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En el sector de la Ciudadela Metropolitana, localizada en el municipio de Soledad, se presentó en la tarde de este domingo 18 de agosto un supuesto atentado contra un bus de la empresa de transporte público colectivo Lolaya que, al parecer, no estaba en servicio y era conducido por un chofer hacia un taller de mecánica.

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Testigos del hecho dijeron que todo sucedió en el bulevar de la calle 54 con carrera 11, mientras el conductor del vehículo esperaba el cambio de luz en un semáforo y aparecieron en escena sujetos a bordo de una moto.

Al parecer, el parrillero del vehículo fue el que accionó el arma de fuego en dirección hacia los vidrios panorámicos, ocasionando que uno de estos terminara destrozado.

El conductor y un acompañante buscaron protección dentro del automotor, por eso no resultaron heridos.

Hay que señalar que este incidente ocurre días después de un primer ataque contra otro bus de la misma compañía. Todo sucedió en la noche del pasado miércoles 14 de julio cuando el vehículo se desplazaba por la avenida Circunvalar y a la altura del complejo habitacional Puerta Dorada un desconocido impactó el panorámico, al parecer, con un disparo.

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Sin embargo, a través de un comunicado, la Policía Metropolitana de Barranquilla señaló que se había tratado de “una piedra”.

Lo que sí está claro es que existe un grupo delincuencial que le exige a la compañía transportadora un acuerdo económico para dejarlos trabajar y no atentar contra los empleados, en un evidente caso de extorsión.

Es preciso recordar que en la tarde de ese mismo miércoles, el Grupo Gaula Militar informó sobre una vigilancia permanente a las instalaciones de la empresa Lolaya luego de las amenazas de las que fueron víctimas.

Nada es nuevo

En julio de 2022 EL HERALDO documentó que todos estos ataques y casos de extorsión hacia el gremio del transporte público urbano y otras formas de negocio es la continuación de un viejo método usado por las estructuras criminales con el fin de apropiarse de rentas legales.

Si bien las autoridades han tratado de contener en los últimos 10 años las arremetidas de dos de los grupos que operan en la zona: ‘Costeños’ y los ‘Rastrojos Costeños’, sumando capturas y el decomiso de armamento y munición, entre otros elementos, siempre vuelven a aparecer en escena actores criminales para sembrar el terror con atentados y el envío de panfletos.

Ahora en la escena se suman los llamados ‘Pepes’ y el Clan del Golfo.

“Lo que estamos presenciando en Barranquilla y su área metropolitana es la continuación de una competencia armada que se inició años atrás entre organizaciones criminales (Costeños, Rastrojos-Costeños y AGC) por el control territorial y la administración de rentas ilegales y la predación de rentas legales por medio de la extorsión”, explicó en su momento el docente de la Universidad del Norte e investigador en temas de seguridad Luis Trejos.

Coolitoral, Sobusa y Coochofal, tres de las actuales 25 empresas del transporte público urbano de Barranquilla y su área metropolitana, han tenido a lo largo de los últimos años varios episodios relacionados con ataques de grupos armados ilegales a sus empleados y a su parque automotor. Ahora se sumaría Lolaya.