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Hasta se le aguan los ojos. La nostalgia le gana a Alfredo Arias cuando eleva su mirada y recuerda aquellos días amargos, estresantes y oscuros en los que le tocó retirarse del fútbol profesional: “Quedé en la lona”.

Después de ser un peligroso delantero 9, que jugaba y se ubicaba bien, que se juntaba con sus compañeros y procuraba organizar y finalizar acciones de gol, Arias decidió dar un paso al costado y colgar los guayos a sus 29 años de edad.

Se incomodó. Se cansó. Se fastidió. Se resignó. No le creía ni una sola palabra a los entrenadores. Desconfiaba de todos porque los últimos que había tenido en su carrera le predicaban una cosa y le salían con otra.

JEISS0N GUTIERREZ EL HERALDO/El HeraldoEl uruguayo Alfredo Arias, entrenador de Junior, era un delantero de área al que apodaban ‘Tanque’.

RESENTIDO CON LOS ENTRENADORES

Una grave lesión de rodilla, que hoy en día sería recuperable de manera efectiva, le cambió su destino como jugador e influyó en su temprana despedida del balompié.

“Yo me retiré porque estaba lesionado de la rodilla, y en aquel momento no se operaba como ahora tan fácil. Mis compañeros que se operaban de la rodilla quedaban renguitos, volvían al año y medio. Por eso opté por no operarme”, recordó Arias en una amplia entrevista publicada en EL HERALDO el pasado 24 de septiembre, a mediados de la campaña que posteriormente lo llevó al título de Liga II con el Junior.

“En los últimos dos o tres años, que yo andaba con mi rodilla mal, varios técnicos, en respeto a mi trayectoria, que había sido buena, me decían: ‘¡vamos arriba, Alfredo, andás bien!’. Pero después no me ponían. O me sacaban, o cuando terminaba el año no me renovaban contrato. Pero tenían razón, yo había bajado, estaba en el declive de mi carrera. Ya no era el mismo en la cancha”, agregó Arias.

En ese momento no tenía la madurez de ahora y creía que todo el mundo, especialmente los entrenadores, estaban en su contra, como les suele suceder a muchos futbolistas.

“Terminé muy dolido con esa gente, con los que no me contrataban o no me ponían. Me dije: ‘nunca voy a ser técnico’. Pero ahora entiendo a esos técnicos”, reflexionó el DT uruguayo.

En medio de su desazón con el fútbol, su deseo de buscar nuevos horizontes y, para colmo de males, la separación de su primera esposa, Arias, que ni siquiera había hecho el curso de dos años que se exigía en Uruguay para ser entrenador (ahora es de tres años), se la jugó por las pizzas y los asados.

“Me divorcié y quedé en la lona. Gracias a Dios tenía a mis padres y tenía una propiedad donde monté el negocio. Puse un mostradorcito, puse una silla y le puse muchas ganas. 22 años estuve ahí en ese negocio”, rememoró Arias con orgullo.

Pizzería y parrillada el nueve’ se llamaba el lugar en el que Arias se ganaba el sustento, pero se perdía para el fútbol.

Estaba ubicado en Shangrilá, balneario y barrio residencial en la Ciudad de la Costa (en el departamento de Canelones, Uruguay), al este de Montevideo.

“Le puse karaoke, un salón de fiestas… lo fui agrandando. Me fue muy bien con el negocio porque lo abrí donde yo nací. Ese barrio me acogió, me trató bien, la gente iba”.

Con tantos años al frente de ese establecimiento, Arias aprendió a hacer pizzas, aunque tenía un empleado especializado en eso.

“Había un pizzero, pero después aprendí a hacerlas. Aprendí a hacer todo porque vos lo que no podés es dejar de hacer las cosas, el empleado puede faltar o enfermarse”.

JEISS0N GUTIERREZ EL HERALDO/El HeraldoAlfredo Arias se apresta a levantar el trofeo de campeón junto con Yimmi Chará y Teófilo Gutiérrez.

EL REGRESO AL FÚTBOL

A esas alturas, ya con éxito y experiencia en el ámbito gastronómico y recreativo, el vínculo de Arias con el fútbol era a través de la pantalla chica. “En todos los salones del negocio puse una televisión para ver los partidos”.

Un día cualquiera, viendo la Champions, quedó fascinado con la magia y armonía del Barcelona de Pep Guardiola. Lo flechó el encanto de ese fútbol total de presión, intensidad, posesión, profundidad, colectividad y espectáculo.

“Yo decía: ‘pa, ¿cómo hacen?’. O sea, nunca había visto algo así. Había soñado o idealizado jugar así, ¿por qué no podemos jugar así? Pero nunca lo había visto, y mucho menos lo había entrenado, porque para jugar así hay que tener una metodología de entrenamiento. Fue el Barcelona de Guardiola en el 2008, 2009 y 2010. Yo vi jugar a ese equipo y me dieron ganas de volver a estar en el fútbol”, aseguró el timonel charrúa.

