Cuál es el motivo por el cual el crédito de consumo está caro en Colombia

No es un secreto entre los empresarios, sin importar el tamaño de su actividad económica, y lo dicen sin rubor: 'Los bancos se están poniendo duros con los requisitos para prestar dinero'. Por eso algunos pequeños prefieren recurrir a compras con su tarjeta personal de crédito.

En los hogares, en cambio, aquellos de ingresos más de 3 salarios que están buscando promociones para adquirir bienes, pagan con tarjetas de marca o tarjetas credenciales aprovechando la forma de pago a un mes y sin interés que ofrecen algunas entidades y tarjetas de marcas propias, precisa Marco Rivero, gerente de un almacén de moda internacional en Barranquilla.

'Por la situación económica no tendremos compras de personas de 4 millones de pesos, pero pueden comprar dos millones. Es un cliente que sabe valorar los productos importados, que lo puede hacer con disciplina, y no paga en efectivo, sino con su dinero plástico'.

El crédito de consumo está costoso. El congelamiento de las tasas de interés, por parte del Banco de la República, debido a una inflación que se ha mantenido en dos dígitos (10,48 % a octubre), estrecha más las posibilidades financieras.

El efecto de esta medida está en que la colocación de crédito en la economía se está contrayendo. Así lo afirman los analistas, y al mirar los datos del IPC en el 2023, al descontar el efecto de la inflación, la cartera de consumo cae 10 % anual, y de vivienda y comercial también presentan tasas negativas. Esto es lo que se considera como 'un efecto de desapalancamiento' por los tipos de interés en aumento, afirmó el analista Germán Cristancho en su cuenta de la red social X.

Los hogares han visto caer su gasto real -2,4 % en el acumulado de los últimos 12 meses, lo que significa que, por persona, la caída es del 4,4 %, precisó el economista Camilo Herrera con datos de la firma Raddar.

'Esto no pasó en 2008, 2016, 2017, ni en 2020. Esto tiene su explicación en la inflación de 12,2 %, la caída de la colocación crediticia a hogares de 13,4 % y en una devaluación de 9,2 %. Cabe aclarar que, pese a esto, el gasto amplio de los hogares es superior que 2021 y 2019, lo cual muestra que la anticipación de gasto en 2021-2022 pasó su cuenta de cobro en 2023'.

A corte de agosto de 2023, según cifras de la Superintendencia Financiera, la cartera de créditos bancarios ascendió a $654,2 billones, mientras que un año atrás bordeaba $614,1 billones. Aunque en términos nominales el saldo aumentó, al descontar la inflación se observa una caída del 4,4 % real anual. Por modalidades, la de mayor contracción fue el consumo, con -8,1 %, seguida por comercial, con -3,1 %, y vivienda, con -2,1 %.

'La reducción de la cartera se debe, principalmente, al ciclo económico, que incluso presentó una contracción en el tercer trimestre de este año', indicó Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria.

Desde abril el tipo de interés está en 13,25 %, y en la medida que las empresas ven disminuida su actividad productiva y los hogares desaceleran sus decisiones de consumo, la demanda de crédito disminuye, afirmó Jonathan Malagón.

El coeficiente de fondeo neto (CFEN) y la adopción plena del riesgo de tasas de interés del libro bancario (RTILB) desde este 1 de diciembre, se puede considerar como una medida adoptada por los bancos bajo vigilancia de la Superintendencia Financiera para enfrentar escenarios actuales como la altas tasas de interés. Además con estas medidas, el Gobierno nacional apunta a hacia los estándares internacionales establecidos por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, más conocidos como 'Basilea III'.

El economista y con experiencia en hacienda y presupuesto público, Henry Amorocho, analizó que sí es necesario adoptar el CFEN en un escenario restringido y con techos congelados de las tasas de interés. 'Hay que bajarle dinámica a la economía porque ellos creen que el problema es de demanda, y no, el problema es de oferta, el problema es de costeo'.

