“Salir adelante acá fue todo un reto”: Dilcimer Brito
La Karateca fue la única de su familia en atreverse a dejar su vida en Venezuela. Llegó a Colombia para mejorar su calidad de vida.
Muchos son los deportistas que luchan cada día en ser los mejores y lograr reconocimiento en su país. Pero pocos son los que, teniendo estos reconocimientos, se atreven a dejarlos atrás para atravesar fronteras y empezar de cero.
La karateca Dilcimer Brito Arrieche, migrante venezolana, fue la única de su familia en arriesgarse a dejar su país para mejorar su calidad de vida.
La oriunda de La Guaira, quien tiene más de 20 años de experiencia en el karate, es reconocida en su tierra por obtener medallas de oro tanto a nivel nacional como internacional.
Dilcimer, quien se enamoró del karate desde los 12 años de edad, resaltó que con “perseverancia y disciplina” logró ingresar a la selección venezolana y triunfar en distintos campeonatos. Fue ganadora de oro en los juegos Centroamericanos, Panamericanos, Suramericanos, en el Golden League italiano y en el Mundial Shitokai de Japón. Además, durante ochos años consecutivos se mantuvo como la numero 1 en su categoría +60kgs.
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La karateca llegó a Colombia y se radicó en Cartagena en 2019. Aseguró que arribó “con las manos vacías” y que le ha “costado bastante” empezar una nueva vida lejos del territorio hermano.
“Migrar no es fácil y llegar a un país donde nadie te conoce es todo un reto. Al llegar aquí lo hice con las manos vacías tratando de empatizar con este deporte”, manifestó la karateca, de 39 años de edad, en diálogo con EL HERALDO.
De forma nostálgica, la migrante venezolana recordó uno de los momentos “más tristes de su vida” el cual ocurrió apenas pisaba territorio colombiano.
“Estando aquí me enteré que mi padre falleció. Tuve que devolverme cuando iba por Barranquilla, en pleno bus supe de su fallecimiento. Fue súper difícil la situación. Para mí fue el mejor padre, siempre estuvo orgulloso de mis logros”, manifestó con melancolía la deportista.
Pese a esto, la amante del karate llegó a Cartagena decidida en ser entrenadora, lo que más quería era “transmitir toda su experiencia” a los niños del barrio en el cual se radicó, Blas de Lezo.
“Empecé dando mis clases en plazas y canchas, no contaba con un lugar fijo para entrenar a los niños. En el lugar que vivo ahora habilité un espacio y es ahí donde doy mis clases por el momento”, aseguró la entrenadora.
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La karateca tuvo que enfrentarse a muchos retos al llegar a un nuevo país el cual, aunque esté al lado del territorio colombiano, mantiene una cultura diferente. Además, la llegada de la migrante venezolana no había sido la única al país. Muchos venezolanos se vieron obligados a buscar un mejor futuro en otros países debido a los recientes problemas que ha presentado su país.
Actualmente en Colombia han llegado más de 1.7 millones de venezolanos y muchos de los nuestros han tenido actitudes xenofóbicas con ellos.
“Cuando llegué a Cartagena demoré un mes estudiando los espacios. Entregué muchas hojas de vida en colegios, pero a veces me preguntaban de dónde era y al decirles que era venezolana se ponían esquivos. En ese momento solamente contaba con el pasaporte, gracias a Dios soy legal en el país con el permiso especial de permanencia y eso me ha ayudado abrir otras puertas”, sentenció la migrante.
La deportista asegura que ha encontrado buenos talentos en la capital de Bolívar. Por otro lado, considera que en la Costa “no hay mucha cultura con el karate” y que “otros deportes resaltan más”.
Brito no tiene pensado volver a Venezuela. En Cartagena entrena a 20 niños y lidera un proyecto el cual tiene como objetivo llegar a más interesados en el karate en otras comunidades de la ciudad.
