
Toyo Ito reconoce que desde el tsunami de Japón de 2011 volvió a “cuestionar” su arquitectura, sobre todo desde su implicación en proyectos en las zonas devastadas, algo que ha sido reconocido por el jurado del prestigioso Premio Priztker, considerado como el Nobel de la arquitectura.
“Tras haber trabajado y convivido con la gente de las zonas afectadas por el desastre en proyectos como ‘Hogar para todos’, quiero apostar por la construcción de casas que se inspiren en el estilo de vida de las personas que van a residir en ellas”, explica en su estudio del barrio tokiota de Omotesando.
A sus 71 años, que no aparenta, se muestra feliz aunque humilde ante la avalancha de felicitaciones recibidas pocas horas después de que se anunciara que era el ganador del Premio Priztker.
“Me ha llegado de manera inesperada, no he trabajado nunca en Estados Unidos, ha sido una sorpresa y estoy muy emocionado. Creo que este premio me dará ánimos y me sentiré más valiente al afrontar mi arquitectura de ahora en adelante”, apunta.
Además, cree que este tipo de galardones ayudan a ser más libre a la hora de crear y que impulsará su trabajo en Asia, donde se aprecia mucho el Pritzker y donde, comenta entre risas, siempre le preguntan si no lo ha recibido todavía.
El jurado ha querido destacar desde Los Ángeles (EU), además de su vertiente de responsabilidad pública, su carácter innovador y su búsqueda constante de nuevos caminos en una obra «atemporal, optimista y alegre».
“Siempre he tratado de no tener estilo para no tener que concentrarme en mejorarlo. Mi objetivo ha sido producir algo nuevo según el lugar y el equipo con el que trabajaba. Esa novedad constante es lo que mejor define mis ideas”, señala el arquitecto, vestido con un impecable traje azul marino y unas gafas de pasta blanca.
Ito es responsable de obras tan diferentes como la Torre de los Vientos (1986), en Yokohoma, la biblioteca de la Universidad de Bellas Artes de Tama (2007) o las Torres Porta Fira, de Barcelona (2004).
De todos sus edificios diseñados a lo largo de 40 años, no duda en señalar la espectacular Mediateca, de paredes transparentes y estructura de acero de Sendái como su favorito: “Es algo que me ha marcado, ha sido una época”.
Se ha convertido en el sexto arquitecto nipón en ser reconocido con el galardón estadounidense, los últimos, en 2010, fueron su discípula Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, ambos responsables del estudio Sanaa.
Se muestra escéptico a la hora de hablar de una arquitectura claramente japonesa, pero reconoce que su estilo y los espacios que crea pueden estar muy influenciados por el idioma que habla, algo que los hace reconocibles fuera de Japón.
“El inglés es un idioma mucho más claro, y por eso creo que los arquitectos anglosajones intentan marcar la frontera o el límite de cada espacio. Mientras que en Japón se trata de ser poco concreto, una ambigüedad que influye, desde luego, en mi arquitectura”, apunta.
A pesar de su proyección internacional y sus trabajos alrededor del mundo, la obra de Ito está muy ligada a la capital nipona, donde se mudó en su adolescencia y que acoge algunos de sus edificios más reconocibles, como la casa White U o la tienda de Tods.
Sin embargo, admite que cada vez le interesa más trabajar en zonas rurales de Japón, ya que Tokio ha perdido la energía que tenía.
“Las grandes ciudades de cualquier país necesitan la energía para superar el pasado y avanzar, y lamentablemente el Tokio de hoy carece de esa energía. Por eso ahora me apetece trabajar fuera de la gran urbe, en zonas más periféricas”, dijo al concluir esta entrevista.
Por Ramón Abarca/ Yoko Kaneko
EFE
CREAR PARA ESPACIOS DIÁFANOS
Toyo Ito
El reconocido Premio Priztker lo recibe Toyo Ito por su legado vanguardista de edificios de aspecto ingrávido inspirados en la naturaleza y perfectamente fusionados con el entorno.
Amante de la obra del español Antonio Gaudí, Ito, de 71 años, no solo es uno de los arquitectos más reconocidos del panorama internacional, sino que su personalidad es la de un genio humilde preocupado por aportar soluciones en momentos de necesidad.
Apuesta por un concepto urbanístico dotado de elementos naturales y pragmáticos, donde el cristal o la madera se maridan con el hormigón y el acero para crear espacios diáfanos de serena amplitud.
Así, de su inagotable imaginación nacieron obras como la ‘Torre de los Vientos’ (1986), en Yokohoma (al sur de Tokio), o la aplaudida y emblemática ‘Mediateca de Sendái’ (2001), un inmenso edificio ubicado en esa ciudad del noreste nipón caracterizado por sus formas transparentes.
Varias veces candidato al Premio Príncipe de Asturias de las Artes, recibió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 2009, en lo que sería su primer galardón en España, un país que cuenta con numerosos proyectos suyos, como las ‘Torres Porta Fira’, de Barcelona (2004), el Parque de la Relajación, de Torrevieja, actualmente paralizado, o el Parque de la Gavia, en Madrid.
Por Javier Picazo Feliú