El Heraldo
En el año 2020 Santa Marta reportó 10.430 rebosamientos de aguas negras a la Superintendencia.
Magdalena

El alcantarillado: ‘dolor de cabeza’ de los samarios

Lluvias generan rebosamientos. Contraloría y Superintendencia de Servicios Públicos piden estricto mantenimiento al sistema.

Entre 1940 y 1942 empezaron las obras del alcantarillado en Santa Marta, un sistema que desde sus inicios ha cargado sobre sí muchos desafíos técnicos y financieros.

Al principio los trabajos cumplían con la capacidad residencial y comercial de la ciudad, pero hoy, por la falta de inversiones y mantenimiento, no responde a la demanda de las 484.025 personas que habitan la zona urbana, sin descuidar a los 41.311 migrantes que hacen uso de estas redes.

Era el gobierno departamental de José ‘Pepe’ Vives De Andreis y las cañerías instaladas recibían los residuos de los samarios de la época. Sin embargo,  80 años después, el sistema muestra un inocultable colapso.

Este deterioro se evidencia en los recientes derramamientos de aguas de alcantarilla sobre las zonas turísticas del Centro Histórico, en donde los manholes permanecieron por más de 20 días como volcanes en plena actividad, emanando desechos que terminaron en el mar.

Ante esta problemática los cuestionamientos no se hicieron esperar sobre la Empresa de Servicios Públicos del Distrito (Essmar), entidad que desde 2017 asumió el manejo del alcantarillado sanitario, heredado de la predecesora compañía Metroagua, del grupo español Inassa. Una entidad que operó y usufructuó 28 años el sistema con más pena que gloria.

Fueron casi tres décadas que  terminaron tras una acción popular dirigida por Carlos Caicedo –hoy gobernador del Magdalena– quien argumentó supuestos incumplimientos en la mejora del acueducto y el alcantarillado de la ciudad.

Sin embargo, lo que no ha parado han sido las quejas de los ciudadanos por el rebosamiento de las alcantarillas.

De acuerdo con el informe de vigilancia especial de la Superintendencia de Servicios Públicos, solo en el año 2020 Santa Marta reportó 10.430 rebosamientos, siendo junio, julio, noviembre y diciembre las épocas de mayor crisis por la alta carga de turistas que visitan los hoteles, hostales y lugares de alojamiento.

Zona turística

Desde el 30 de septiembre, sobre la calle 22 con carrera primera, muy cerca de la bahía, se generó un rebosamiento permanente que se salió de los planes de contingencia.

Hedores, mosquitos y visitantes inconformes fue la imagen que acompañó a la Ciudad de Bastidas justo a pocos días de iniciar la semana de receso escolar.

Los puntos críticos eran atendidos día y noche por vehículos Vactor, que drenaban la cloaca distrital para tratar de reducir los impactos ambientales.

La anómala situación fue motivo de controversias de todo tipo y de debates políticos que tuvieron en el Concejo Distrital su principal escenario, pero igualmente fue un tema ampliamente divulgado en redes sociales con sugestivos contenidos críticos.

Las explicaciones

Carmen Patricia Caicedo, gerente de la Essmar, dio la cara y respondió a las quejas.

Comentó en ese momento: “Durante las últimas lluvias se originó el arrastre de gran cantidad de material granular proveniente de las faldas de los cerros ubicados en cercanías de la Estación de Aguas Residuales Ebar Norte, lo que afectó y dejó fuera de operación la bomba cuatro”.

Ante la situación se desplegó un plan de contingencia que incluyó la activación de las cuadrillas y el manejo de aguas residuales con cinco equipos de succión presión tipo vactor, ubicados en los puntos donde se estaban originando los vertimientos, siendo estos la calle 22 con carrera primera, Los Cocos, la carrera 1c con calle 23 y el edificio Punta Betín.

Después, el área técnica de la Essmar reportó que “al parecer personas inescrupulosas arrojaron al sistema de alcantarillado listones de madera y materiales inservibles que ocasionaron daños en el motor y el sello interno de la bomba, dejándola fuera de operación”.

“Todos los sistemas de alcantarillado en tiempos de lluvia están propensos a colapsar”, dijo Caicedo, quien enfatizó que “el alcantarillado en Santa Marta no tiene problemas de mantenimiento”.

Sin embargo, el concejal Juan Carlos Palacio –el más severo crítico de la empresa– desestimó las anteriores aseveraciones y precisó que los daños constantes en las redes de alcantarillado “obedecen a la falta de mantenimiento por parte de la Essmar, incluyendo la Ebar Norte”.

Asimismo, Caicedo Omar precisó que el sistema de alcantarillado de la ciudad está diseñado para responder al ingreso, transporte y disposición final en el mar Caribe mediante el tratamiento de dilución en el emisario submarino, no así para el ingreso de aguas lluvias, por cuanto la ciudad creció, a diferencia de otras urbes colombianas, sin construir un sistema de alcantarillado pluvial; por tanto, destacó que en condiciones normales y mediante el buen uso del sistema no existe un permanente rebosamiento en varios sitios de la ciudad.

