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En su larga entrevista con Daniel Coronell, el presidente Gustavo Petro afirmó –en medio de sus elucubraciones delirantes y deshilvanadas– sobre todo lo que está haciendo en su confrontación con Donald Trump: “Me volveré inolvidable, ¿cierto? Muchos hombres queremos serlo”.

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Pues bien, Petro está logrando ser inolvidable no solo para Estados Unidos, sino para Colombia, que terminará pagando su insensatez y desvaríos.

Petro será inolvidable porque nunca antes un presidente de Colombia había sido incluido en la llamada Lista Clinton, que castiga a todas aquellas personas que han tenido o tienen vínculos con el narcotráfico. No es una lista que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos elabora con base en “sospechas”, o por razones ideológicas. Lo hace cuando tiene certezas de tales vínculos y no por afinidades o diferencias políticas. De la temida Lista Clinton hacen parte las personas naturales, no los gobiernos. No es, pues, una retaliación contra mandatarios de izquierda, como pretenden hacerlo ver amigos del Gobierno.

En el caso de Petro, su inclusión –así como la de su esposa Verónica Alcocer y su hijo Nicolás Petro Burgos, al igual que la del ministro Armando Benedetti– obedece a información que tiene el Departamento del Tesoro de Estados Unidos que estaría relacionada con esos presuntos vínculos.

Dice el Departamento del Tesoro que Petro “ha otorgado beneficios a organizaciones narcoterroristas, bajo el amparo de su plan de paz total, lo que ha llevado a niveles récord de cultivos de coca y de producción de cocaína”.

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El Departamento del Tesoro también hace graves señalamientos a Petro –para justificar la inclusión de su nombre en la deshonrosa Lista Clinton– relacionados con el hecho de haber “compartido información confidencial, obtenida a través de canales seguros de comunicación, contra el lavado de dinero, lo que puso en riesgo la integridad del sistema financiero internacional y llevó a la suspensión de la Unidad de Inteligencia Financiera de Colombia del Grupo Egmont”.

Como se observa, no son argumentos ideológicos, ni tampoco simples sospechas, sobre la manera cómo Petro habría tomado decisiones que terminaron –según Estados Unidos– beneficiando a organizaciones narcotraficantes.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos –obviamente– también tuvo en cuenta a la hora de tomar esta drástica sanción en contra del presidente de Colombia “su alianza con el régimen narcoterrorista de Nicolás Maduro Moros y el Cartel de los Soles”.

Es decir, se trata de una decisión fundamentada en valoraciones objetivas documentadas, que poco o nada tienen que ver con el hecho de que Petro, por ejemplo, se haya declarado públicamente “socialista”, o haya decidido emprender una cruzada mundial contra Trump, llamándolo “fascista”, “nazi” y hasta haya pedido su encarcelamiento por ser aliado de “un criminal de guerra, como Netanyahu”.

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A todo lo anterior se suman otros episodios –graves y delicados– sobre los que Estados Unidos tomó atenta nota, entre ellos: 1. El “tarimazo” de Medellín, donde peligrosos jefes de grupos criminales de la ciudad y del país fueron sacados de las cárceles para lucirlos –intimidantes, sonrientes y radiantes– en una tarima en La Alpujarra. 2. El tratamiento político que pretende darles a los jefes del Clan del Golfo, con quienes negocia en silencio en Catar. 3. Los diálogos sin hoja de ruta definida con exjefes paramilitares, a quienes “graduó” de “gestores de paz”, entre ellos Mancuso y ‘Jorge 40’, sin que hayan demostrado su compromiso de resarcir a las víctimas, más allá de anunciar por enésima ocasión que contarán “su” verdad sobre los estrechos vínculos de paramilitares con políticos colombianos.

De manera que –sin duda alguna– Petro ha logrado con mucha dedicación, esfuerzo y tesón alcanzar la categoría de “inolvidable”, como se lo reveló a Daniel Coronell. Al menos para Estados Unidos ya alcanzó ese “honor” y esa distinción.

¿Qué efectos tiene la inclusión de Petro, su esposa, su hijo Nicolás y el ministro Benedetti en la vergonzosa Lista Clinton?

¿Qué tiene que ver la suspensión de Colombia del Grupo Edmont con la inclusión de Petro en la Lista Clinton?

