Carolina Orozco y Bryan Gutiérrez son dos cabezas de familias de las, al menos, siete que fueron evacuadas de sus casas en el barrio El Silencio, que se vieron afectadas por los deslizamientos de tierra que se sigue presentado en la ladera occidental de la ciudad.
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Como ellos, más de 380 jefes de núcleos familiares están incluidos en un censo realizado por la Administración Distrital y serán beneficiarios de auxilios para arriendos, de entre 250 mil y 300 mil pesos, mientras se define una solución definitiva a la problemática de vivienda que hoy viven por causa de la arremetida de la ola invernal.
Este sector del barrio El Silencio se suma a los ya afectados, como Nueva Colombia y Siete de Abril, desde que arreciaron las lluvias y el terreno empezó a ceder por el exceso de humedad que lo hace vulnerable.
El jefe de la Oficina para la Atención de Desastres del Distrito, Edgardo Saucedo, manifestó que la Administración les ha prestado una atención primaria como el acompañamiento en salud, kits de aseo y, en algunos casos, alimentos. Adicional a ello, se coordina con una empresa de giros de la ciudad abrir cuentas a los jefes de hogar para el auxilio de subsistencia transitorio que les permita a ellos reubicarse como arrendatario cerca al sitio donde residían. Este auxilio será por dos meses inicialmente.
Las casas de Bryan y Carolina están en pie, pero es inminente que con el pasar de las horas se vendrán al piso por el estado en que quedaron tras el movimiento de tierra que observaron este martes, cuando alarmados decidieron salir y esperar a las afueras a ver qué pasaba.
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'La tierra empezó a rajarse, y venia caminando hacia las casas. De pronto las paredes empezaron a rajarse y la casa a traquear, mi esposa y yo salimos con el bebé y nos paramos aquí porque parecía que la casa se iba a caer', contó Bryan, mientras sostenía a su pequeño hijo de año y medio, y su esposa Amalí permitía que los reporteros ingresáramos a la casa donde habitaron, la cual está semidestruida en su interior.
La casa donde vivía esta pareja está ubicada en el sector de la calle 79B con carrera 26C6, nomenclatura del barrio El Silencio, y adentro se puede percibir el ruido de las paredes y el techo por causa del movimiento de la tierra, que parece no detenerse.
En la parte trasera de la casa hay una serie de pequeños apartamentos en las que, según Bryan y su esposa, residían unas cinco familias más, que también fueron evacuadas de manera preventiva.
Entre tanto Carolina, quien vive con su hija a unos metros de la casa de Bryan, dijo que pudieron darse cuenta de lo que ocurría y salieron de la casa a buscar refugio donde un familiar, en el barrio Los Andes.
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El inmueble está completamente rajado y el techo casi al aire, pues las vigas que lo sostienen colapsaron con el deslizamiento. En su casa también se siente el ruido de produce la estructura mientras la tierra está en movimiento.
Así como Bryan y Carolina, decenas de familias residentes en zonas de la ladera viven con preocupación por no saber qué va a pasar con ellos, mientras la Administración Distrital, avanza en el censo y la atención inicial a las mismas.
'Nosotros les estamos brindando el acompañamiento primario, pero realmente es a la Nación a la que le compete la atención definitiva, ello en el marco de la declaratoria de estado de emergencia por parte del Gobierno. En los próximos días los jefes de núcleos familiares podrán recibir su auxilio que les permita sobrellevar esta situación', puntualizó Saucedo.
Sobre el tema de las personas que perdieron sus viviendas, el funcionario hizo énfasis en que la solución a los arrendatarios es diferente a la de los propietarios pues sus condiciones no son las mismas. Sin embargo ese es justamente uno de los temas que debe definir el Gobierno que, según sus palabras, hasta la fecha no le ha manifestado cómo se coordinará la asistencia a todos los afectados.
