La guerra en Colombia no ha cesado. Esa es la conclusión a la que se puede llegar al ver cómo cada semana las autoridades informan sobre los resultados de un bombardeo a un campamento o de los ataques y emboscadas de los que han sido víctimas miembros de la fuerza pública y que han dejado 55 uniformados muertos, en lo que va de año.
Lo anterior tiene un antecedente claro y guarda relación con las diferentes transformaciones que tomaron los grupos armados, la guerrilla del Eln, los reductos del EPL y las disidencias de las Farc, tras la firma del acuerdo de paz a finales de 2016.
Todos estos grupos se están disputando el terreno que dejó la extinta guerrilla e intentan alzarse con el manejo de los sembradíos de coca, la minería ilegal, las rutas del narcotráfico y otros productos que son altamente apetecidos por estas estructuras.
Pero este nuevo escenario de la guerra no solo tiene la intención de realizar acciones terroristas en las zonas en disputa, sino también de intentar 'urbanizar el conflicto', generando el deterioro de la seguridad ciudadana trayéndolo a los centros poblados para buscar obtener beneficios en otros escenarios sociales.
{"titulo":"Policía reconoce liderazgo del alcalde Pumarejo contra la delincuencia","enlace":"https://www.elheraldo.co/atlantico/policia-reconoce-liderazgo-del-alcalde-pumarejo-contra-la-delincuencia-854753"}
Los grupos
Fuentes de las Fuerzas Militares le dijeron a EL HERALDO que en la actualidad se estima que las disidencias de las Farc tienen aproximadamente 2.400 hombres en armas, quienes sostienen 'una disputa interna' a sangre y fuego por el control de las mencionadas economías ilícitas.
Además, esta estructura, según las labores de inteligencia, viene realizando vínculos con bandas de narcotraficantes como los carteles de Sinaloa y de Jalisco.
'El fortalecimiento de las estructuras criminales de este grupo en armas, entre ellas las del comando coordinador de occidente, vienen acompañadas de acciones terroristas que les permiten mostrarse fuerte ante la opinión pública', precisó una fuente del componente armado en diálogo con este medio.
Por su parte, en el Eln más del 60 % de sus estructuras se financian con el narcotráfico, siendo esa la principal fuente de ingresos de este grupo armado organizado.
'Con esos recursos se desarrollan las acciones terroristas en contra de la población civil, la fuerza pública y la infraestructura del Estado', dijo la entidad armada, quien destacó que se ha podido establecer que en territorio venezolano permanecen tres cabecillas del Comando Central, ocho de la Dirección Nacional, 17 cabecillas de frentes de guerra y 21 cabecillas de frentes y compañías.
'Se tiene conocimiento de que en diferentes estados de Venezuela permanecen más de 1.100 integrantes de las estructuras del grupo armado organizado Eln', precisó el informante.
Con relación al Clan del Golfo, las Fuerzas Militares aseguran que este grupo tiene aproximadamente 1.200 hombres en armas y está dedicado exclusivamente al negocio del narcotráfico.
'Las estructuras delictivas del Clan del Golfo se encuentran tratando de reorganizar sus estructuras criminales y tratando de fortalecer sus fuentes de financiación', dijo la entidad armada.
{"titulo":"La Policía adelanta acciones en Sincelejo para enfrentar la inseguridad","enlace":"https://www.elheraldo.co/sucre/la-policia-adelanta-acciones-en-sincelejo-para-enfrentar-la-inseguridad-854165"}
Unas zonas
En diciembre de 2018, el Comando General de las Fuerzas Militares presentó el Plan Bicentenario Héroes de la Libertad, una estrategia que se desplegó en dominios terrestre, marítimo y aéreo, en 13 Áreas de Atención Prioritaria (AAP), que corresponden a los espacios geográficos donde converge la mayor cantidad de factores de inestabilidad de carácter armado, económico y social.
'Las AAP terrestres a cargo del Ejército son: Cauca-Nariño, Bajo Cauca Antioqueño, Catatumbo, Chocó, Urabá, Arauca, Putumayo, Meta-Guaviare, Vichada-Meta y La Guajira-Cesar-Magdalena. En el dominio marítimo se identifican dos de estas áreas que se ubican en el Caribe y en el Pacífico, los cuales están a cargo de la Armada, además de todo el espacio aéreo que está bajo responsabilidad de la Fuerza Aérea', dijo la fuente de las Fuerzas Militares.
