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Margarita Jesusita Inmaculada Gutiérrez Fontalvo no sale del asombro. Insiste en que su padre llegó vivo a Ponedera, aunque horas antes un grupo de médicos de una clínica en Barranquilla había dictaminado su muerte.

La hija de Candelario Gutiérrez Hernández, un hombre de 80 años, oriundo del barrio Los Robles de ese municipio del sur del Atlántico, cuenta a EL HERALDO que su papá llevaba varios días internados en una clínica de Barranquilla producto de unas afectaciones en sus pulmones, pero la mañana de este martes, específicamente a las 7 de la mañana, los médicos le indicaron que había fallecido.

Tras la noticia, relata, comenzaron a realizar los trámites para llevar el cuerpo 'al pueblo'. 'Nos dijeron que la causa de su muerte había sido natural, nos entregaron el acta de defunción y su cuerpo dentro de una bolsa negra y nos fuimos', dice.

Al llegar a su casa, en Ponedera, al filo de las tres de la tarde y tras pasar 'por un fuerte aguacero' la familia decide llamar a las personas que iban a preparar el cuerpo.

'Los señores llegaron y nos dijeron que estaba vivo. De inmediato llamamos a la ambulancia y los médicos también dijeron que estaba con vida. Varios médicos lo revisaron y dijeron eso: que estaba con vida. Nosotros entramos y vemos que él tenía los ojos abiertos y después nos apretó las manos, él estaba calientico', narra Gutiérrez Fontalvo.

La familia asegura que después de llegar a Ponedera demoró varias horas con vida. 'Incluso nos sonrió y tenía los ojos llorosos. Lo que queremos destacar es que mi papá llegó a Ponedera vivo y en Barranquilla nos dijeron que había muerto', dice la pariente.

Gutiérrez Hernández asegura que su padre finalmente falleció a las 6:30 de la tarde, a la espera de que los médicos llevarán a su casa una 'bomba de oxígeno'.

Este medio contactó a la Secretaría de Salud para intentar establecer quienes fueron los médicos que atendieron a Gutiérrez Hernández en Ponedera; sin embargo, manifestó que 'aún no tenían conocimiento del caso'.