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Santo Domingo de Guzmán semanalmente le hace honor a ese día que compone su nombre. Un ambiente festivo, en el que el canto de un gallo en la gallera avisa el inicio de un día pasado por música de picós, bailes de los habitantes en las terrazas de sus casas, juegos de fútbol y dominó, pero todos advertidos por la 'inseguridad' que se registra en el sector.

Sin embargo, el aviso del gallo a las 8:00 a.m., cuando abrieron las puertas de la gallera, no fue el mismo que en la mañana del sábado anterior, pues el animal competitivo tuvo una contienda unas horas previas de la que salió bien librado, pero agotado, hasta la madrugada dominguera.

Por esta razón, no hubo pelea programada para ayer y, aunque el epicentro de la disputa entre animales lució desolado, el sonido ensordecedor permaneció en el lugar, como si los aficionados a los gallos aun estuviesen alentando a su favorito.

Pero los altos niveles de decibeles esta vez no fueron producto de una contienda, sino del picó ‘Breiner’, que amenizó el encuentro amistoso de compadres, vecinos y amigos que se asentaron al frente de la gallera, debajo de un palo de mango, 'para pasar el guayabo', como dijo uno de los que protagonizaron la escena.

'Es una de las costumbres de la gente de Santo Domingo de Guzmán llegar acá los fines de semana para apostar por su gallo favorito y salir con ganancias. Otros simplemente vienen a refrescarse con una que otra cervecita', manifestó Luis Eduardo Bravo, administrador del establecimiento comercial, quien lució contento con cada pedido que los clientes le hicieron.

De acuerdo con el comerciante, los aficionados a los gallos no solo ven esta actividad como un atractivo recreacional, sino también como una oportunidad para obtener ingresos adicionales, ya que las ganancias por las apuestas van desde los $800.000 hasta más de $1 millón.

'Pero todo se lleva a cabo en un ambiente sano. El ganador de la pelea de gallos es prudente y el perdedor se va sin salirse de casillas', agregó Bravo.

Nombres de las calles

Este panorama festivo fue general este domingo en las calles del barrio, que tienen como curiosidad los rótulos con los que han sido nombradas por los 18.683 habitantes que, tradicionalmente, referencian las vías de esta manera, en vez de hacerlo por nomenclaturas.

Como por ejemplo, la calle 68, conocida como la ‘calle mojada’ por la constante humedad que corre por el pavimento, o la diagonal 88, mejor conocida como la ‘calle del lápiz’ por su forma que empieza siendo angosta y termina siendo ancha.

'Es que históricamente en este barrio no se habían trazado de manera formal las direcciones. En su ausencia, los primeros pobladores las referenciaban por alguna curiosidad, característica de una calle o por los nombres de las tiendas cercanas', sostuvo Alberto Ferreira.

El hombre de 60 años, quien se dedica a la conducción, recordó que esta urbanización empezó como una invasión a los terrenos de la finca San Ignacio, lo que ahora es una zona residencial en la diagonal 88 con la carrera 2E.

Ahora, son 210 manzanas y 3.371 viviendas que conforman a Santo Domingo de Guzmán, ubicado en la localidad Metropolitana, según la Oficina de Participación Ciudadana.

Otra de esas calles referentes del barrio es ‘La Redonda’, que ayer, como todos los domingos, se mostró dinámica y alegre, debido a la afluencia de personas que transitan por ese sector de la carrera 2 con calle 90 para comprar ropa, calzado, alimentos y hasta para jugar billar.

Según Carlos Sampayo, morador del sector, se nombró así porque era la esquina donde un carrotanque asistía de agua a los pobladores que no contaban con acueducto en ese entonces y los habitantes 'hacían una ronda' desde las primeras horas del día para que todos pudieran obtener el preciado líquido.

En la actualidad, es una redonda de establecimientos comerciales, cuyos locales, como tiendas, droguerías y almacenes de ropa tienen de razón social ‘La Redonda’.

Pero si hay una esquina que resume la cotidianidad de un domingo en Santo Domingo de Guzmán esa es la carrera 2C con calle 80, donde la música, el deporte, la partida de dominó entre vecinos y el sancocho se reúnen en un solo punto a las 12:30 p.m.

Todo esto acontece alrededor de la cancha de arena de fútbol que lleva el mismo nombre del barrio, y en la que otro picó, ‘El Fredy’, llena de alegría el entorno y pone a bailar a los espectadores del juego.

'Desde el sábado hasta el domingo son días de fiesta, y los aprovechamos de esta manera para que haya más unión entre los vecinos', dijo Ángel Granados mientras ponía el doble seis sobre la mesa para iniciar el partido de dominó.

Inseguridad preocupa

Sin embargo, además de lo contentos que se ven los moradores de este sector por el ambiente festivo, también se mostraron precavidos. Los sonidos de motocicletas merodeando por ahí y los carros con vidrios polarizados fueron seguidos de reojo y los desconocidos que fueron a pie fueron vistos con desconfianza.

'Hay mucha atracadera y mucho delincuente, pero después que uno no se meta con ellos, ellos no se meten con uno', aseguró Carlos Restrepo.

Mientras que Lourdes Duncan pidió por la canalización del arroyo que cruza el barrio y la construcción de un parque. 'Los niños no tienen donde recrearse', sostuvo.

Sin embargo, se declaran alegres y, al caer la tarde, siempre esperan siete días más para que cante el gallo que anuncie otro domingo en Santo Domingo de Guzmán.