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La primera llamada fue el 20 de marzo pasado. Paulo Cézar Lima de Oliveira (1949, Río de Janeiro) contestó a la quinta timbrada con algo de extrañeza. “¿Quem fala? (¿Quién habla?)”, preguntó en portugués.

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“Hola, don Paulo Cézar. Saludos. Le hablamos del periódico EL HERALDO de Barranquilla, Colombia. Queremos hacerle una entrevista con motivo del partido Botafogo-Junior, en Río, teniendo en cuenta que usted jugó en ambos equipos. ¿Será posible?”.

A partir de ahí, su tono cambió un poco, y comenzó una descarga en la que se le alcanzó a entender claramente: “Yo no quiero saber nada de ese equipo. Allá nunca nos han tenido en cuenta para nada a mí, a mi hermano y a mi padre, que ayudó a la historia de Junior llevando a esa ciudad figuras del fútbol brasileño. Mi padre aportó para darle grandeza. Ni un solo homenaje ni una invitación. No nos tuvieron en cuenta en lo que celebraron y construyeron allá. En nada”.

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Lima de Oliveira hizo alusión en su desahogo a la ‘Ventana de Campeones’, el monumento que Tecnoglass inauguró en homenaje a Junior el 13 de octubre de 2021, con la presencia de un numeroso grupo de figuras históricas del club como Juan Ramón ‘la Bruja’ Verón, Juan Carlos Delménico, Gabriel Berdugo, ‘Toto’ Rubio, José Daniel ‘el Bocha’ Ponce, Carlos Valderrama, Iván Valenciano, Víctor Pacheco y Giovanni Hernández, entre otros. Marquinho fue el único brasileño presente. Victor Ephanor, a quien sí invitaron, no pudo venir.

Fotos archivo EL HERALDO

El periodista, tratando de buscar una explicación que no le corresponde y que el brasileño no solicitó, le manifestó que quizá no lo tuvieron en cuenta porque siempre ha resultado más complejo establecer contacto con los ex jugadores de Junior que viven en el país de la samba, un poco por el idioma, a diferencia de lo que sucede con los que residen en Argentina, Paraguay, Uruguay o Chile.

“¡Eso no importa! Podían llamar a la Confederación Brasileña de Fútbol y pedir mi teléfono. No hay excusa, Rafael, no hay excusa. Tantas cosas que aportamos nosotros a Junior, sobre todo mi papá, y nunca le hicieron un homenaje”, insistió rechazando cualquier tipo de justificación.

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-¿Podemos hacer la entrevista?

-Ahora estoy ocupado y no puedo atenderte. Llámame mañana por la tarde y hablamos.

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Al día siguiente no hubo respuesta. No contestó ninguna de varias llamadas. Ni modo. El contenido titulado ‘Junior y Botafogo, dos equipos unidos por la estela de grandes estrellas’, se publicó en los diferentes formatos de EL HERALDO sin el testimonio de uno de sus protagonistas.

Fotos archivo EL HERALDO

UN CAMPEÓN MUNDIAL

Paulo Cézar Lima, que jugaba como volante o delantero con una excelsa calidad técnica, integró el que muchos consideran el mejor equipo de la historia de los mundiales, la selección Brasil que se coronó campeona del mundo en México-1970, junto a ‘O Rei’ Pelé y astros como Carlos Alberto, Tostao, Rivelino y Jairzinho, entre otros.

Pero antes de anotar diez goles y disputar 57 partidos con ‘la Canarinha’, cuatro de ellos en la cita ecuménica en el país azteca y cinco en el Mundial de Alemania-1974, ‘Caju’, como lo conocen en su patria, debutó profesionalmente en Junior de la mano de su padre adoptivo, Marinho Rodrigues de Oliveira (Paracambi, 1923-2001).

Fotos archivo EL HERALDO

Su estreno oficial en el fútbol de primera división, según datos del estadígrafo Jorge García (@Data1924), se dio el 30 de enero de 1966, en el partido que América le ganó 1-0 a Junior, en Cali. Tenía 16 años, siete meses y 14 días de nacido cuando se puso la rojiblanca.

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Marinho, que jugó como defensa central en Botafogo (1946-1948), Junior (1950-1952) y Flamengo (1953-1954), dirigió al cuadro rojiblanco en su reaparición en el profesionalismo (1966) después de 12 años de ausencia por inconvenientes económicos. Un grupo de empresarios de la ciudad, entre quienes estaban Alberto Mario Pumarejo Certain, Arturo Fernández Renowitzky, Juan B. Fernández Renowitzky, Rafael De La Espriella, Vicente Noguera Carbonell, Mario Zeppenfeldt, Carlos Ariano, Roberto Pumarejo Korkor, Eduardo Osío Carbonell, Guy De Castro e Imre Danko, entre otros, se pusieron de acuerdo e impulsaron el resurgimiento del ‘Tiburón’, con el ‘jogo bonito’ de los brasileños presente.

