Compartir:

Armando Manzanero era un gigante de 1,54 de estatura. Sus éxitos resonaron en el mundo con un legado que permanecerá en los corazones románticos y amantes del bolero y la balada.

Originario de Mérida, Yucatán, visitó a Barranquilla en dos oportunidades. La primera vez fue el 20 de agosto de 1999 en medio de una gira que estuvo programada para varias ciudades del país. La segunda fue en 2012 para presentarse en el Barranquijazz de ese año. Como todo artista de su talla era exigente con cada detalle.

Camilo Benedetti, quien trabajaba en 1999 en la producción de eventos, recuerda a Manzanero como un hombre sencillo y abierto al público.

'Era muy accesible, atendió a todos los medios de comunicación y no titubeaba a la hora de grabar algún video que le pidieran', afirma.

Benedetti confiesa que la gran admiración que sentía hacía al mexicano fue una de las causas que lo motivó a traerlo a Barranquilla. Por esa época, Manzanero estaba promocionado su producción musical titulada Hoy no.

No tenía muchas exigencias. Lo único que pidió fue tiquetes en clase ejecutiva, hospedaje para él y su representante y un piano de cola.

Encontrar un piano con las características que exigía Manzanero no fue fácil. 'Tenía unas condiciones especiales que no recuerdo muy bien, pero tengo claro que debía ser un piano de cola', afirma Benedetti.

Por fortuna para el productor del evento, la familia Daes tenía un piano con las características requeridas por el cantautor.

Una de las anécdotas que recuerda de esa visita de Manzanero a la ciudad fue que el artista se fue a pasear y regresó unos minutos antes del concierto con unas amigas que conoció en la ciudad.

'Yo le conseguí un carro con chofer, pero no lo pude acompañar, después de un rato de haberse ido lo llamé para saber cómo estaba y me dijo que bien y que ya iba de regreso con unas amigas. Yo me pregunté quiénes eran porque se suponía que él no conocía a nadie', narra entre risas.

Ese 20 de agosto Manzanero cantó por cerca de dos horas y media, lo hizo solo con su piano y sin ningún tipo de acompañamiento.

Tal vez entre Barranquilla y Manzanero no había Nada personal, pero esta ciudad, según Antonio Caballero, coordinador de Barranquijazz, le recordaba a su natal Mérida por ser al igual que la Puerta de Oro una población costera.

'Me dijo que entre su tierra y Barranquilla habían unas diferencias muy sutiles, pero sí se asemejaban mucho', relata Caballero quien tuvo la oportunidad de conversar con Manzanero cuando este hizo una pequeña pausa en su concierto en el salón Jumbo del Country Club el 14 de septiembre.

Caballero recuerda que el maestro interpretó sus más grandes éxitos por más de una hora y media. El público se deleitó con canciones como Adoro, Esta tarde vi llover, Contigo aprendí y Somos novios, entre otros clásicos de la música latina.

Precisamente en el receso que tomó el maestro, Caballero ingresó a su camerino para preguntarle sobre Somos novios, letra que tradujo al inglés Sid Wayne y que fue grabada por Perry Como en 1970 bajo el título de It’s imposible.

'¿Maestro, tuvo la oportunidad de conocer a Sid Wayne?', le preguntó. Pero no, Manzanero nunca se encontró con el hombre que tradujo al inglés 'el himno' de los novios.

Una de las anécdotas que recuerda Caballero de esa noche fue que en medio de la presentación, el cantautor mexicano le pidió a los meseros que dejarán de pasearse por el recinto, puesto que era una falta de respeto con el público y con el artista estar ofreciendo comida y bebidas en pleno recital.

De inmediato los meseros dejaron de repartir refrigerios en la mesa al ver la molestia del mexicano.

Otro de los momentos inolvidables de esa noche fue cuando Manzanero hizo alusión al guitarrista colombiano Gabriel Rondón quien había fallecido a la edad de 70 años en febrero de 2012.