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Son muy pocos los conjuntos vallenatos que ofrecen sus servicios en el sector turístico del balneario Hurtado. Néstor De Ávila
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En la tierra del vallenato no se consiguen conjuntos en las calles

A pesar de que este género nació en los potreros, plazas y espacios abiertos, ahora las agrupaciones solo se encuentran a través de oficinas y mánagers, precisó el compositor Sergio Moya.

A diferencia de ciudades como Santa Marta, Barranquilla o Cartagena, en Valledupar, considerada la ‘Capital Mundial del Vallenato’, no se consiguen agrupaciones de este género musical ofreciendo sus servicios en calles y sectores turísticos. Y es que según conocedores del folclor existe una especie de ‘mito’ frente a lo cotizados en que tratan de mantenerse estos grupos en la tierra de los Santos Reyes.

En otras latitudes turísticas como El Rodadero, en Santa Marta; la calle 72 en Barranquilla, o las playas de Cartagena, los conjuntos vallenatos proliferan, brindando ‘toques’ por tandas y canciones, a módicos precios, convirtiéndose en un atractivo y una oportunidad para propios y foráneos de escuchar a viva voz los mejores repertorios de esta música, en especial los cantos clásicos que precisamente hicieron los juglares en los potreros, patios y plazas de los pueblos en el norte del Cesar y La Guajira.

Para el estudioso del folclor y compositor, Alberto ‘Beto’ Murgas, “el músico vallenato a través del tiempo ha venido adquiriendo prestigio, considero que la mayoría de ellos trata de profesionalizarse en este género y de pronto no quisieran estar en esos espacios”.

Sergio Moya Molina, autor de clásicos como ‘La Celosa’, ‘Fortuna y Desdicha’, ‘La Fiesta de los Pájaros’, entre otros muchos, comparte con Beto Murgas el decir que los conjuntos en Valledupar se han “cotizado tan alto que ya no se encuentran en las calles, ahora hay que buscarlos en oficinas o a través de sus representantes, es una cultura que se ha trasladado a un estrato social al que llegó por la importancia que empezó a gestarse desde el campo, de las vaquerías, de la clase baja. Sin embargo, se han cotizado de tal manera que ya no quieren tocar en cualquier parte, y eso es un poco perjudicial porque hay gente que desea tener un conjunto vallenato a la mano para disfrutar de una buena parranda”.

“Uno antes en cualquier sitio encontraba los grupos vallenatos en Valledupar, ahora están en los edificios de 10 y 15 pisos, creo que es algo que debe corregirse, porque nuestra música en cualquier lugar debe seguirse promocionando y mostrando, sobre todo en los espacios turísticos, que es donde más gente llega interesada en conocer nuestro folclor”, precisó.

Las agrupaciones lo ven como si eso fuera un ‘rebusque’ y no les gusta, tienen aspiraciones más altas, cuando se trata de mostrar un mejor servicio.
El acordeonero Álvaro Queruz lidera uno de los pocos conjuntos en el río Guatapurí.

Gran demanda y poca respuesta

El balneario Hurtado, en el río Guatapurí, es uno de los principales atractivos turísticos en la capital del Cesar. De acuerdo con los comerciantes del sector, a pesar que toda clase de música suena en los equipos altos parlantes, son muchos los ‘clientes’ que preguntan por los conjuntos vallenatos para que les amenicen su estadía, pero realmente es mínimo lo que pueden ofrecer, porque a lo largo y ancho del mismo, son pocas las agrupaciones las que brindan este servicio.

Ignacio Andrade, quien administra un negocio de bebidas en el lugar, cuenta que “aquí han llegado turistas de Medellín, de Bogotá, y otras partes, incluso del exterior, y quedan maravillados con los paisajes y el balneario, pero cuando quieren que un grupo les toque una parranda, muchas veces se quedan con las ganas porque no hay”.

El dueño de uno de los pocos conjuntos vallenatos que ofrecen canciones a lugareños y foráneos en el balneario es el acordeonero Álvaro Queruz, quien ante la falencia que se presenta en el sector que cada fin de semana es uno de los más visitados, decidió organizar el grupo musical y llevarle repertorio de los Zuleta, Diomedes, Jorge Oñate, entre otros, a las personas que quieren una interpretación con músicos en vivo de los diferentes temas vallenatos.

Frente a esta situación, Robert Martínez Murgas, director de la Promotora de Valledupar, Provalledupar, indicó que ya se encuentra radicado ante el Viceministerio de Turismo un producto denominado ‘Valledupar, Capital Mundial del Vallenato’, que busca establecer las zonas con mayores posibilidades de desarrollo turístico; también hay un programa sectorial de turismo que se va a empezar a implementar con el objetivo de tener claramente planificado hacia dónde va la ciudad, y cuáles serán las principales zonas turísticas de esta capital”.

Precisó que “en este momento no va a haber una oferta de grupos vallenatos porque no hay un consumo permanente de música en vivo; entonces para tenerlos hay que seguir planificando el turismo y promocionar a Valledupar como ciudad turística. Estamos trabajando en el las áreas de desarrollo naranja, potencializando zonas específicas de la capital con incentivos tributarios, con el objetivo que haya permanentemente esa oferta en Valledupar”.

Semillero del folclor

Valledupar es un semillero del folclor. Cientos de niños y jóvenes se preparan en las escuelas y academias de música, pero más con miras a convertirse en los futuros reyes del acordeón. La enseñanza comienza a temprana edad, pequeños que sin aún dominar el peso del instrumento, ya le sacan las primeras notas.

La academia del maestro Andrés ‘El Turco’ Gil, es uno de estos sitios de enseñanza, donde se ha impulsado a la mayoría de los soberanos de las nuevas generaciones en este folclor. “Ellos estudian, se preparan, entonces es como estar en la Universidad, profesionalizarse; y de pronto lo que menos quieren es ir a ofrecerse de manera informal, tratan de organizarse,  tener su estructura, su oficina y darle categoría a lo suyo”, manifestó Andrés Gil.

“Eso que no se consigue conjunto vallenato en las calles es verdad; aquí llegan personas del interior que quieren una agrupación, y pasan la noche buscando un cajero, un guacharaquero o un acordeonero, y no aparecen; pero llegan a Barranquilla, a la calle 72, y no los dejan bajar muy bien del carro cuando les están ofreciendo música vallenata en vivo; es lamentable que eso no pase aquí. Las agrupaciones lo ven como si eso fuera un ‘rebusque’ y no les gusta, tienen aspiraciones más altas, cuando en realidad se trata de ofrecer un buen servicio y seguir promocionando la música vallenata en todas las escalas”, sostuvo.

Andrés ‘El Turco’ Gil considera que falta un mayor incentivo por parte de las entidades competentes y organizar a estas figuras del folclor, sobre todo cuando se está promocionando a Valledupar como una capital turística.

Henry de Diego, oriundo de Cartagena, es uno de los alumnos de la academia del Turco Gil, y afirma que su interés en aprender a tocar acordeón es concursar en los festivales y ser Rey, o conformar una exitosa agrupación.

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