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Con el objetivo de optimizar el funcionamiento de las 12 estructuras de arrecifes artificiales fondeadas en la bahía de Pozos Colorados, en el sur de Santa Marta, se realizó el retiro de las mallas de pesca que con el paso del tiempo se han enredado sobre estas, impidiéndoles cumplir con la finalidad de conservación y recuperación de la vida marina.

Esta labor – ejecutada por la Universidad del Magdalena - se hizo teniendo en cuenta que algunos pescadores al momento de la faena, no estuvieron atentos a las boyas que señalizan la presencia de los arrecifes y que avisan que no deben operar sus redes en dichos sectores.

Las primeras estructuras sumergidas al lecho marino en Pozos Colorado fueron en el año 2013, en el marco del Proyecto de Arrecifes Artificiales, dirigido a la conservación de especies, generación de la biodiversidad y recuperación de la vida marina. Además del impacto positivo por los beneficios ambientales y la generación de biodiversidad.

El biólogo Pedro Ricardo Dueñas, coordinador del componente pesquero y ecológico del referido proyecto, explicó que la importancia de este tipo de actividades - desde el ámbito pesquero, ecológico y social – 'tiene que ver con el trabajo que se hace para favorecer a todas las comunidades de pescadores que históricamente han hecho extracción pesquera y que llevan años haciéndola con diferentes métodos y artes, como atarraya, boliche, línea de mano y palangre'.

Además del biólogo Dueñas, en la actividad participaron el también el ingeniero William Retamozo Chávez, director de desarrollo social y productivo de la Vicerrectoría de Extensión y Proyección Social de Unimagdalena y los pescadores pertenecientes a las asociaciones ‘Adi Mujer’ y el Comité de Pescadores de Don Jaca.

Las mallas que están enredadas en los arrecifes representan un riesgo para la vida marina. Los materiales de pesca abandonados en el mar, contaminan porque no son biodegradables y podrían permanecer en el mar cientos de años.

La zona en la que se encuentran los arrecifes artificiales sirve de albergue para especies tales como langostas, pargos, chernas, roncos, jaibas, corales blandos y duros y otras en peligro de extinción como el mero.

Al margen de la labor del retiro de mallas que involucró a un equipo de buzos expertos, se revisó que las estructuras estuvieran en posición ideal para que no se hundan de un lado o de otro a causa de las corrientes marinas.

Hernando Figueroa, presidente del comité de pescadores de Don Jaca, comentó que 'esos arrecifes es lo mejor que han hecho porque tenemos más de 15 años de ser intervenidos por las empresas carboníferas'.

'A causa del carbón se ha deteriorado bastante el medio ambiente en la ensenada de Los Alcatraces por lo que no hay peces para la pesca, por eso la comunidad de Don Jaca tiene unas necesidades perentorias de alimentación', añadió.

El proyecto contempla la capacitación permanente de los pescadores del sector para que no tomen estos arrecifes como lugar de pesca, y por el contrario, hagan parte en su preservación con el fin de hacerlos partícipes activos del proceso.

Con Ecopetrol

En el año 2010 la Universidad del Magdalena inició este proceso de conservación de la biodiversidad en alianza con Ecopetrol S.A y otras empresas del sector, en busca de la preservación y el ecoturismo.

'El uso de estas estructuras favoreció a las comunidades circundantes aumentando la producción del recurso pesquero de extracción y el cuidado del medio ambiente marino en esa zona', explicó William Retamozo..

La construcción de estos arrecifes artificiales, se basó en la utilización de una tubería en desuso que donó Ecopetrol para el proyecto, las cuales fueron transportadas desde la planta de Ayacucho, sede de Ecopetrol en el departamento del Cesar, hasta la ciudad de Santa Marta.