Karmen Ramírez Boscán, una wayuu del clan Epinayu, es la persona que representará a los colombianos que residen en el exterior, ya que fue escogida como representante a la Cámara dentro de la circunscripción internacional, encabezando la lista del Pacto Histórico.
A pesar de eso, afirma que no se olvidará, su tierra natal, La Guajira, donde está enterrado su ombligo y donde comenzó su lucha por la defensa de los derechos humanos y por la reivindicación de los derechos del pueblo wayuu.
Nació en Maicao, donde se divertía haciendo wayunkerras, la muñeca tradicional de las niñas wayuu y que, según las abuelas, representan a la primera mujer wayuu, que a través de ellas se pueden potenciar los poderes que le otorga su creadora o dueña, y que siempre tenían el privilegio de volver a la tierra.
'Era muy feliz jugando alrededor de un jagüey cuando llovía, porque mi mamá me enseñaba con el barro a hacer las wayunkerras. Ahora las hago de trapo', afirmó en diálogo con EL HERALDO.
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Su activismo comenzó en la época de la arremetida paramilitar en La Guajira y cuando comenzaron a asesinar a su familia. En total fueron 27 los familiares que perdió en el conflicto armado. 'Me indignaba que salieran noticias falsas en los medios y eso me llevó a trabajar para dar a conocer la verdad', explicó.
Como respuesta a la gran tragedia de su familia, publicó en el 2007 el libro 'Desde el desierto: notas sobre paramilitares y violencia en territorio wayuu de la media Guajira', donde documentó un listado de violaciones a los derechos humanos, desapariciones, asesinatos y desplazamientos, además de las alianzas con autoridades locales.
Apenas salió a la luz pública, comenzaron las amenazas contra ella y su familia, por lo que decidió irse a Suiza, inicialmente por un año en el marco de un programa de protección especial de líderes indígenas. También trabajó en la Organización Internacional del Trabajo y aprovechó para protestar en contra de las multinacionales dueñas de Cerrejón, 'para exigirles que rindieran cuentas por los crímenes cometidos en el territorio'.
Trabajó en varios oficios y actualmente labora en un restaurante, como cocinera en la limpieza del lugar. 'Es un trabajo al que le agradezco mucho porque me ha permitido continuar con mi activismo y también tener una independencia financiera, con la que he ayudado a mi familia en La Guajira', expresó.
Su candidatura fue un proceso largo
Aunque Karmen siempre fue apática a la política, porque dice que 'en La Guajira se cometen todos los delitos electorales tipificados y no tipificados y eso me producía escozor, por lo que en época de elecciones me perdía'.
Pertenece al movimiento Fuerza de Mujeres Wayuu y dice que no quería que los políticos sacaran provecho del trabajo que venían realizando, sin embargo, poco antes de las elecciones del 2018, sintió que debía involucrarse en la Colombia Humana cuando era un movimiento.
Comenzó entonces un trabajo en Suiza y en otros países de Europa con mujeres migrantes, al punto que en una gran huelga feminista que se realizó, fue escogida como vocera e intervino en un gran evento en la plaza Federal de Berna.
Antes del estallido social en Colombia, la Colombia Humana hizo una convocatoria para que se postularan para candidatos y varias personas propusieron su nombre, por lo que habló con su familia y decidió inscribirse.
'Mi decisión obedece a que la política no es la misma que se hacía hace 20 o 30 años y quería hacer parte de esta construcción política que viene de la gente y del pueblo', indicó.
Pasó varios filtros y consultas hasta que fue elegida como la candidata a la circunscripción internacional del Pacto Histórico.
Se financió con arepatón
Karmen explicó a EL HERALDO que la campaña la financiaron con algo que denominaron 'Arepatón'. 'Dos veces al mes hacíamos unas dos mil arepas y cada persona se encargaba de vender los paquetes', precisó.
Pero además dice que todas las personas del partido que están en 49 países, hacían rifas, sancochos, donaban dinero y hacían otras actividades para la financiación de la campaña.
Karmen considera que 'es una responsabilidad muy grande llevar el nombre de su pueblo wayuu y representar la entereza de las mujeres, pero también quiero visibilizar a nivel mundial la dramática situación que vive mi pueblo'.
Insiste en que los niños que han fallecido por desnutrición, 'han sido asesinados porque el agua que se les debió entregar a las comunidades, le fue regalada a la mina de carbón del Cerrejón'.
Por eso, a la par que trabajará por en el programa que ha diseñado como representante a la Cámara, no se olvidará de La Guajira y todas sus problemáticas.
'Ya tenemos un pacto por el buen vivir, por la paz de la migración colombiana que hemos venido organizando desde el 2012, el cual se llevará al Congreso y vamos a organizarnos para trabajar por los colombianos que viven en el exterior y que con sus remesas constituyen el segundo renglón de la economía en Colombia', añadió.
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