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Este viernes 13 de junio, el Ministerio de Hacienda llevará a cabo la presentación de la actualización 2025 del Marco Fiscal de Mediano Plazo (Mfmp). Este viene siendo un documento importante para poder entender no solo la hoja de ruta de Colombia en materia económica, sino también la capacidad del gobierno nacional para lograr tener una estabilización de sus finanzas públicas.

Hay que señalar en primer lugar que el déficit fiscal de Colombia ha aumentado con notable fuerza en los trimestres más recientes. El desbalance alcanzó el 6,7 % del PIB en 2024, desde el 4,2% del PIB del año.

Salvo el año de la pandemia (2020), Colombia no había sufrido un deterioro tan acentuado del déficit del Gobierno Nacional Central en un solo año como ocurrió durante 2024 en lo corrido del Siglo XXI. Más aún, el déficit del primer trimestre de 2025 es el más elevado del mismo periodo de comparación (para un primer trimestre de un año), lo que llevó a que el déficit acumulado 12 meses móvil se profundizara hasta 7,6 % del PIB nominal del mismo periodo (es decir, abril de 2024 a marzo de 2025).

El ministro de Hacienda, Germán Ávila, señaló durante el Congreso de Asobancaria que será necesario garantizar ajustes en los ingresos, lo que implicará tanto reformas tributarias como estrategias orientadas a la generación de consensos, a fin de “asegurar la sostenibilidad de las finanzas públicas”.

Sobre ese tema, el equipo de Investigaciones Económicas de Bancolombia, manifestó que a raíz del deterioro fiscal no está tanto en la caída de los ingresos, sino en la rigidez y el crecimiento desproporcionado del gasto público, puesto que los ingresos tributarios, que se beneficiaron en 2023 del ciclo de altos precios del petróleo y el carbón, han regresado a su promedio histórico (como porcentaje del PIB) y el gasto total sigue desbordado y se encuentra 2,5 puntos del PIB más alto que el promedio de los últimos diez años.

Retos de credibilidad

El ex ministro de Hacienda y actual rector de la Universidad EIA, José Manuel Restrepo, afirmó en diálogo con EL HERALDO que el principal reto es de credibilidad, puesto que, a su parecer, ese marco fiscal no tiene credibilidad.

“No tiene credibilidad porque arranca con una suspensión de la regla fiscal, que era el ancla sobre la cual se mantenían las cifras, entonces es un marco fiscal que, en el fondo termina siendo falto de credibilidad. El desafío es, ¿quién va a financiar todos esos recursos? ¿A qué costo lo van a financiar? ¿Es viable y sostenible en esas condiciones? Yo creo que no”, señaló Restrepo.

En ese sentido, remarcó que el riesgo más grande del marco es que ya no es creíble.

Con los mercados

Un informe del Banco de Occidente afirma que las calificadoras de riesgo como Moody’s y S&P han señalado la necesidad de sincerar las cifras, y han anticipado luego de la publicación del Mfmp que dictarán una nueva decisión sobre la calificación de riesgo soberano del país.

Así mismo, recordaron que el Fondo Monetario Internacional (FMI) recientemente condicionó el acceso a la línea de crédito flexible con el que cuenta Colombia desde 2009 por un monto de USD8.100 millones, indicando que la reanudación estaría sujeta a una revisión interna del multilateral, y a los resultados que se presenten en el Marco Fiscal de Mediano Plazo.

A su vez, señalaron que los riesgos fiscales podrían modificar la postura de política monetaria del Banco de la República, que desacelere el ritmo al que el Emisor está reduciendo la tasa de interés de referencia.

Sobre regla fiscal

Bancolombia señaló que aunque la regla fiscal ha sido cumplida, “no ha funcionado” y que el uso, en 2024, del concepto de “transferencias de única vez” para justificar el incumplimiento de la meta de déficit primario, que cerró en 2,4% del PIB, cuando el objetivo era de 0,9 %, golpeó la credibilidad del sistema.

“Abrir la puerta a este tipo de justificaciones crea un precedente peligroso y es que cualquier desviación podría presentarse como transitoria, incluso cuando las cifras estructurales digan lo contrario”, sostuvo Bancolombia.

Para ellos, lo que necesita el país no es otra excepción a la regla, sino un refuerzo institucional de la misma, lo que implicaría, entre otras cosas, una reconfiguración del gasto público.