Equidad en el quirófano: lucha de las cirujanas
Las microagresiones son parte del día a día de muchas mujeres en el continente americano que ejercen en una especialidad de la Medicina tradicionalmente realizada por hombres.
“Quizá era más fácil dejar tirada la bata y no luchar, pero hay que hacer la tarea bien”, explica la doctora Patricia Turner, médica cirujana y directora de la división Member Services en el American College of Surgeons, sobre la lucha que han debido librar muchas mujeres en los quirófanos para deshacerse de estigmas y rótulos debido a su género.
Ella, junto a otras ocho mujeres, fueron parte central de un simposio llamado Mujeres en cirugía, en el marco del 44 Congreso Nacional de Avances en Cirugía. Al evento también asistieron sus colegas hombres, muchos de ellos mentores de aquellas que fueron ‘la primera mujer en…’.
Es justo ese rótulo de ser la primera o una de las primeras el que quieren eliminar. No porque no se sientan orgullosas de ello, sino porque debe ser ‘normalizado’ que una mujer sea cirujana y consiga cosas a la par de un hombre. Tampoco buscan que sea 50% de cirujanas y 50% de cirujanos, su objetivo está claro: la equidad.
Patricia Turner, Eileen Metzger Bulger, Sharon M. Henry, Tanya Zakrison, Adriana Córdoba, Mónica Bejarano, María Cristina González, Adriana Hernández y Lilian Torregrosa sentadas en tres sofás acomodados en la tarima de un salón del centro de convenciones Las Américas, en Cartagena, establecieron los retos de la mujer en esta especialidad y lo que se debe hacer paso a paso basadas en las cifras existentes para desmitificar su rol.
Se habla que por “tradición” la especialización en cirugía general, que tarde cuatro años luego del grado como médico, es tema de hombres. Así como lo puede ser la pediatría, ginecología y dermatología de mujeres. Y es eso justamente lo que se planteó en el simposio, evitar que algo sea tachado de “para hombres” o “para mujeres”.
“Esto de ser pioneras no tiene muchos años. Hemos estado abriendo caminos y puertas para otras generaciones cuando era una rareza ser una mujer en cirugía. No es que tengamos que ser mayoría, pero hay muchos sitios donde una mujer es única en medio de cirujanos”, señala la doctora Lilian Torregrosa, vicepresidenta de la Asociación Colombiana de Cirugía.
Participación
Todas coinciden en que si una cirujana se acerca a un paciente con su residente o estudiante a ellos le dicen doctor y a la cirujana que los operó les dicen “muchas gracias señorita”. Una situación evidentemente incómoda para quienes día a día buscan salvar vidas.
En una rápida encuesta en el congreso pocos cirujanos afirmaron haber sido confundidos por los pacientes con un enfermero o paramédico, mientras que la mayoría de mujeres especialistas contaron que en algún punto las llamaron enfermeras, señoritas o trataron como estudiantes. Un choque emocional que aunque se repita una y otra vez, sigue generando malestar porque “evidencia que muchos no creen que la mujer sea capaz de hacer las cosas en el quirófano y se entra en una descalificación por la misma cultura machista. Es algo que está cambiando y no es lo más grave de este asunto”, relatan.
La galena mexicana Adriana Hernández contó que cuando le presentaron a un paciente en Chile le dijo “mucho gusto señorita”, su respuesta fue “preguntarle que quién quería que lo operara, si una doctora o una señorita”. Él respondió que una doctora, “eso ayudó a que otras colegas entendieran el mensaje”.
Aunque no hay un registro nacional unificado, de los 1.900 cirujanos que hay en Colombia, aproximadamente el 20% son mujeres, según cifras de la Asociación Colombiana de Cirugía.
La idea conjunta es “tener participación en las posiciones de liderazgo”.
Para Turner sigue pasando que no se hace el reconocimiento como médico a una mujer. “A veces nuestros pacientes no tienen la mente tan amplia, y es una misión también de nuestros colegas hombres”.
La descalificación por género y el creer que “una mujer no es capaz” es una nube negra que a lo largo de los años se ha buscado anular en todos los campos profesionales, como la Medicina y en concreto la cirugía.
“Cada vez hay más estudiantes de Medicina, la profesión se ha feminizado y socializado a nivel mundial, sin embargo el problema no está en que cada vez entren más mujeres. El punto es la equidad de oportunidades en este momento”, advierte Torregrosa.
Dentro de las diversas anécdotas, Eileen Metzger Bulger recuerda su trabajo en el departamento de bomberos, donde todos sus compañeros eran hombres. “Nunca sentí que estaba siendo diferente. De hecho, no buscamos un trato diferente sino ser aceptadas como pares”, sostiene.
Aquí entra a jugar el término del ‘techo de cristal’, donde se va progresando, pero “llega el punto que algo hace que no avances aunque tengas todas las capacidades”.
“Esas mujeres son capaces, muy talentosas y deben competir en igualdad de condiciones por las posiciones de liderazgo que ejercen. De hecho son líderes de sociedades científicas, decanas, profesoras, pero ahí es donde todavía están marcados algunos patrones masculinos, como que las mujeres no somos capaces y todos los comentarios sutiles de discriminación”, señala Torregrosa.
En 46 años de historia, la Asociación Colombiana de Cirugía nunca ha tenido una presidente mujer. En otros países ya han ejercido este cargo una o dos. Un reto marcado para las cirujanas presentes en el simposio.
Igualdad
No quiere decir que sea obligatorio un porcentaje de hombres y mujeres en esta especialidad, el objetivo “es que una hoja de vida la consideren igual si eres hombre o mujer para un cargo directivo y eso no ocurre todo el tiempo”, indica Torregrosa.
“Una mujer puede ser madre, o decidir no serlo; también puede ser esposa, o preferir quedarse soltera y eso no debe afectar el hecho de ser cirujana, una buena cirujana”, agrega.
Muchos pacientes, cuenta la cirujana Adriana Córdoba, “se sienten bien atendidos por las mujeres. Dicen que les dedicamos más tiempo, que logramos ser más receptivas. Hay hombres que también tienen esas cualidades, pero en general lo hacen las mujeres”.
En los estudios internacionales es claro que en términos generales de género, supuestamente la mujer, por roles como el de la maternidad, por ejemplo, tienden a “descuidar” lo profesional. “Esto es un sesgo y lo que debería hacerse es reconocer, anular el machismo y cambiar esas percepciones”, dice Torregrosa.
“Las microagresiones están a la orden del día (incluye el no llamarla doctora, decir que no se está capacitada o que una mujer no es capaz de soportar esta especialidad), entonces la pregunta es: ¿cómo vamos a responder ante ellas? Mi técnica ha sido ahorrar la energía para las situaciones graves y que lo otro me resbale”, relataban las expertas estadounidenses invitadas.
En ese país las mujeres, según un estudio realizado, ganan $0.80 por dólar menos que un hombre. Una pérdida anual de $10.470 y una pérdida en 40 años de carrera de $418.800.
No es victimizarse, es “reconocer que de verdad la tenemos un poco más difícil”, manifiesta la especialista Hernández.
“La competencia entre cirujanos es dura. Los hombres de una forma u otra tienden a sentir que uno no es tan competente como ellos aunque lo seamos porque recibimos el mismo entrenamiento. Algo que puede venir con el machismo de nuestra sociedad”, asegura Córdoba.
“Todos los días nos dirán que alguien más merece estar aquí y no tú”, advirtió la cirujana Tanya Zakrison. Sin embargo es la misión de cada una la de darse su lugar y “lidiar con las luchas diarias”, a veces con sus mismos colegas.