En estas áreas, según la información, se conduce el esfuerzo principal del Plan Bicentenario y allí se concentra la mayor cantidad de unidades, quienes desarrollan operaciones en forma conjunta con el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, junto con la Policía.
Cambio de doctrina
El coronel (r) José Espejo, analista en temas de seguridad, señaló que, en la actualidad, Colombia permanece 'en conflicto' debido a que su principal combustible es la ilicitud de las economías y las rutas para el tráfico ilegal de personas y de armas.
'Las nuevas estructuras derivadas del postconflicto obligaron a unos cambios doctrinales dentro de las fuerzas militares. Tomaron fuerzas las operaciones conjuntas y la interacción del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, cosa que antes no lo había. A esa estrategia se le suma el componente de las acciones coordinadas de la Policía con quien se comparte el trabajo de inteligencia', explicó Espejo.
{"titulo":"Ejército realiza jornadas para definir situación militar en Montería","enlace":"https://www.elheraldo.co/cordoba/ejercito-realiza-jornadas-para-definir-situacion-militar-en-cordoba-854559"}
Para el analista, esa inteligencia —que ha permitido los bombardeos— ha llegado especialmente de la Policía y de la Armada y se termina complementando con el trabajo del Ejército y la FAC.
'Acá se descubrió que la forma en la que están estructurados estos grupos criminales demandaba una implementación de los diferentes poderes que tienen las Fuerzas Militares: el poder terrestre, el marítimo–fluvial y el aéreo, este último resulta ser el más importante, porque quien controla los cielos tiene grandes ventajas militares', destacó el coronel (r).
La inteligencia permite además dar un golpe a través del poder aéreo, debido a que es 'más efectivo' y 'menos desgastante' para la fuerza pública. 'No tiene sentido mandar a los soldados por tierra para atacar a un amigo que no tiene uniforme y que se confunde con la población civil', dijo espejo.
En años anteriores, incluso el lenguaje de guerra era diferente, pues se referían al enemigo como grupos de guerrilla, columnas y cuadrillas. 'Hoy día se habla de grupos armados organizados y las disidencias que se alejaron del proceso de paz', dijo Espejo.
El experto explicó que cuando las Farc ocupaban los territorios tenían uniformes y una estructura de mando, pero a diferencia del actual momento hay ejércitos pequeños 'totalmente desconectados unos de otros', donde la mayoría no usan uniformes y se mezclan con la población civil.
'Esto hace que las Fuerzas Militares no vean a un enemigo clave y cualquier acción que se desarrolle puede ser motivo para una investigación por presunta violación de los derechos humanos. Es por eso que no se ven los combates, sino lo bombardeos', detalló el uniformado en retiro.
Una amenaza
El analista de seguridad César Restrepo Flórez, sostuvo que en los últimos años el crimen organizado se ha ido 'fortaleciendo' en toda Latinoamérica, y en Colombia la institucionalidad 'está retrasada' para atender este desafío.
'El país debe ser sincero y decir cómo va a enfrentar el crimen organizado, si no este fenómeno con toda la plata que genera la coca va a comprar las elecciones y van a crear bandas delincuenciales en las ciudades para mover sus negocios. Y todo eso deteriora la seguridad del país', dijo Restrepo.
Destacó también el experto que estamos en un período que no se puede comparar con el año 2010, toda vez que estamos en un nuevo escenario en el que las organizaciones criminales buscan cualquier oportunidad para golpear a la fuerza pública y 'probar' la capacidad de respuesta.
'El problema radica en que no hay inversión en seguridad, el país ha perdido pie de fuerza y se está enfrentando al envejecimiento de sus equipos militares. Todo esto demuestra que los diseños de capacidades se estancaron', señaló Restrepo.
Los expertos coinciden en que la clave está en poder fortalecer las capacidades de las Fuerzas Militares, tanto en hombres como en los elementos que les permitan cumplir sus funciones de manera correcta.





















