Un almuerzo de arroz con carne guisada y un pan francés que llegaron a la estación de Policía de Fonseca, donde serían entregados por tres mujeres a sus presuntos familiares, levantaron sospechas en uno de los patrulleros, quien le pidió a una de las tres femeninas que lo abriera y allí se llevaron todos la sorpresa del día: en el interior del plato y el pan había una caleta con muchos tabacos de marihuana.
A las 4:25 de la tarde de este martes, las mujeres llegaron a la garita de entrada a la estación y estuvieron muy conversadoras y tomándole el pelo a los policías, lo que se presume era la estrategia para hacer perder control a los uniformados de la guardia, pero estos ya tienen la experiencia suficiente para saber que no se pueden fiar cuando se trata de alimentos para los internos, sobre todo en estos tiempos de COVID-19, donde están restringidos todos esos beneficios a los privados de la liberad.
No los querían abrir
Inicialmente, las mujeres se negaban a partir el pan, pues alegaban que lo querían entregar impecable, pero al final se logró abrir el alimento y en sus entrañas no estaba solo la harina ya horneada, sino un buena cantidad de tabacos de marihuana listos para ser consumidos por los adictos que están detenidos en la estación de Fonseca.
A las ciudadanas Ana González García, de 27 años; Marvelis González Castro, de 33, y Hillaris Andrea Muñoz Acosta, de 19, les fue notificado que a partir de ese momento se encontraban privadas de la libertad por el delito de porte y fabricación de estupefacientes y les leyeron los derechos del capturado.
A las tres mujeres se les notificó que tenían derecho a hacer una llamada para comunicarle a un familiar que estaban detenidas. No obstante, una de ellas le dijo al policía que no haría uso del teléfono, pero que le diera permiso para llegar hasta el patio, donde se encontraba su marido. El propósito de esta mujer era decirle a su pareja que ‘la vuelta se había caído’ y que ella estaba ahora tan presa como él.
Las tres mujeres fueron conducidas hasta el municipio de San Juan del Cesar, en el extremo sur del departamento, donde los funcionarios de Policía Judicial las dejaron a disposición de un fiscal en turno para que las presente ante el juez de control de garantías quien decidirá la suerte de las mujeres que quisieron meter 40 tabacos entre carne guisada, arroz volado y un pan francés de 40 centímetros de largo.




