Rodrigues de Oliveira condujo en Junior a varios compatriotas que derrochaban un fútbol sublime y de fantasía: Dida, campeón mundial en Suecia-1958, Escurinho, Othon Dacunha, Othon Valentin, Roberto do Amaral, Roberto Botejara, Ayrton do Santos y sus hijos Frederico Rodrigues de Oliveira (Fred) y Paulo Cézar Lima de Oliveira.

Fotos archivo EL HERALDO

FAMILIA ADOPTIVA

Paulo Cézar Lima, que jugó 15 partidos (todos como titular) y anotó seis goles en Junior, fue hermano de crianza de Frederico, que murió en Brasil el 29 de marzo de 2022, a los 73 años de edad. Marinho Rodrigues de Oliveira los formó a ambos como personas y deportistas.

Fred era defensa central, como su padre, y también se vistió de tiburón por primera vez en aquel compromiso contra los ‘Diablos Rojos’ en la capital del Valle. Adelmo ‘Chito’ Vivas, Roberto do Amaral, Hermenegildo Segrera, Carlos Peña, Enrique Botejara, Pedro Brugés, Olinto Fonseca, Joaquín Pardo y Escurinho fueron los otros futbolistas que conformaron el onceno titular en ese cotejo que marcó la reaparición de Junior y el estreno de los pupilos de Marinho, quien se sentó tres veces en el banquillo rojiblanco (1966, 1972-1973 y 1974).

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“Con el dinero de mi primer contrato logré sacar a mi mamá, Sebastiana Lima, de una choza donde yo nací y donde ella aún vivía. No conocía a mi padre, ni siquiera por una foto. De hecho, no tengo ningún registro fotográfico de mi infancia. Sé que mi padre era constructor y murió de cirrosis hepática. Mi madre era empleada doméstica y logré convencerla de que aceptara mi adopción en la familia de Fred, mi amigo del fútbol sala, en Flamengo. Le debo mucho a mi madre, a Fred y a mis padres adoptivos, Milta Rodrigues dos Santos y Marinho Rodrigues. Me enseñaron a tener disciplina y a valorar la estructura familiar”, escribió ‘Caju’ en una de sus columnas de opinión en la revista Placar (ahora las publica en el periódico ‘Correio da Manha’).

Fotos archivo EL HERALDO

TOCÓ FONDO

Al salir de Junior, además de jugar dos mundiales y coronarse campeón en México-1970, Paulo Cézar Lima jugó en Botafogo, Flamengo, Olympique de Marsella (Francia), Fluminense, Gremio Vasco da Gama, Corinthians, California Surf (Estados Unidos) y Aix (Francia).

En medio de su gloria, se hizo amigo del famoso artista jamaiquino Bob Marley (1945-1981), y sucumbió al mundo del alcohol y las drogas, del cual logró salir después de tocar fondo.

Archivo particular

En un reportaje con la cadena Globonews, en 2015, Paulo Cézar reconoció que en el punto crítico de su adicción, que se inició cuando jugaba en Francia, vendió la medalla de campeón mundial y una réplica del trofeo para comprar cocaína.

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“No tenía control emocional. Jamás debería haber negociado y vendido una medalla tan preciosa. ¡Es una pérdida enorme! No tienes idea ni del valor ni de lo que representó y representa: lo importante para mí era la cocaína. La medalla era lo de menos en ese momento”, contó el ex futbolista.

“¿Por qué fui a probar las drogas? No sé cómo. Yo, que nunca había sido drogadicto ni alcohólico, probé esa maldita cocaína y ese maldito alcohol. ¡No sé por qué! A quien tiene hijos, a quien nunca probó, le digo: ¡No lo pruebe! Es duro, es duro, es duro”, agregó.

Fotos archivo EL HERALDO

DISFRUTANDO EL RECONOCIMIENTO

A sus 74 años parece disfrutar tranquilo y feliz del prestigio y respeto que forjó como extraordinario futbolista. Hace dos meses tuvo un encuentro con el actual presidente de Francia, Emmanuel Macron, que es hincha del Olympique de Marsella, en un evento privado con personalidades del deporte y la cultura.

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El domingo lo volvimos a llamar de EL HERALDO para tratar de entrevistarlo. Se disculpó, dijo que estaba ocupado y pidió que lo llamaran el lunes en la mañana. Nuevamente quedó mal. No respondió. El miércoles, después del 0-0 entre Junior y Botafogo, envió un enlace de Instagram, a través de WhatsApp, en el que se mostraba el homenaje que recientemente le hizo la Cámara de Comercio Franco-Brasileña.

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Le comentamos nuevamente que nos permitiera la entrevista y contestó lo siguiente: “Nunca nos homenajearon a mi padre, mi hermano y a mí en Barranquilla. Entonces, no tengo nada qué hablar sobre Colombia. Abrazos”. El resentimiento sigue ahí.

Archivo particular