“Me fui dos veces a España a ver cómo entrenaban, y a prepararme. Aparte hice el curso de técnico en Uruguay”, añadió.

Ya ‘Pizzería y parrillada el nueve’ no era la prioridad. Mucho menos cuando el Montevideo Wanderers (“que siempre fue mi equipo y me dio la oportunidad de debutar como futbolista profesional”) le otorgó la dirección técnica del equipo sub-16.

“Desde ahí no paré de tener equipos, de la sub-16 pasé a la sub-17 y después el de primera división. Ahí estuve casi tres años y salimos campeones en Uruguay. De ahí a Chile, Ecuador, Bolivia y Colombia”, resumió Arias.

Ahí sí, adiós pizzas y asados. Por obvias razones, el negocio cerró. Todas las energías se enfocaron en la pasión que le encendía fuego en el corazón.

Alfredo Ariza/El HeraldoAlfredo Arias fue cargado y lanzado por sus dirigidos en la celebración de la conquista del título de Liga de Junior.

BUEN MANEJO DE GRUPO

Pasó por Santiago Wanderers, Emelec, Bolívar, Universidad de Chile, Deportivo Cali, Independiente Santa Fe, Peñarol e Independiente Medellín, con el cual perdió una final ante Junior en 2023 II.

Fue campeón en Montevideo Wanderers (2014), Emelec de Ecuador (2017) y Peñarol de Uruguay (2023) antes de alcanzar por fin la gloria en Colombia con el Junior en este 2025.

Se le había escapado con los ‘Azucareros’, con los ‘Cardenales’ y también con ‘el Poderoso’, donde la tenía en el bolsillo hasta que Vladimir Hernández se la arrebató con un golazo que forzó la definición por tiros desde el punto penal, donde los ‘Tiburones’ se impusieron y silenciaron el Atanasio y mataron las ilusiones de este calvo uruguayo.

“Te devolvemos la que te quitamos”, le dijo Didier Moreno en medio del festejo por la conquista de la undécima estrella de Junior.

En esa celebración quedó más que claro que Arias no solo logró cuajar un buen equipo desde el punto de vista táctico, estratégico y futbolístico, también desde el manejo de grupo, que suele ser lo más complejo en un equipo como Junior.

A pesar de su emocionalidad y reacciones durante los partidos, se ganó la confianza del grupo de jugadores y los supo conducir hacia un camino victorioso.

Alfredo Carlos Arias Sánchez mostró en Junior apoyo paternal, como cuando le restó importancia a un escándalo que se armó porque Silveira, Báez y Monzón estaban en Cartagena en un día de descanso, y autoridad de jefe, como cuando Paiva desobedeció el orden de ejecutantes de penaltis que había designado el DT.

Soltaba y jalaba la cuerda, ni muy muy, ni tan tan, para decirlo en términos coloquiales. Equilibrio para defender y atacar en la cancha (algo que afianzó en la recta final y crucial de la campaña) y para sobrellevar los egos y personalidades de un camerino.

“Tengo claro a quién me tengo que encomendar: a mis jugadores”, dijo antes del duelo decisivo ante Tolima, en Ibagué, en el que se selló la estrella.

Jeisson Gutiérrez/El HeraldoAlfredo Arias celebrando la consecución del undécimo título de Junior en el estadio Manuel Murillo Toro, de Ibagué.

SIEMPRE ATENTO A SUS PADRES

Desde el punto de vista humano, apartando un poco al fútbol, Arias es una persona completamente enfocada en su familia.

Es el mayor de cuatro hermanos (dos hombres y dos mujeres) y constantemente llama a sus padres, Estrella Sánchez, una argentina de 83 años de edad, y Alfredo Arias Cobo, un español de 92 calendarios. Por ambos siente una gran gratitud.

“Siempre los vi levantándose a trabajar duro y con responsabilidad, sin quejarse”, destacó Arias en múltiples ocasiones.

Con ellos, con su hija Ximena Alexandra Arias Nocelli, que exactamente hoy cumple 39 primaveras, y su señora Renée Carbonell, quien ha estado a su lado durante 13 años, Alfredo Arias pasará la Navidad en Uruguay. A su tierra partió en la madrugada del viernes pasado, despegando en Cartagena. En los primeros días de enero estará de vuelta en Barranquilla para preparar la temporada 2026.

“Es un hombre tranquilo, pero muy emocional. Es un tipo muy familiar, vive pendiente de sus padres, que son personas ya grandes, tanto su padre como su madre. Es muy unido a su hermano, muy cerrado en el tema familiar”, comentó Héctor Fabio Báez, que ha estado cercano a él desde que asumió las riendas de Junior.

“Es un tipo amable, que sabe escuchar, un tipo de buenas formas”, añadió el gerente general del club.

Por fortuna este pizzero charrúa no permitió que se le quemara el pan en la puerta del horno, logró cuajar un equipo que durante muchos momentos jugó sabroso y cocinó sin dramas una estrella que sabe a gloria.