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Ciudadanía, etnias indígenas y afros, los artistas y la espada de Bolívar cambiaron la historia de lo que solía ser la formal ceremonia de posesión presidencial en medio de la llegada del primer gobierno de izquierda a Colombia, en cabeza de Gustavo Petro y Francia Márquez.

Con una pausada y sonriente caminata del nuevo presidente de la República de la mano de su esposa y primera dama, la sincelejana Verónica Alcocer, y sus hijos, Antonella, Sofía, Andrea, Nicolás y Andrés, desde el Palacio de San Carlos, sede de la Cancillería, dos cuadras hacia la Plaza de Bolívar, empezó el acto de transmisión de mando.

Por estas adoquinadas calles coloniales llegó Petro al encuentro con sus invitados especiales -y con sus invitados aún más especiales: el pueblo-, fuertemente escoltado tanto por militares como por la Guardia Indígena y en medio de saludos, besos y abrazos a los integrantes de las bancadas del Pacto Histórico y el Gran Acuerdo Nacional.