El cambio climático ha llevado a grandes empresas con un alto impacto ambiental en Emisiones de Gases de Efecto invernadero (GEI) a compensar su huella de carbono. Para ello, estas empresas están adquiriendo certificados de carbón, como medida para mitigar su impacto en el medio ambiente.
En este sentido y encaminados hacia modelos de producción menos contaminantes, desde diversos países, sectores económicos y empresas se han establecido compromisos frente a la reducción de GEI.
Estos compromisos nacen de la necesidad de tomar medidas ante el acelerado proceso del cambio climático del planeta. De estos acuerdos surgió el mercado de carbono, que fue una decisión de los estados al firmar la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1992.
Años más tarde, en 1997, se originó el Protocolo de Kioto en el cual se definió la estructura del mercado de carbono.
En este acuerdo se establecieron los objetivos cuantificados de reducción de emisiones para los países desarrollados.
Estos mercados representan un camino para lograr metas climáticas de los sectores públicos y privados.
Colombia, en su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), tiene como meta en reducir el 51 % las emisiones de GEI al año 2030 y lograr la carbono neutralidad al 2050.
Es de anotar que, a nivel mundial, los sectores que más emisiones directas presentan son: el energético con el 34 %, industrial con el 24 %, y por último el sector de la agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra con un 22 %.
Aporte de Isagen
La empresa Isagen –dedicada a la generación de energía, a través de la operación de plantas y desarrollo de proyectos de energías renovables, como parques solares, eólicos e hídricos– contribuye de manera significativa, como parte de la razón de ser de su labor, en la disminución de las emisiones de GEI en el país y el planeta.
Para ello implementó una gestión integral del cambio climático, estructurada en tres líneas complementarias que avanzan de manera paralela: la medición de GEI, la mitigación y la adaptación.
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En la medición, Isagen calcula la huella de carbono en todas las instalaciones, actividades propias, consumo de energía y actividades de terceros. En este sentido, cuantifica emisiones de GEI desde el año 2008.
Con un enfoque sostenible, esta empresa reduce la huella de carbono propia y de la sociedad. Es así que los 3 mil megavatios de capacidad para generación de energía son 100 % proveniente de fuentes de energía renovables.
Los proyectos de crecimiento verde le permiten tener una participación activa como emisores confiables en los mercados de carbono y así contribuir a que las industrias que tienen más barreras económicas y tecnológicas para la transición a modelos más sostenibles puedan cumplir sus compromisos legales o voluntarios de reducción de emisiones.
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Isagen es emisor de certificados de carbonos -Certificado de Reducción de Emisiones (CER)- y de Certificados Internacionales de Energía Renovable (IREC).
Otras de sus acciones para mitigar el GEI es la conservación de más de 167 kilómetros cuadrados en franjas de protección de los embalses; además, ofrece a sus clientes un programa de eficiencia energética.
En el componente de adaptación, Isagen realiza estudios y análisis que derivan en acciones para minimizar los riesgos climáticos asociados al recurso hídrico, solar y eólico.
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Para lograr este objetivo han invertido, desde el 2021, más de $9 mil millones en Planes de Gestión de Riesgo de Desastre (Pgrd) y Planes de Acción Durante Emergencias y Contingencias (Padec).
Asimismo, adelantan estudios y análisis de proyecciones bajo diferentes escenarios de cambio climático para sus activos. También han adoptado otras fuentes de energía renovable como la solar y eólica, diversificando de este modo la matriz de generación energética.
Mercados de carbono
Para comercializar créditos de carbono es necesario seguir un proceso para asegurar la credibilidad y efectividad de los proyectos que generan estos créditos.
Inicialmente se registra el proyecto ante el estándar correspondiente, que proporciona un marco para asegurar que los proyectos de reducción de GEI sean verificable y reales. Entre estos se encuentran el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) de la ONU, Verified Carbon Standard (VCS), o el Gold Standard.
Se continúa con la formulación del proyecto, en el que se desarrolla la metodología para cuantificar las emisiones evitadas. Un tercer paso es la recepción de los comentarios públicos y aquí la comunidad juega un papel muy importante, ya que son ellos los que podrán validar la transparencia y aceptar el proyecto. Esto es decisivo para proyectos que afectan a las comunidades locales o a la biodiversidad.
