Violencia sexual y embarazo temprano en región Caribe: escalofriantes cifras
Lina Arbeláez, directora del ICBF, se mostró preocupada por la situación que viven los menores en Colombia y consideró que la sociedad debe tener una transformación urgente.
Las crueles historias de maltrato físico y sexual contra los niños y niñas en Colombia se han vuelto terriblemente repetitivas en los últimos años. La violencia parece haberse naturalizado y la indignación colectiva, despertada por los horrorosos hechos que han acabado con la integridad de los menores, se termina volviendo paisaje cuando el titular de prensa pierde vigencia.
Los datos son escalofriantes. El año pasado, según información entregada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), se abrieron más de 35 mil procesos de restablecimiento de derechos por violencia en el país, de los cuales 19 mil fueron por asuntos relacionados con agresiones sexuales. Lo más grave y duro de digerir es que esta pesadilla para los pequeños, casi siempre pobres, desterrados de sistemas protectores para ellos y educación de calidad, ocurre en el seno de sus hogares. En donde, a priori, deberían estar más seguros. Un disparate que desnuda, según las distintas autoridades que atienden a la primera infancia y la niñez, lo enferma que está la sociedad.
La región Caribe, un territorio complejo por su demografía, su extensa ruralidad y por los históricos cinturones de miseria que alberga, no ha escapado de esta penosa realidad, sino todo lo contrario. Tan solo desde noviembre y hasta lo corrido de 2022 se han conocido varios casos que han sacudido a todo el país por lo macabro de los hechos. Lo peor: los números rojos pican y se extienden.
A final de año, en las playas del corregimiento de La Boquilla, norte de Cartagena, fueron capturadas tres personas que explotaban sexualmente a menores de edad. Según la Policía, las propias madres de las niñas eran las que ofrecían los servicios sexuales a los turistas. Dos de las pequeñas, de 15 y 17 años, eran hermanas. Por sus cuerpos, los proxenetas ofrecían entre $200.000 y $300.000.
Por otro lado, en una invasión de Tolú, en Sucre, fue hallad sobre una sábana en un callejón entre su casa y la de un vecino, el cuerpo de una menor de ocho años con signos de tortura y abuso sexual. Le habían cambiado la ropa que tenía puesta cuando desapareció y su agresor, según la comunidad, habría escapado tras cometer el crimen.
Asimismo, en las semanas recientes se conoció la repudiable noticia de que una madre golpeó de manera brutal a su hijo, de tan solo tiene unos 11 meses de edad, mientras que en el barrio Santa María, sur de la capital del Atlántico, saltó a la palestra pública el asesinato de una joven de 17 años por parte de un hombre con quien tenía dos hijos y que, para sorpresa de todos, también tenía una relación con su hermana melliza. A ambas las maltrataba de manera sexual, física y psicológica.
Lo peor –según el ICBF– es que los casos son abrumadoramente superiores a los que se conocen.
“En Colombia tristemente se ha naturalizado la violencia contra los niños, niñas y adolescentes. Tenemos un problema como sociedad y por eso es necesario deconstruir normas, culturas y valores que normalizan la violencia hacia la niñez y adolescencia”, manifestó Lina Arbeláez, directora del ICBF en entrevista con EL HERALDO.
“Las estadísticas no son positivas para el país. Esto es inaceptable, es doloroso. El 72 % de los casos ocurren dentro del hogar y esto muestra que somos una sociedad que tiene que transformarse”, agregó.
“El 72 % de los casos se dan en el hogar, lo cual es muy doloroso y muestra que la sociedad debe cambiar”.

Barranquilla y Cartagena, las dos capitales principales de la región Caribe, han registrado números alarmantes en materia de violencia sexual contra menores de edad, siendo las mujeres, entre los 12 y 17 años de edad, la población más afectada.
Las condiciones socioeconómicas, familias disfuncionales, la carencia de formación académica, entornos poco seguros y la falta de estimulación en sus vidas, son factores determinantes que juegan un papel en contra de los menores, que –por lo general– callan la serie de abusos a las que son sometidos durante muchos años. Además, su sufrimiento es minimizado y callado por sus lazos familiares más cercanos, una complicidad con el mal y negligencia desgarradora que los hunde en una espiral de sumisión y silencio.
“Barranquilla tiene altas tasas de violencia sexual. Cartagena, también. Allá tenemos un foco especial en la prevención de la explotación sexual, comercial y la trata de niños y niñas. También son preocupantes los números en el Eje Cafetero y en la frontera con Venezuela. En Atlántico hemos abierto 2.212 procesos administrativos de restablecimiento de derechos de niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual de enero de 2020 a enero de 2022. El 86.6 % de los casos responden a niñas y adolescentes mujeres. Además, entre los 12 y los 17 años es donde más ocurre con un 54.2%”, explicó Arbeláez.