El CFEN es un indicador que busca la gestión adecuada del riesgo de liquidez, al darle un incentivo a los establecimientos de crédito, los organismos cooperativos de grado superior y las instituciones oficiales especiales o bancos, explicó Natalia Escobar, abogada y socia de Posse Herrera.

El RTILB mide la exposición de los bancos a los movimientos adversos de las tasas de interés y que pueden llevar a un descalce entre las tasas de interés de captación, por ejemplo las que pagan en los CDTs, y las de colocación (las que cobran por los créditos que otorgan), no solo en monto, sino también en plazo.

'Es decir, si un movimiento en las tasas de interés implica que un banco tiene que pagar tasas más altas por sus depósitos, pero no puede ajustar las tasas que cobra a sus deudores con la misma facilidad, implica que está recibiendo menos ingresos netos por intereses y, por lo tanto, se disminuye el valor económico de su capital, calculado como el valor presente neto de los flujos positivos y negativos que el banco va a recibir', explicó Natalia Escobar.

Si los bancos están muy exigentes para desembolsar créditos, debido al riesgo de crédito que ha subido sustancialmente, por el bajo crecimiento de la economía y el aumento del costo por las altas tasas de interés, el economista Camilo Zea y CEO de Pronus, una boutique de inversión en entidades financieras de base tecnológica (Fintech), asegura que para éstas hay una oportunidad. Aclaró Zea que solo para aquellas Fintech con costeo y financiamiento suficiente, porque han 'sufrido' por las elevadas tasas de interés.

'Los bancos están saliendo de segmentos de crédito riesgoso para reducir provisiones o simplemente para evitar tener exposición a clientes que son sensibles al momento difícil de crecimiento que está experimentando la economía del país. En ese contexto, las Fintechs encontrarán un espacio de mercado muy interesante en el cual, con buena tecnología y fondeo suficiente, pueden atender esos nichos que a pesar de su mayor riesgo, pueden ofrecer muy buena rentabilidad'.

Jonathna Tarud, CEO de Tuily, afirmó que 2023 ha sido un año desafiante para las pymes en Colombia, marcado por la necesidad constante de acceso al financiamiento y la gestión eficiente de sus operaciones.

'Con nuevas soluciones, tasas más atractivas, las Fintech pueden ofrecer a esas empresas que, a pesar de ser clientes de bancos mucho tiempo, con buen flujo de caja, producción, les están siendo negado acceso a recursos para una ampliación de su planta. Podemos ofrecer créditos para casos como el control de sus gastos'.

María Clara Hoyos, presidenta de Asomicrofinanzas, explicó que las entidades financieras que tienen como clientes a microempresarios también pueden aprovechar el actual entorno. Esos clientes en algunos casos, precisó Hoyos, pueden ser que sean clientes sin vida crediticia. 'Un informe del Banco de la República muestra como el 24 % de la población atendida por el gremio superó la línea de pobreza'.

El trabajo de inclusión financiera, el acompañamiento para mostrar eficiencia en negocios de subsistencia, productivos, en la compra de materias primas, incluir los precios de sus productos y puedan salir del gota a gota es un plus que asesoran las entidades de microfinanzas, indicó María Clara Hoyos.

Sobre el comportamiento de la cartera del microcrédito en Barranquilla a septiembre precisó que es del 8 %, frente al promedio de la región Caribe que es de 15,1 % y ésta supera a la nacional que es de 13,9 %.

El consumo de los microcréditos en el país es 7,6 % frente al otorgamiento de recursos es de 7,4 %. En septiembre del año pasado, Barranquilla tenía en cartera 228 mil millones, frente a los $246 mil millones que alcanzó en el mismo mes del 2023. Y el crecimiento nominal anual de desembolso en la capital del Atlántico ha caído en septiembre de este año a -15,3 %, más que el nacional que es de -12,7 %.