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El diabolín, ese pasaboca por el que el departamento de Sucre se ha dado a conocer a nivel nacional e internacional y que elaboran en los municipios de Betulia y Corozal a base de yuca y queso, ahora se puede degustar en un helado.

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La crema, que tiene el sabor idéntico al snack y que como topping lleva diabolín molido al momento de ser servido, es la sensación desde hace dos semanas en Corozal, en la heladería Pitufilandia, que tiene 70 años de tradición en la sabana.

El barrio San José, donde se sitúa el negocio de la familia Torres Villalba, se ha tornado muy concurrido desde el domingo 26 de febrero, cuando el nuevo producto, tras varios intentos y su respectivo control de calidad, empezó a ser comercializado.

Personas de todas las edades y de diversas poblaciones de Sucre y de departamentos vecinos, como Córdoba y Bolívar, llegan en busca del helado de diabolín que no solo alcanza ventas por encima de las previstas, sino que también llevó a los Torres Villalba a cerrar sus puertas –por primera vez en la historia– para dedicarse a la producción de este helado y poder atender la gran demanda, que cada vez es mayor.

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Diariamente pueden vender más de 300 helados en vaso servido que vale 6 mil pesos o si lo prefieren pueden adquirir las presentaciones de 18 mil y 36 mil pesos. Para estas últimas hay encargos con días de antelación, pues es tal la sensación del helado que desde las 9:00 de la mañana cuando abren sus puertas hay ventas hasta agotar existencia la cual no alcanza las horas de la noche.

Margarita Torres Villalba y su hermana María Victoria, herederas del toque secreto de los helados caseros que su mamá Regina Villalba empezó a fabricar hace cerca de 70 años y que es quien le da el visto bueno a los nuevos productos, ya perdieron la cuenta de cuántos helados de diabolín han fabricado y cuántos más han vendido, pero lo que sí tienen claro es que las dos máquinas tradicionales y una novedosa que saca helados cada 15 minutos, no han sido suficientes en dos semanas para atender la demanda.

Seis personas hacen parte del proceso de elaboración y otro tanto se encarga de la venta que va desde quienes los sirven hasta el que recibe el dinero y toma los pedidos para fechas posteriores, las cuales anota en un cuaderno.

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Así hablan los clientes

'Es impresionante ver las filas de las personas que vienen a comprar a cualquier hora del día. Esto ahora se ha vuelto muy transitado. Los andenes de las casas se llenan de personas que se sientan a comerse el helado y que hasta repiten', dijo una de las vecinas de los Torres Villalba.

Otros como el médico de ascendencia libanesa y residente en la ciudad de Sincelejo, Arturo Payares Quessep, también han llegado a Corozal a degustar del diabolín hecho helado.

Para este profesional de la medicina y otros tantos colegas que deleitan su paladar con esta crema, su sabor es exquisito e indescriptible.

'Hace más de 30 años estoy viniendo a esta heladería. Conozco desde la abuela que está ahora hasta la nieta y en esta oportunidad vine por la sensación del helado de diabolín. ¡Qué espectáculo!. Esto hay que venirlo a probar y apoyar. Me gusta el de corozo, pero este de diabolín es maravilloso. Tiene un sabor dulce y un poquito salado, es un diabolín hecho helado, es algo indescriptible', anota el médico Quessep.

Por su parte el corozalero Gustavo García Barboza, uno de los primeros que se deleitó con el sabor del helado de diabolín lo define como una exquisitez. 'Todos los helados que aquí preparan son exquisitos. Tienen un sabor único, pero este de diabolín es la sensación. Tienen que probarlo', anota este licenciado y gestor cultural.

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Un hombre es su creador

Margarita Torres Villalba que combina sus labores como docente de inglés en un colegio del municipio de Los Palmitos, es quien ahora está al frente de la producción y venta del famoso helado que fue creado por su hijo Leonardo Muleth Torres que quiso innovar para atraer más clientes.

El hombre, un curtido en las finanzas que por estos días ve desde el exterior el boom de su invento a través de las redes sociales, había probado con muchos otros productos hasta que tuvo la idea del helado de diabolín y así fue que nació la maravilla y bendición del helado. 'Realmente esto es lo que ha sido para nosotros como negocio y como familia', dice la docente que se siente alarmada por el alcance que ha tenido este emprendimiento que ha superado sus expectativas.

Hubo dos pruebas y para la definitiva su abuela Regina Villalba, dio el sí, ratificando con ello que esta crema guarda los estándares de calidad de la primera que ella elaboró con sabor a coco en el año 1968, cuando compró la primera de las máquinas.

'Les hago el control de calidad a los helados, pero no soy comedora de helados y este de diabolín, que es un invento de mi nieto, es delicioso', anota Regina, quien se siente feliz al saber que su legado seguirá vigente.

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La docente Margarita relató que un grupo de jóvenes viajó de noche desde Magangué a Corozal a degustar el helado de diabolín, pero ella les hizo ver que no estaba bien exponerse de esa manera, y les recomendó que llamen para reservarlos, pues corren el riesgo de que lleguen de tan lejos y no lo encuentren.

A la par con el helado de diabolín también comercializan los sabores de coco, caramelo, corozo y chocolate que fueron los primeros, pero también hay de níspero y zapote.

Los Villalba Torres aseguran que el encanto de su helado radica en que no es industrial, sino casero y que va a perdurar por muchos años más porque ya las bisnietas de la dueña de la receta y que tienen 6 años participan de estos procesos.

'Hay helados ricos, pero con químicos y artificiales, y los nuestros son naturales', puntualizó Margarita Villalba Torres, quien con el negocio del helado también está contribuyendo con los hacedores de este pasaboca que es comprado por ellos para preparar la crema y el topping.