Por otro lado, la directora del ICBF señaló que en Bolívar, que vive una crítica situación, sobre todo por la explotación infantil, el turismo sexual y la trata de personas, se han abierto 1.303 procesos de niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual en los dos últimos años.
Asimismo, el 87.7 % de los casos responden a niñas y adolescentes y que ,entre los 12 y los 17 años, es donde más se presenta esta violencia con un 62.1 %.
Si las cifras del ICBF no fueran suficientes para dar una cachetada de la brutal actualidad que viven los menores, un informe del Dane, a principios de febrero, se encargó de estampar a cualquiera que tenga duda, contra la muralla de desolación, abandono, pobreza y muerte que afrontan las niñas con el tema de embarazos a temprana edad, muchos de ellos –según la autoridades– como consecuencia de violaciones.
Según la entidad responsable de la producción de estadísticas oficiales, en el comparativo del año corrido del 2020 versus 2021 se observa un incremento del 19,4 % en el número de nacimientos en madres menores de 14 años en el territorio nacional, una serie de cifras que según distintas voces oficiales merma la calidad de vida de las involucradas y genera más pobreza.
En este listado, Magdalena (3.6) y Bolívar (3.5) son los departamentos que reportan las tasas más preocupantes de la región Caribe.
Por otro lado, en 2020 las tasas de fecundidad en madres entre 15 y 19 años se sitúan en los niveles más altos en departamentos como La Guajira (91.1), Magdalena (89.1), Guainía (84.3), Cesar (82.3), Caquetá (76.2), Bolívar (72.5), Huila (71.1), Vichada (71.5) y Sucre (70.8), todos con TEFE superiores a 70 nacimientos por cada 1.000 mujeres en este grupo de edad.
“Las cifras son muy difíciles de entender pues en el 2021 más de 91.215 niñas, entre los 14 y 19 años, fueron madres. Eso significa que empiezan los procesos en materia de desarrollo humano en retroceso para el país. Porque muchas de ellas se ven obligadas a dejar la educación, y ahí comienzan lo que se denomina como círculos de pobreza y de violencia. Lo que tenemos también vemos en estas madres gestantes es que tienen niños prematuros, con muy bajo peso y que obviamente empiezan a tener riesgos en su desarrollo motor y cognitivo. Tenemos también un aumento de casos de niñas entre 10 y 14 años y hay que dejar algo claro: todas ellas han sido violadas”, sentenció Lina Arbeláez, directora del ICFB.
Lo anterior es respaldado por la Fundación Plan que, de acuerdo con un estudio realizado en 2019, señala que 9 de cada 10 adolescentes que han tenido un embarazo no ha continuado con sus estudios, lo que genera el aumento de la deserción escolar. Además, la organización señala que en niñas y mujeres entre 13 y 19 años que son madres, la edad del padre muchas veces la supera por 6 a 20 años.
“En el 68.7 % de los casos, las relaciones no son entre pares”, indicaron.
Sobre esto, las relaciones entre no pares, el Dane reveló en su último informe que “al comparar los datos disponibles que cruzan entre la edad de la madre y del padre para el año 2020, un total de 6 madres tenían 20 o más años cuando el padre tenía menos de 14 años y un total de 8 madres tenía entre 14 y 19 años cuando el padre era menor de 14 años”.
Lina Arbeláez, directora del ICBF, ha sido contundente sobre esta situación y concluyó que más allá de la edad que tenga el hombre, las relaciones sexuales con menores de edad mujeres son un delito.
“Repito: todas ellas han sido violadas. Aquí no hay otra expresión u otra palabra. Cualquier menor de 14 años que haya tenido relaciones sexuales no puede decir que hubo consentimiento para ello. ¿Por qué? Porque en derecho hay un elemento que explica que ellas no tienen la capacidad o raciocinio de que lo que están haciendo está bien o mal. Es un delito. Está tipificado en el código penal y da sanciones punitivas. Necesitamos que todas las personas entiendan que la violencia contra los niños, niñas y adolescentes amenaza el desarrollo del país. Claramente hay un capítulo de prevención muy fuerte, como lo ha hecho este Gobierno en el marco de la Gran Alianza contra la Violencia, una estrategia que busca promover entornos protectores para la niñez en todos los espacios donde estos se desarrollan.