Triste, lamentable y vergonzoso el espectáculo que está brindando el gobierno de Gustavo Petro al terminar su mandato. Nunca antes en la historia del país los colombianos habíamos asistido a una “guerra” tan abierta y despiadada entre los integrantes de un mismo gabinete. El gran responsable de lo que ocurre no es otro que el mismo Petro, quien ha sido incapaz de poner orden en la casa. Tampoco parece interesarle mucho estos conflictos.
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Por andar comprando peleas con Donald Trump y defendiendo al sátrapa de Nicolás Maduro, entre otros asuntos que no son de su incumbencia, Petro dejó que el rancho ardiera. Mientras Armando Benedetti, su ministro del Interior, se levanta a “cuchillo” con Carlos Carrillo, director de la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgo de Desastres (Ungrd) y el ex ministro Luis Carlos Reyes, entre otros, Petro se dedica a trinar sobre lo divino y lo humano. Al parecer, lo suyo al terminar su mandato es la “física cuántica” y la “sobrevivencia” de la humanidad.
Pero Petro no solo no apaga el fuego que le está quemando el rancho, sino que lo atiza. No funge como mediador -las pocas veces que se ocupa de estos asuntos- sino como verdadero pirómano. Quienes osan retarlo o cuestionarlo terminan arrojados a la hoguera, como ocurrió con el ex canciller Álvaro Leyva y con el propio ex director de la DIAN y ex ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes, entre otros. Petro paga muy bien los silencios y lealtades.
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El episodio más reciente de la “guerra total” que libran funcionarios del gobierno nacional involucra a tres petristas consumados: Armando Benedetti, Carlos Carrillo y Angie Rodríguez, ministro del Interior, director de la Ungrd y directora del Departamento de la Presidencia (Dapre), respectivamente.
Rodríguez la emprendió contra Carrillo, por cuenta de supuestas irregularidades que habría encontrado como gerente encargada del Fondo de Adaptación y señala de las mismas al director de la Ungrd, quien había sido director de dicho Fondo entre el 2024 y parte del 2025.
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Según la directora del Dapre, Carrillo habría incurrido en presuntos malos manejos mientras estuvo al frente del Fondo. “Mi deber es denunciarlos”, afirmó. Se refirió concretamente a contratos realizados para obras en La Mojana y en la llanada “Ruta del Arroz”, creada por Carrillo para buscarle solución a la crisis de la subregión sucreña.
Carrillo -por su parte- respondió que declaró desiertos los contratos porque “tenían riesgos de corrupción”. Así justificó la baja ejecución de la que lo responsabiliza la directora del Dapre. Pero fue mucho más allá: señaló que todo se trata de una retaliación de Rodríguez, por haber denunciado que el Fondo de Adaptación se ha convertido en un “botín burocrático”.
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“La información que hoy se presenta -escribió Carrillo en su cuenta de X- proviene de la mano derecha de Katherine Rojas, puesta allí por Armando Benedetti, quien duró un mes en la gerencia y a quien denuncié por politiquear en el Fondo”.
Después de este cruce de graves señalamientos se desató en las redes sociales una verdadera batalla campal, que aún no termina y que parece lejos de acabar.
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Como en la célebre guaracha cubana, interpretada por Celia Cruz con la Sonora Matancera, después de que Songo (Angie Rodríguez) le dio a Borondongo (Carlos Carrillo), Borodongo le dio a Bernabé (Armando Benedetti), Bernabé le pegó a Muchilanga (Luis Carlos Reyes) y Muchilanga no sabe qué hacer…
Es de público conocimiento que Rodríguez es protegida de Benedetti, quien la ha defendido en momentos muy difíciles, como acaba de suceder con su “renuncia”, que nunca se materializó, pese a la voluntad del propio Petro, quien se mostró inconforme con una decisión tomada por Rodríguez de no nombrar a José Alexis Mahecha, ex funcionario del DAS, recomendado suyo, en una entidad del Estado. Aún así Benedetti la sostuvo en el cargo.
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En la pelea de Rodríguez con Carrillo, el ministro del Interior no dudó un segundo en darle un espaldarazo a su pupila: “Angie Rodríguez, secretaria general de Presidencia, presenta pruebas contundentes de malos manejos, negligencia, de ineficiencia, show y de engaños en el Fondo de Adaptación por Carlos Carrillo. Las denuncias conocidas hoy deben ser investigadas con rigor”.
Veamos, pues, ¿por qué Songo le dio a Borondongo y Borondongo le dio a Bernabé y Bernabé le pegó a Muchilanga?