Rebosamiento frente a la Marina Internacional.

La contraloría

Ante la emergencia sanitaria que se presentaba y el cúmulo de quejas ciudadanas, especialmente de turistas, la Contraloría Distrital de Santa Marta, a través de sus auditores, adscritos a la Oficina de Control Fiscal, practicó una visita de inspección, vigilancia y control a la Estación de Bombeo de Aguas Residuales, Ebar Norte.

El titular de este órgano de control, Alexander Zabaleta, comunicó que tras el examen practicado “se evidenció una serie de presuntas irregularidades que no permiten garantizar la normal operatividad conforme a las necesidades de la ciudad”.

“Se pudo constatar que en el cuarto de máquinas  se encuentra el tanque subterráneo de almacenamiento y cinco bombas sumergibles, de las cuales solo vienen funcionando cuatro y a la fecha solo se encuentran dos en servicio debido a que las otras presentaron recientemente daños en su estructura, lo que ha generado los rebosamientos de aguas residuales en el Distrito de Santa Marta, especialmente en la carrera 1 con calle 22, con la consecuente afectación ambiental a la bahía de Santa Marta”, destacó la Contraloría en su informe.

También constató que el diámetro de las rejillas que protegen las  bombas “imposibilitan la entrada de sólidos que puedan afectar las hélices”.

La Contraloría desvirtuó en su informe la tesis planteada por la Essmar sobre las causas del daño de la bomba y señaló que “las condiciones de las instalaciones y equipos permiten colegir la falta de mantenimiento en la estación”.

Igualmente, la Contraloría Distrital de Santa Marta pudo verificar que las instalaciones de bombeo de aguas residuales EBAR Zona Norte “no cumplen con la funcionalidad operativa real, para suplir la necesidad que se presenta en condiciones normales de desagüe y en condiciones de altos niveles de lluvia, para evacuar el volumen de aguas residuales de la ciudad, por lo que el arreglo o reemplazo de la máquina averiada no es la solución a la problemática”.

“Se necesita aumentar la capacidad en potencia de bombeo para que no colapse el sistema y realizar adecuaciones en las instalaciones que optimice un buen funcionamiento de trabajo de las instalaciones, por lo que se seguirá solicitando por escrito más información en el marco de la presente investigación por vertimientos de aguas residuales a la bahía de la ciudad”, señaló la Contraloría.

La Superservicios

El caso del alcantarillado mereció la atención de la Superintendente de Servicios Públicos Domiciliarios, Natasha Avendaño García, quien hizo un recorrido por la ciudad, verificando los puntos críticos, en particular a la entrada del barrio Altos de Bahía Concha.

Dijo que allí la comunidad le informó que esta situación era recurrente cuando se presentaban lluvias.

La funcionaria visitó la Estación de Bombeo Ebar Norte, de la que aseguró encontró “un preocupante panorama”.

“La planta de tratamiento en su estructura está bastante deteriorada y vamos a iniciar una solicitud a la Essmar en varios frentes, sobre planes de mantenimiento”, precisó.

Sobre un posible proceso sancionatorio o quizás una intervención, la Superservicios guardó silencio y solo se remitió a narrar lo que observó.

Por su parte el presidente de la Red de Veedurías Ciudadanas, Pablo Bustos, manifestó que “el gobierno debería entrar a Santa Marta y tomar cartas en el asunto”.

La alcaldesa de Santa Marta, Virna Johnson, no se pronunció sobre el tema y dejó en manos de la gerente de la Essmar y su equipo técnico el manejo de la situación.

La EBAR Norte

El 2 de febrero de 2017 la Procuraduría, y otras autoridades visitaron la EBAR Norte, cuando esta era operada por Metroagua. Al término de la inspección fue suscrita un acta que estableció una serie de compromisos, tanto para la empresa como para Corpamag, la Secretaría de Salud, la Gerencia de Infraestructura del distrito y el Dadma, hoy Dadsa:

Metroagua tenía la tarea de adquirir de manera prioritaria otra bomba de 600 litros por segundo para efectos de mejorar su plan de contingencia. Bomba que podría ser utilizada en otra EBAR paralela a la existente a efectos de optimizar el sistema de alcantarillado. 

El 27 de septiembre de 2017 se vuelve a reportar una nueva falla en la EBAR, teniendo un nuevo operador del servicio: Veolia. Y en los compromisos se reiteraron las conclusiones de la visita del 2 de febrero, es decir, la compra de otra bomba adicional, imponiéndose las obligaciones establecidas para la extinta Metroagua.

El 25 de octubre de 2018, a través de una acción popular interpuesta por la Procuraduría, se le ordenó a la Essmar la compra de esta bomba de impulsión, adicional y necesaria en la EBAR Norte, citando las 2 visitas anteriores.     

En el 2020, ante un requerimiento hecho por la Procuraduría, la alcaldesa Johnson precisó que entre 2017 y 2019, con el plan de inversión de la alcaldía se habían adquirido 2 bombas de 600 litros por segundo, una que costó $297 millones y otra $391 millones. No obstante, por razones de pandemia, el Ministerio Público no visitó la EBAR.

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