El teniente de la Policía Nacional, Hernán Darío Chica Franco, sigue haciendo patria y fortaleciendo el binomio Policía-Comunidad no solo prestando su servicio de seguridad sino también con su proyecto de música para la convivencia y la paz.
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Completa año y medio adscrito al Departamento de Policía Cauca y desde su llegada a esta, que es considerada una zona roja del país por el orden público, no solo carga su fusil al hombro sino también --cuando es necesario-- el violín.
Este joven oficial se ha dedicado a disparar ráfagas de música y esta época de Navidad es la preferida, pues ameniza las novenas con su violón, el instrumento que aprendió a tocar desde cuando tenía los 12 años de edad en su natal departamento de Antioquia, y que ya lleva 13 viajando con él por el país.
En diciembre de 2021 lo estrenó en las novenas de la Estación de Policía en Suárez (Cauca) donde fue acompañado por las monjas del pueblo y donde también enseñó a los niños a tocarlo; y desde mediados de este año y hasta septiembre enseñó a tocar guitarra a los privados de la libertad en Caloto.
Y por estos días cantó las novenas en la Estación de Policía de Jambaló, que es un municipio y al mismo tiempo un resguardo indígena que está ubicado al nororiente del departamento del Cauca, a unos 80 kilómetros de distancia de Popayán, que es la capital.
Un habitante del pueblo, extrañado por esta labor de la Policía en la zona, dijo no tener memoria de que en ese lugar hubiesen hecho novenas en alguna oportunidad.
El teniente Chica, muy consciente de la zona donde está y de la labor que debe cumplir, no dudó al llegar a Jambaló y decirle a los hombres a su mando sobre su proyecto de música para la convivencia y que a su vez les permite acercarse a los pobladores, lo que fue de buen recibo para los uniformados que también se sumaron a esta bella iniciativa organizando las meriendas diarias y leyendo en las novenas, mientras que otro gestionó con una comerciante de Bogotá los aguinaldos que les llegaron a través de una empresa de encomiendas.
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El pesebre lo armaron sobre una mesa, en un espacio reducido de la Estación de Jambaló, que está en medio de una trinchera, lo que evidencia las situaciones de seguridad a la que ellos se ven expuestos.
'Desde que llegué a este municipio y como ya lo he hecho en otros, puse en marcha el proyecto de música para la convivencia y la paz y para acercarnos a los pobladores y por eso en cada salida a los operativos de registro y control invitábamos a los niños que estaban acompañados de sus padres a las novenas. Algunos se mostraban extraños y creímos que no vendrían, pero no fue así, llegaron muchos niños indígenas, algunos con sus padres y compartimos estos bellos momentos que nos acercan más a Dios', dijo el teniente que comandó en el departamento de Sucre el Grupo de Operaciones Especiales (Goes) donde debido a la alta operatividad no pudo sacar el violín para disparar las ráfagas de música.
