George R.R. Martin escribió sobre tronos, dragones y reinos enfrentados. Pero también creó relatos breves donde el amor es una condena y la magia una trampa. Uno de esos cuentos, Tierras perdidas, cobra vida este jueves en las salas de cine del país gracias al director Paul W.S. Anderson (Resident Evil, Monster Hunter), quien se alió con su musa Milla Jovovich y el imponente Dave Bautista para dar forma a una aventura visualmente desbordante, ambientada en un mundo moribundo donde sobrevivir es un acto de fe... o de violencia.
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“Tierras perdidas es un cuento de hadas muy oscuro, pero también una aventura de acción. Es como una fusión de los hermanos Grimm y la ciencia ficción”, define Milla Jovovich, quien interpreta a Gray Alys, una bruja solitaria, temida y respetada, capaz de conceder cualquier deseo… pero no sin consecuencias.
“Contamos la historia de una bruja que contrata a un tipo para que la lleve a las Tierras Perdidas a cazar y matar a un hombre lobo para apoderarse de su piel mágica”, resume la actriz, quien también es productora del filme.
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La historia parte de una premisa sencilla pero cargada de ecos trágicos: una reina enamorada desea transformarse en mujer loba para escapar con su amante. Pero quien debe facilitarle ese poder es Gray Alys, y ella también recibe, casi en paralelo, otra petición: el capitán Jerais, enamorado de la Reina, quiere que su deseo fracase.
¿Cómo puede la misma bruja cumplir dos deseos contradictorios? “Ésa es una de las cuestiones más importantes de la película, porque el público tiene que hacerse exactamente esa pregunta: ¿cómo lo logrará?”, señala Paul W.S. Anderson. “En muchos sentidos, Gray Alys es la versión humana de la pata de mono”, agrega, en referencia al famoso cuento donde un deseo concedido es siempre una maldición disfrazada.
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Para llevar a cabo su misión, Alys necesita cruzar un desierto maldito y llegar hasta el Río Calavera, donde vive el mítico hombre lobo. Su guía es Boyce (Bautista), un pistolero solitario que guarda secretos y lleva años sobreviviendo en el páramo de las Tierras Perdidas. Lo que comienza como una alianza forzada evoluciona en una conexión emocional inesperada.
“Boyce es un vaquero, un pistolero, que fue lo que realmente me atrajo del personaje”, cuenta Dave Bautista. “En realidad, está buscando algo más, su alma gemela, y creo que la encuentra al guiar a Alys... Se obsesiona con ella, y ella también comienza a sentir algo por él. Tienen una conexión. Al mismo tiempo, ambos ocultan cosas el uno al otro”.
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Un western en ruinas
Aunque parte de un relato corto escrito en clave de fantasía medieval, la película traslada la historia a un universo completamente distinto. “No quería que fuera otro mundo tipo El Señor de los Anillos. Así que la situamos en un futuro postapocalíptico, donde quedan vestigios de nuestro mundo destruido, y las criaturas míticas emergen ahora que la humanidad está en declive”, explica Anderson.
De ahí que Tierras perdidas luzca como un western crepuscular, con ruinas tecnológicas, autopistas cubiertas de alquitrán, pasadizos subterráneos, desiertos poblados por demonios, y un transatlántico encallado en medio del páramo. Una imaginería desbordante que le debe mucho a las pinturas de El Bosco, y que fue posible gracias al uso del motor gráfico Unreal Engine, tecnología pionera que permitió crear mundos enteros en pantalla antes del rodaje.
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“Es como en un videojuego. Puedes caminar por ese mundo, ver lo que hay en una cueva, el sol puede moverse como tú quieras. Con la gran diferencia de que nosotros podíamos añadirnos a ese mundo abierto”, celebra Jovovich. “Hizo que las Tierras Perdidas fueran mucho más reales. Creo que esa es realmente la próxima ola”.
La relación entre Alys y Boyce es el eje emocional de la película. Ambos son figuras duras, expertos en sobrevivir, pero profundamente solitarios. “No confían en nadie. No quieren a nadie. Porque acercarse a alguien generalmente significaría su muerte”, apunta Anderson. “La película muestra cómo poco a poco empiezan a enamorarse, aunque al final los espera una gran sorpresa”.
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Jovovich añade: “Alys es muy solitaria. Sólo los que están verdaderamente desesperados pueden encontrarla. Pero también es muy peligroso y a veces el precio no compensa el hecho de conseguir lo que quieres”. Anderson refuerza esa idea: “Las personas que acuden a ella suelen estar mejor sin haber pedido nada. Al final, todos obtienen lo que se merecen. Lo cual es bastante oscuro, porque, ya sabes, es una historia de George R.R. Martin”.
Una experiencia cinematográfica total
Con un diseño visual meticuloso, acción estilizada, atmósfera opresiva y actuaciones cargadas de fuerza, Tierras perdidas se posiciona como una de las apuestas más ambiciosas del cine de género en 2025. Para Bautista, fue también una oportunidad largamente esperada: “Soy un gran fanático del género de fantasía. Acá hay hombres lobo, vampiros, demonios. Me encantó desde el primer momento, sobre todo mi personaje, que me recordaba a Clint Eastwood. Es sumamente divertida, oscura y retorcida”.
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La película fue rodada en Cracovia, Polonia, donde el equipo encontró un entorno creativo y técnico ideal. Jovovich lo resume con entusiasmo: “Los decorados son increíbles, son épicos. Hay un paisaje de alquitrán negro, un lugar llamado Río Calavera construido con cráneos humanos… Fue mágico poder interactuar con ese mundo”.
Y en tiempos donde el streaming domina las pantallas, Anderson tiene clara su intención: “Tenemos que hacer películas que hagan que la gente quiera salir de sus casas, que dejen de verlas en streaming. Tierras perdidas es precisamente eso: la película adecuada para vivir una gran experiencia en el cine”.
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Con su hechicera maldita, su pistolero herido, sus paisajes desolados y sus giros emocionales sombríos, Tierras perdidas no es sólo una nueva historia de George R.R. Martin. Es un descenso a los deseos más oscuros del alma humana, donde cada elección tiene un precio… y cada amor, un peligro.
