajara.
En la tarima y bajo una gran bandera de México, las coronas de flores adornaron el lugar. El ataúd, ubicado en el centro del escenario, estuvo adornado por un sombrero ranchero del artista.
En este lugar, dentro del rancho Los Tres Potrillos, sus familiares honraron sus restos y permitieron que miles de sus seguidores pasaran frente al féretro, que estuvo expuesto desde la tarde del domingo para darle el último adiós en público.
La única condición fue no detenerse mientras lo apreciaban para no represar el paso de los miles de asistentes.
Su cuerpo nunca estuvo solo, pues además de la presencia de sus seguidores y familiares, su esposa doña ‘Cuquita’, como de cariño la llaman, estuvo inamovible junto a él. De hecho, en la noche del domingo 12 de diciembre se viralizó en redes sociales la emotiva interpretación de Amor de los dos que Alejandro Fernández, uno de sus hijos, hizo ante el ataúd de su padre mientras abrazaba a su madre, María del Refugio Abarca.
Fue así como desde el domingo en la tarde hasta el lunes se vivió un sentido homenaje al artista en el que varios grupos de mariachis, incluyendo al de Fernández, interpretaron sus canciones y se reprodujeron videos que recordaban su vida.
Durante la despedida del lunes, la gente coreaba los éxitos del ‘último charro’ como tantas veces lo hicieron cuando estaba en los escenarios.
'¡Chente, Chente, Chente!', gritaban a viva voz los presentes y más de una ovación se escuchó dentro de la Arena. La energía creció tanto que en repetidas ocasiones el volumen de la música subió y la emoción de los aplausos también.
Así lo quiso el ‘Rey de la ranchera mexicana’ en vida y su familia se encargó de cumplir su voluntad.
'Lo que siempre nos enseñó: amar a su público, agradecer y tenerles las puertas abiertas. Todo es aquí (homenajes)', contó Vicente Fernández Jr. al programa ‘Venga la alegría’ de TV Azteca.
Una misa para despedirlo
A las 3:00 p.m. de este lunes arrancó la misa abierta al público que duró un poco más de una hora. En medio de la eucaristía, el padre describió a Fernández como un hombre 'sensible, amable, caritativo y sonriente' que se ganó el corazón de todos los que lo conocieron 'no solo por su canto, sino por la hermosura de su alma', al ser 'un hombre noble de corazón'.
'A todas las personas que nos están viendo, que pidieron (por él), mandaron bendiciones, mandaron decir misas y rezaron (por él) les mando la bendición y las gracias', dijo llorando, pero con mucha fortaleza, la esposa María del Refugio Abarca.
En Guadalajara
Héctor Rivas, un joven de 29 años, contó que quiso hacer un último regalo a Fernández, cuya música lo inspiró a cantar desde su infancia. Armado solo con su voz se acercó a la funeraria Gayosso para interpretar Volver, volver, la canción con la que ‘Chente’, como se le apodaba, quiso ser despedido.
Las notas de este éxito popular contagiaron al público, que se unió en un coro esporádico lleno de nostalgia desde cualquier lugar de la calle que les permitiera ver el paso de la carroza fúnebre que salió accidentadamente en medio de un mar de medios de comunicación.
'Lo sigo desde que empecé a cantar, siempre me han encantado sus canciones, sobre todo esta de Volver, volver, y como él dijo que así quería que lo despidiéramos, pues así lo hicimos', expresó.
Las canciones que dieron fama al representante de la música ranchera sonaron en las casas, los carros, las estaciones de radio y las plazas públicas de México.
Mientras escuchaba ‘Por tu maldito amor’, el taxista Héctor Sánchez narró que acudió al menos a 10 recitales del ‘Charro de Huentitán’, cuya música 'incitaba a tomar tequila'.
El chófer aseguró que Fernández era 'gente del pueblo' y un gran cantante que acompañaba con su voz las tertulias y los momentos más tristes de su público.
Marco Antonio González es originario de Tamazula (Jalisco) y uno de los cantantes que se unió al coro popular que hacía menos pesada la espera afuera de la Arena VFG, ubicada a unos pasos del Rancho Los Tres Potrillos, hogar de la familia Fernández.
Contó que admira al cantante por su sencillez y porque era un hombre que labró su éxito desde abajo.
'Estoy aquí por Vicente Fernández, estoy aquí porque él se lo merece, porque queremos a don Vicente, lo amamos, su música está aquí, sus canciones ‘cortavenas’ las traemos aquí (en el corazón), nadie va a alcanzar la voz y el talento de Chente, nadie', finalizó.
La llegada a la Arena
En medio de aplausos y ovaciones llegó el domingo el ataúd de Fernández a la Arena VFG. Mientras sonaba ‘El Rey’, el cantante mexicano regresaba a su escenario acompañado por sus seres queridos, esta vez para despedirlo.
Acto seguido sonó ‘México lindo y querido’, acompañado de otros éxitos más, que dieron paso a una guardia de honor que hicieron sus tres hijos y tres de sus nietos.
El Mariachi Azteca se encargó de abrir la maratón de música ranchera en el que grupos de mariachi y amigos del artista recordaron la música que le diera a Fernández el cariño de su público durante 60 años de carrera.
Con información de Efe




