Contrario a lo que podría pensarse, la inclusión de Petro en la Lista Clinton no es improvisada, ni visceral, ni caprichosa. Prueba de ello es que una de las razones por las cuales el Departamento del Tesoro incluyó a Petro se relaciona con hechos ocurridos en septiembre del 2024, cuando Trump ni siquiera era presidente de Estados Unidos. Tiene que ver con la suspensión de Colombia como integrante del Grupo Edmont, encargado de facilitar la llamada inteligencia financiera, mediante la colaboración entre países, para combatir el lavado de activos y las transacciones de organizaciones narcotraficantes. El Grupo Edmont trabaja de la mano con la CIA y la DEA en el rastreo de transacciones del narcotráfico y el terrorismo. En aquella oportunidad Petro –en alocución presidencial– reveló información confidencial relacionada con la adquisición –por parte del gobierno de Iván Duque– de la herramienta Pegasus, utilizada para interceptar comunicaciones de organizaciones narcotraficantes y terroristas. Por cuenta de ello, Colombia –su Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF)– fue suspendida como integrante del Grupo Edmont. Se creía que era una medida provisional y transitoria, pero por lo visto no fue así. Todo lo contrario: el hecho fue tan grave que Estados Unidos terminó cobrándole a Petro la revelación de “información confidencial” en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

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Petro, ¿en la Lista Clinton por defender a Maduro y negar el Cartel de los Soles?

Para Estados Unidos es inadmisible que Petro haya asumido la defensa de Nicolás Maduro. Punto. Defenderlo significa –para Estados Unidos– ponerse a su nivel y al nivel del Cartel de los Soles, organización “narcoterrorista” a la que Trump le ha declarado la guerra. Petro no solo defiende a Maduro, sino que niega la existencia del Cartel de los Soles. Estados Unidos tiene pruebas contundentes y demoledoras que demuestran los estrechos vínculos de Maduro y sus sátrapas –Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López, entre otros– con el narcotráfico. Estados Unidos le cobra a Petro su sospechosa defensa de Maduro, al que ni siquiera se atreve a cuestionarle el robo de las elecciones en julio del 2024. Es evidente que al acercarse al dictador y “narcoterrorista” Maduro, Petro se aleja de Estados Unidos. En este caso la lectura que hace Estados Unidos no tiene que nada que ver con motivaciones ideológicas, sino de “seguridad nacional”, puesto que Trump considera que la droga proveniente de las organizaciones “narcoterroristas”, como el Cartel de los Soles, atenta contra la soberanía de su país.

¿Qué papel juega ‘el Pollo’ Carvajal, ex jefe de inteligencia del chavismo, preso en Estados Unidos?

En la guerra de Donald Trump contra Maduro y el Cartel de los Soles –que compró Petro al asumir la defensa del “narcodictador” venezolano– juega un papel muy importante Hugo ‘el Pollo’ Carvajal, militar retirado y ex jefe de inteligencia del régimen chavista, juzgado en estos momentos en una corte de Estados Unidos. ‘El Pollo’ Carvajal ya se declaró culpable de narcotráfico y narcoterrorismo en una corte federal. Enfrenta, entre otros, los cargos de conspiración para ingresar cocaína a Estados Unidos y tráfico de armas. ‘El Pollo’ Carvajal está “cantando” muy fino y muy claro contra Maduro, sus socios y sus aliados políticos. De hecho, ya habló de la financiación de campañas presidenciales en Colombia y Argentina por parte del régimen chavista. Muy pronto se conocerán todos los detalles de esa alianza criminal de candidatos presidenciales con el “narcorrégimen” de Maduro. Al citar la “alianza” de Petro con el régimen chavista de Maduro, como una poderosa razón para incluir a Petro en la Lista Clinton, es muy probable que Estados Unidos esté contando con la información del ‘Pollo’ Carvajal, convertido hoy por hoy en la “garganta profunda” más peligrosa contra Maduro y sus secuaces. Cuando se trata de luchar contra el narcotráfico, Estados Unidos no da puntada sin dedal.

Empresarios colombianos no pueden atar su suerte a los caprichos de Petro

Aunque la Lista Clinton se ocupa de las personas, no de los gobiernos, es apenas natural que al estar incluidos en ella tanto el presidente de Colombia como su ministro más importante, sus efectos se sentirán en el país. Y es que nunca antes un mandatario colombiano había sido incluido en la Lista Clinton. Ni Ernesto Samper, cuya campaña presidencial se financió con dineros del cartel de Cali, fue tratado de forma tan oprobiosa. ¿Qué hacer ante la gravedad de los hechos? La llamada “diplomacia paralela” podría jugar un papel muy importante, dada la ruptura de la interlocución oficial. Ni la canciller de Colombia tiene visa, pues renunció a ella en “solidaridad” con Petro, cuando Estados Unidos se la canceló. El embajador en Washington –Daniel García-Peña– más allá de sus “buenos oficios”, poco o nada puede hacer para evitar que Colombia pague los platos rotos de la pelea de Petro con Estados Unidos. Los empresarios colombianos no pueden atar su suerte a los caprichos de Petro, sus motivaciones ideológicas y sus malquerencias. Es urgente y necesario proceder con sensatez para recuperar los canales institucionales con nuestro principal socio comercial. Petro saldrá en pocos meses de la Casa de Nariño, pero nuestras relaciones con Estados Unidos deberán continuar sólidas y ajenas a las desventuras de los presidentes de turno.