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Se debe, además, pasar por la validación de los requisitos por parte de un organismo de validación y verificación independiente que corroborará que cumple con todos los estándares técnicos para continuar con el proyecto. Adicionalmente comprueban que las reducciones de emisiones son reales.
Una vez se valida que realmente hay una reducción de estas emisiones se emiten los créditos de carbono, que representan reducciones de emisiones verificadas, que representan una tonelada de dióxido de carbono equivalente no emitida o eliminada de la atmósfera. Estos certificados son registrados y pueden comercializarse.
Estos créditos se venden en mercados de carbono. Esta operación puede llevarse a cabo a través de contratos directos con compradores interesados en compensar sus emisiones o en bolsas de comercio de carbono.
Los compradores pueden ser empresas que buscan cumplir con sus objetivos de reducción de emisiones o individuos que desean compensar su huella de carbono.
Es decir que una industria que por sus procesos productivos emite un gran número de toneladas de dióxido de carbono y quiera compensar esas emisiones contaminantes puede comprar estos certificados a estas empresas; es decir, se hace un balance.
Cabe recordar que estas empresas que por su actividad económica emiten más emisiones de dióxido de carbono están obligadas a pagar un impuesto al carbón. En otras palabras, el equivalente al 50 % de esa obligación del impuesto al carbón la puede cumplir comprando esos certificados.
En este punto, los ingresos que perciben las empresas gracias a la venta de los créditos de carbono se utilizan para la reinversión en más proyectos de energía renovables y en gestión social.
Reinversión
En el caso de Isagen, con los parques eólicos ubicados en La Guajira, se estableció un mecanismo para que las comunidades se beneficien directamente de estos recursos.
Actualmente, Isagen cuenta con 23 de las 27 centrales de generación registradas para comercializar créditos de carbono (Bosques Solares de Bolívar se encuentra incluido).
Durante el 2023 se comercializó un total de 557.812 Certificados de Reducción de Emisión (CER) que le representó a Isagen ingresos por $8 mil millones.
“Este es un mercado creciente en el que tenemos el potencial de producir hasta 2.000.000 CER”, aseguró Inés Vélez, coordinadora de Relaciones Corporativas de Isagen.
Afirmó que solo en el Caribe, con los proyectos eólicos Guajira I y WESP 01, y Bosques Solares de Bolívar ubicado en Sabanalarga, Atlántico, hay un potencial de producir anualmente más de 200 mil CER, “lo que representa un tercio de los CER que comercializamos en 2023”.
A su vez, la Central Hidroeléctrica Sogamoso, el proyecto con mayor capacidad de emisión de créditos de carbono en el país, puede llegar a emitir entre 1.000.000 a 1.200.000 CER al año dependiendo de la generación de energía.
¿Cómo funcionan los mercados de carbono?
Los mercados de carbono funcionan a partir de desarrolladores de proyectos como vendedores o emisores de los créditos de carbono, de los estándares de certificación organismos de validación y verificación, y compradores.
Estos se vinculan activamente al sector privado y buscan integrar dentro de las actividades productivas, el costo social y ambiental que se genera al emitir GEI a la atmósfera.
Existe el mercado regulado; estos se crean para dar cumplimiento a las metas obligatorias de reducción de emisiones a nivel internacional, regional, nacional y/o subnacional. Mientras que el mercado voluntario, le permiten a cualquier entidad, pública o privada, compensar sus emisiones o ‘neutralizar’ su huella de carbono de forma voluntaria. No implican sanciones para las empresas que no decidan participar.
En Colombia se implementó el impuesto al carbono desde 2017 y los créditos de carbono se configuran como una opción atractiva para la no causación de hasta el 50% del impuesto.
Existen más de 170 tipos de créditos de carbono, según el sector económico al que correspondan los proyectos que los emiten, la generación de energía renovable, de las cuales Isagen comercializa certificados por proyectos de generación hidroeléctrica, eólica y solar.






















