Barranquilla

En video | La Playa: La duda entre ser un barrio o un corregimiento

Sus pescadores destacan la evolución del sector, pero les preocupa la contaminación de la Ciénaga de Mallorquín.

En un día ordinario, cuando el minutero marca las 12:30 de la tarde, el paisaje La Playa lo dibujan los vecinos almorzando en las terrazas frescas, gracias a los frondosos árboles frutales que minimizan el impacto del sol de mediodía. Ellos lo describen Como un barrio tranquilo, unido, con privilegios, pero también con problemas de inseguridad y alcantarillas rebosadas en sus calles 

La olla de gran dimensión a fuego lento en un fogón de leña montado simplemente sobre la arena, los jóvenes de la jornada diurna regresando del colegio y otros que apenas van hacia el instituto respectivo complementan el vecindario, ubicado en la localidad Riomar, poblado entre la Ciénaga de Mallorquín, Puerto Colombia y el norte de Barranquilla.

Entre tanto, otros jóvenes también se desplazan por el andén de la carrera 10 con calle 10 provenientes de un callejón que conecta con la ciénaga de Mallorquin.  A diferencia de los anteriores, no vienen con una mochila pesada de cuadernos, o vestidos con un uniforme escolar. Traen una atarraya recogida  en sus hombros y un recipiente de plástico en el que cargan demás herramientas propias de su faena.

Ciénaga de Mallorquín frente a casas de La Playa. César Bolívar

Entre ellos está Carlos Martínez, un pescador que estima que en La Playa hay alrededor de 300 personas dedicadas a esta actividad. Martínez cuenta que la jornada empieza desde las 7:00 de la mañana y se extiende hasta las 2:00 de la tarde, para conseguir el sustento de las familias. 

“Gracias a ello, sostenemos a nuestros hijos y nos alimentamos”, expresa Martínez, quien nació hace 74 años en esta urbanización.

Martínez no se limita a destacar este oficio en el vecindario, sino que se aventura en resaltar la evolución que este barrio ha tenido. “Hoy tenemos el privilegio de tener rutas de buses, cuando antes teníamos que caminar varios kilómetros para tomar una en Las Flores o en Puerto Colombia”, sostiene.

A la orilla de la Ciénaga de Mallorquín, en la calle 10 con carrera 8, el frente de las casas de tablas es conformado por una vista imponente donde dos espesas capas de vegetación se encuentran sobre la fuente de agua, en el que yacen tres canoas parqueadas sin un orden establecido.

Son de los pescadores que aseguran que la situación se ha tornado compleja para ellos, debido a la contaminación de la ciénaga en este punto, hasta donde llegan residuos desechados por el sector urbano.

“Las alcantarillas con un simple sereno se rebosan y estas van a tener hasta acá. Esto se ha convertido en un basurero, deja un mal olor. No hay condiciones para nosotros los pescadores”, señala Jorge Orellano, quien se muestra exaltado mientras expone el caso que afecta a los del gremio.

¿Un barrio?

La Playa se levanta en un área con 145 manzanas conformadas por centros educativos, restaurantes, almacenes de comida, ropa y calzado, centro médico y una variedad de casas con materiales que van desde el concreto hasta unas tablas de triple que se van uniendo con el pasar del tiempo para conformar cuatro paredes, así sea de madera, y ‘terrazas’ de arena que son limitadas con un cerco de piedras amontonadas.

Pero según relata el presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de esta urbanización, Ramiro Echeverría, La Playa empezó a forjar su historia desde hace 360 años, cuando los destinos del ganado proveniente de Galapa (Atlántico) incluyeron los humedales de una zona que tres siglos después iba a tomar nombre de fuente hídrica.

“El ganado era guiado por los galaperos que fueron los primeros en poblar el barrio, mientras que, a medida que avanzaban los años, otros grupos de familia fueron invadiendo atraídos por la ubicación geográfica de lo que hoy es esto”, manifiesta el hombre de 60 años

Carlos Martínez muestra su atarraya en la terraza. César Bolívar

Recuerda que el nombre completo es Eduardo Santos La Playa, cuyo fragmento con nombre propio es dedicado al expresidente de la República boyacense quien, durante su periodo de mandato (1938-1942), recorrió la carrera 10.

“Lo hizo montado sobre la línea férrea que en ese entonces cruzaba el sector, viajando desde el Puerto de Barranquilla hasta Manatí. Ese mismo tren desapareció con el acabose del muelle de Puerto Colombia”, asegura.

Mientras que el complemento del nombre del barrio, según continúa, guarda relación con el ambiente húmedo de la zona y “su cercanía con la Ciénaga de Mallorquín y las playas”, entre ellas las de Sabanilla, Salgar y Puerto.

Agrega que se ha definido el 16 de julio como fecha especial para celebrar un aniversario más de La Playa, en el que la unen con la fiesta religiosa, un espacio donde hay procesión, reflexión y música, desde la iglesia hasta las diferentes calles del barrio.

¿O corregimiento?

Sin embargo, Echeverría suspende su relato y enfatiza: “hay una confusión con la denominación de La Playa. No es un barrio, es un corregimiento de Barranquilla, ubicado en la localidad Riomar”.

Se respalda en el acto legislativo 01 de 1993, que enuncia a Eduardo Santos La Playa como corregimiento de Barranquilla, después de haber pertenecido desde tres siglos antes al vecino municipio de Puerto Colombia.

“Es confuso para todos y nos preguntamos cómo se hizo esto, teniendo en cuenta que estamos más cerca de Puerto, mientras que los edificios de Villa Campestre nos mantiene escondidos”, reconoce.

Y añade que “no nos debieron declarar corregimiento, sino municipio por la cantidad de gente que habita en La Playa”. Aquí residen 400.896 personas, según los registros de la Oficina de Participación Ciudadana de Barranquilla.

Sin embargo, tanto Echeverría como Hillary de la Hoz, destacan que el hecho de pertenecer a Barranquilla les permite ser partícipe de su “crecimiento”.

“Recientemente recibimos una cancha y un parque que le cambió ‘la cara’ al barrio y, cada vez que puedo, paseo por acá”, indica una joven de 13 años de edad, quien es vecina del complejo recreativo y deportivo, el cual está ubicado entre las carreras 11 y 12, desde la calle 8 hasta la calle 11.

Otras quejas

Édgar Sanín, otro residente de este populoso barrio, hace saber su descontento por el servicio de energía eléctrica que presta Electricaribe. “El problema que tenemos aquí es la electricidad, sufrimos de bajones de luz y en otras ocasiones la cortan sin previo aviso”, manifiesta.

A su turno, el comerciante Víctor Albarracín expresa que “lo más complejo es la inseguridad, hay mucha delincuencia, principalmente son jóvenes consumidores de drogas alucinógenas”.

A pesar de sus quejas, insisten en definir a La Playa –o como exclamaría Ramiro Echeverría- ¡Eduardo Santos La Playa! Como un espacio tranquilo, unido y con amantes de la pesca, el lado dulce de una comunidad privilegiada.

Un residente de La Playa transita en su motocicleta por la calle 10 con carrera 8.
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