Songo le dio a Borondongo…
Angie Rodríguez -directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre)- es una modesta funcionaria con mucho poder. A diferencia de sus dos antecesores -Laura Sarabia y Armando Benedetti- Rodríguez prefiere el bajo perfil a la exposición mediática. Su pelea con Carlos Carrillo -sin embargo- la puso en el ojo del huracán. Los graves señalamientos contra su antecesor en el Fondo de Adaptación podrían llevarla a los estrados judiciales, porque se trata de asuntos relacionados con presuntos actos de corrupción, que tienen que ver con supuestos malos manejos de miles de millones de pesos. En otras palabras, Rodríguez señala a Carrillo de corrupción en contratos celebrados para solucionar la crisis de La Mojana. En su guerra declarada a Carrillo, la directora del Dapre cuenta con el respaldo del ministro Benedetti, hoy por hoy, el funcionario más poderoso en la Casa de Nariño. No sería extraño, por consiguiente, que Carrillo corra la misma suerte de quienes se atrevieron a retar al ministro del Interior en este gobierno, que no es otra que el despido o el destierro. Lástima -eso si- que la pelea Rodríguez y Benedetti contra Carrillo se traduzca -una vez más- en abandono de La Mojana, cuya crisis sigue sin solución. Esta promesa tampoco la cumplió Petro.
Borondongo le dio a Bernabé…
Para Carlos Carrillo, director de la Ungrd, el funcionario que estaría detrás de Angie Rodríguez sería el ministro Benedetti, a quien llamó “pollerón” en uno de sus trinos. Es decir, en lenguaje Caribe, el “pollerón” es el hombre que se escuda detrás de una mujer para no dar peleas. Carrillo sostiene que por sus denuncias se cayó la anterior gerente del Fondo de Adaptación -Katherine Rojas- “puesta por Benedetti”. Sobre los contratos de La Mojana, Carrillo sostiene que las denuncias que recibió señalarían como beneficiarios de los mismos a congresistas relacionados con el “clan de los Ñoños”, de Córdoba. El director de la Ungrd se refiere a un contrato de la llamada “Ruta del Arroz”. La denuncia recibida fue puesta en conocimiento de la Fiscalía y ella tiene que ver con la presunta participación en ese contrato -que asciende a más de 36.000 millones de pesos- de cercanos a la “Ñoñomanía”. “Ellos son unos políticos de Córdoba, que han operado siempre como opera la política tradicional alrededor de senadores muy poderosos, como lo era en el gobierno de Juan Manuel Santos el doctor Armando Benedetti”, afirmó Carrillo en entrevista concedida a El Tiempo. Según Carrillo, los multimillonarios recursos del contrato serían utilizados para “financiar las campañas del 2026 de la Ñoñomanía”. Señala a Benedetti de convertir el Fondo de Adaptación en un “botín burocrático”. Benedetti -por su parte- negó todos estos señalamientos y se refirió a Carrillo como un funcionario inepto e incapaz.
Bernabé la pegó a Muchilanga…
No conforme con tener abierto el frente de Batalla contra Carrillo, el ministro Benedetti arremetió contra el ex director de la DIAN, ex ministro de Comercio, Industria y Turismo, y ahora precandidato presidencial, Luis Carlos Reyes, quien lo señaló de “intentar negociar con el llamado “zar del contrabando”, Diego Marín Buitrago, alias “Papá Pitufo”. Las declaraciones de Reyes las dio a Daniel Samper Ospina, en el programa “El sótano de Marelbys”. A ellas Benedetti respondió de inmediato. “El ex ministro Luis Carlos Reyes @luiscrh ¿el hombre que ayudaba a Pitufo? Antes de ser ministro no tenía ni hoja de vida y además ha sido un desleal. Solo hasta cuando lo botaron fue que empezó a hablar de la supuesta corrupción. ¿Por qué antes no lo hizo? Es sospechoso”. A lo que Reyes ripostó: “Me quedo con mi hoja de vida y no con su prontuario criminal, ministro. Tenga la decencia de renunciar”. El ex ministro Reyes anunció acciones penales contra Benedetti, lo que significa que esta otra pelea entre funcionarios y ex funcionarios de Petro también irá para largo. Al final del mandato de Petro, el “fuego amigo” se convirtió en una “batalla campal” en la que todo vale.
Le echó Burundanga y le hinchan los pies…
Y mientras el rancho está ardiendo, ¿qué hace Petro? El único responsable de todo este desbarajuste y este caos es Petro. Nadie más. Punto. Su comportamiento alucinante lo lleva a eludir todo tipo de responsabilidades. Petro decidió vivir en un mundo paralelo en el que todo le resbala. Obsesivo y delirante solo se ocupa de aquellos asuntos en los que su figura podría alcanzar la condición de mártir o héroe. Por eso reta a Trump, buscando con ello despertar una solidaridad mundial que está lejos de alcanzar. Y ello es así porque -más que un mártir o un héroe- el mundo observa a un cómplice sumiso del criminal Maduro. Su lealtad a Maduro y al régimen chavista lo condenó a la simple condición de lacayo, aunque lo niegue. Petro sirve a Maduro, mientras insulta a Trump. Sus delirios cósmicos y cuánticos lo alejan de asuntos terrenales muy graves, como esas peleas a cuchillo que libran sus subalternos en sus propias narices. Como si fueran “compadritos” del viejo Buenos Aires, que se destajan con dagas afiladas, los funcionarios y ex funcionarios de Petro -incapaces de gobernar- ahora solo luchan por su supervivencia. Esa es la realidad.



















